marzo 14, 2012

'REY SÓLO HAY UNO': KING RAP


Miguel García
Zócalo | Saltillo

Foto: Gabriela Balleza-Cortesía

“Como hay un Baby Rap y un Príncipe (en Monclova), pues yo soy el King. Rey sólo hay uno y es de Saltillo”, aclaró el luchador rudo que cuida cada detalle para dar identidad sólida a su personaje arriba del ring con carisma y ruindad. Si lo cortés no quita lo valiente, la alegría del baile tampoco lo rufián.

Aunque todo comenzó como un juego para hacer deporte, hoy vive la lucha libre más allá del límite, en estilos que van del esteta hasta el rudo extremo, terminando tinto en sangre y con el grito en el cielo al hacer uso del carrito del súper como arma letal.

Al ritmo del ‘hip-hop’, en la esquina de las maldades carga baterías y explota en cada asalto todo el ‘flow’ de marrullerías. Con dos cabelleras en sus cuatro años de carrera, busca tocar la gloria ahora en la Arena Pavillón del Norte y situarse en la lista de los mejores gladiadores locales.

Fanático del sonido y las rimas relacionadas con dicha música, vio la forma de proyectar en su segunda identidad el gusto por ella. Pero la vestimenta no es el factor de su éxito. Su estilo de lucha y simpatía sobre el ensogado le brindan el cariño de la afición y sólo espera la oportunidad en su nueva casa para causar estragos entre las facciones técnicas a otro nivel.

Después de castigar duro y hacer chillar al ídolo del bando limpio, unos pegajosos pasos de baile son la marca de su fanfarronería para tomar la victoria en sus manos. Pedante no sólo con los pies, amenazó pícaro: “Todos los rivales son duros, pero siempre ganamos los rudos”.

“El rap a mí me gusta desde los nueve años. Mi hermano mayor era fanático de una disco parecida al Kumbala en los 90’s”, recordó. “Él pertenecía a un grupo, Los Ángeles del Rap, bailaba, me gustaba cuando ensayaban y le copié muchos pasos”.

ARROPADO POR
PUROS TRUHANES
Por su sangre no corre la genética del gladiador como en otros compañeros; él se ha hecho solo a base de dolor y esfuerzo, no goza del respaldo de un padre o abuelo luchador, pero gracias a su coraje y devoción por el deporte del costalazo consiguió el respeto de sus compañeros desde su debut en la Arena Popeye.

A final de cuentas, King Rap es de sangre azul por antonomasia, pero por casualidad el rufián intendente de una escuela se casó con Elisa Fabiola, hermana del Guerrero Negro Jr., Guerrero Negro II e Hijo del Guerrero Negro.

La dinastía rufián dota de abolengo a sus miembros, pero no arropa a cualquier luchador bajo el prestigio del clan. Sin embargo, el Rey le ha sacado brillo a su corona ganando el derecho de piso en las luchas tercera, especial o semifinal, en espera de hacer sociedad vil con sus hermanos políticos. “A final de cuentas, terminé con familia dentro de la lucha”, dijo.

HORA DEL SHOW
Después de entrenar por siete meses bajo la guía de Spartan Boy, Negro Rivera, Mulato de Oro y Comando Negro, King Rap debía saltar al ring por primera vez en la Arena Popeye en marzo de 2008.
“Estaban preparados todos para salir a luchar y entre ellos iba yo. Todos escogieron un nombre. Mis cuñados debutaron antes que yo”, relató.

Sin saber cómo bautizar su primer y único personaje, el insomnio lo puso contra las cuerdas hasta que Morfeo le echó la mano. “Estuve varios días como zombi viendo qué iba a usar”, añadió. El perfil de su armadura vino pronto. “Todo fue natural, mi nombre, el diseño y el traje. Yo mismo lo hice. Da risa porque soñé el traje, lo dibujé en la madrugada y lo mandé a hacer”, confesó.

“Muchos traen la descendencia de luchador, pero yo inventé mi nombre por lo que me gusta. Mi hobby es el rap”, reconoció orgulloso.

LLEGÓ EL REY
A SU ‘BEL AIR’
Aunque le gusta tener actividad en el ensogado, ahora tampoco quiere repetir los errores del pasado cuando lo “chamaquearon”. Hoy desea alcanzar las estrellas en el Coso de la Bellavista.

“La gente llegaba y se iba (en Arena Popeye), muchos nos quedamos y se aprovecharon a explotarnos con lo poquito que sabíamos”, informó. “Tenían un programa de luchas para cada fin de semana, de jueves a domingo, con un programa del Inedec que hacían en las colonias”.

“Nos sentíamos soñados, pero me doy cuenta al año (de que eran explotados) porque conoces muchas cosas que pasan dentro y decides establecerte en una arena estable con reglas y que sean estrictos”, manifestó.

Tras su salida, estuvo por un año en la Arena Obreros del Progreso y salió de ahí por situaciones típicas del ambiente. “Inconformidades, chismes. Todo se conjuga, hay mucha grilla y los compañeros y promotores se basan en algo que no es verdad”, dijo.

Durante su nueva etapa como gladiador de la APN, el malandrín saltillense quiere bailar a su ritmo a los enemigos con la ilusión, sin desesperarse, de subir pronto a la contienda mayor del cartel cada domingo.
“Todo se va dando poco a poco. Me han dado oportunidades. Entrando el año, luché en la semifinal”, admitió. “Pero todo es con calma y con las reglas que tienen las empresas”.

“Son igual de serias las arenas Obreros y Pavillón porque tienen la disciplina y no te suben al viento como al principio a mí me sucedió. Ahí tienes que trepar muros y montañas para que te des tu lugar, que gustes a la gente, el promotor y tu instructor”, finalizó, con atención a los jóvenes que aspiran a figurar entre los cuatro ángulos.

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