Foto: Miguel
García-Gerardo Ávila-Armando Aguirre
“Tengo seis
máscaras muy valiosas que cada seis meses las baño. Las lavo y me pongo a
platicar con ellas. Son unos trofeos maravillosos”, confesó Atlantis la manera
de celebrar sus hazañas, inmortalizadas en el libro sagrado.
“Soy el luchador
que tiene más logros, más máscaras importantes (ganadas) en la Arena México.
Más que el Hijo del Santo y Blue Demon Jr.”, afirmó. “He hecho mi propia
leyenda en la lucha libre gracias a una campaña blanca y al mejor público de
las arenas, que son todos los niños”.
Talismán, Hombre
Bala, hermano del Pirata Morgan; Tierra, viento y fuego, Kung Fu Sr., Mano
negra y el Villano III fueron las identidades que acabaron en manos del “Rey de
los mares” durante sus 28 años de trayectoria. Y todavía faltan. Una de ellas
podría ser, según rumores, la del Último Guerrero.
“Desde la primera
máscara que le gané al Talismán en el ‘86 hasta la última, la del Villano III
en el 2000, fueron máscaras muy codiciadas en su momento de súper estrellas”, subrayó.
“Si tienes esa
presea tan codiciada por muchos luchadores —tenerla en mis manos porque me
costó sudor, lágrimas y mucho esfuerzo—, me siento muy satisfecho”, manifestó.
LA MÁSCARA
Sin embargo,
resaltó que, pese a la confianza en sus habilidades y fortalezas, siempre subió
al ring con el temor del fin de Atlantis y su incógnita. “Desde mi primera
apuesta, pensé que iba a perder la máscara”.
Es tal su cariño
por su identidad que presume de algo
más: “Tengo la primera máscara que mandé hacer y ningún luchador de México
tiene su primera máscara. Yo la tengo ahí. Tiene unas 10 o 15 luchas. Ahora
está toda amarilla, pero era blanca”.
Hoy el lugar que
muchas veces ocuparon sus rivales, Atlantis lo tiene asignado. El ídolo de los
niños es él; la “tapa” más cotizada es la suya. Pero, según reiteró el profeta
que volvió al bando técnico tras 6 años de ausencia, “todavía no nace quién me
la gane. Yo me quiero retirar con esta máscara, donde está escrito el nombre de
Atlantis en letras de oro”.
A sabiendas de su
popularidad y las comparaciones entre leyendas del ring, Atlantis aseguró: “Llegar
a la talla del Santo o Huracán Ramírez, es un privilegio de Dios y este deporte”.
QUE ATLANTIS
“Era deportista
desde la edad de los 5 años. Siempre he sido luchador y siempre me ha gustado
el deporte de alto rendimiento”, recordó. “Estuve en natación, luego en el
pentatlón y a los 14 años entré a la escuela de la lucha libre. Estuve
aprendiendo 6 años”.
“La lucha libre es
una carrera”, sentenció. “Nunca dejas de aprender. Yo estudié cuatro luchas: la
olímpica, grecorromana, intercolegial y la lucha libre”.
Aunque sus papás
lo mantenían para estar en la escuela del “Diablo” Velasco, no quiso dejar todo
el gasto a su familia. Por ello realizó trabajos que pagaban algunas cosas cuando
se mudó a vivir al gimnasio de la Arena Coliseo, en Guadalajara.
Un 11 de julio de
1983 en la Pista Revolución debutó Atlantis sin hacer otra cosa. “Desde que
debuté siempre me he dedicado a la lucha libre”, dijo. Después de sus éxitos y
de abanderar a los técnicos por 22 años, se cambió al bando rudo y creó los
Guerreros de la Atlántida junto al Último Guerrero. Hace poco retornó a la
esquina de los limpios y de su antiguo aliado hizo ahora su acérrimo rival.
‘REY DE LOS MARES’
¿Cuál es la clave para ser un emblema de la
empresa?
Disciplina,
constancia, respeto y el trabajo. Es fácil llegar, pero mantenerse es muy duro.
Estar tantos años a cierto nivel en la lucha libre, no cualquiera. Somos pocos.
Hay muchas estrellas que llegan dos o tres años y desaparecen.
¿Cómo vivió el momento de quitarle la máscara
al Villano III?
Es la cosa más
satisfactoria. Son obstáculos que piensas no pasarlos porque son rocas muy
difíciles de brincar. Fue una lucha inolvidable para mí y memorable para mucha
gente aficionada. Esa lucha fue para mí la más dura y la que más se me ha
quedado en la mente y en el corazón.
Cuando firmé el
contrato no podía dormir ni comer. Andaba inquieto, dormía dos horas, me
levantaba y se me iba el sueño. Faltaban tres días y era peor, (andaba) más
acelerado, como cuando tienes la primera novia con esas cosquillas en el
estómago.
Subí muy nervioso
a esa lucha y terminé súper relajado, hasta lloré cuando acabó por tanta
presión acumulada un mes.
¿Ambos estaban conscientes de lo que podían
llegar a hacer con esa lucha, el prime pago por evento en México?
Claro, no era a
tres caídas. Era a una sola. Era ganar o ganar. En ese momento pensaba que
sabía luchar como un gran gladiador para defender mi mayor presea, querida por
mí y todos los niños: mi máscara.
¿Qué es la lucha libre para Atlantis?
Es un deporte de
México, es una artesanía. La lucha olímpica es una maravilla, no lleva golpes
al igual que la grecorromana. Intercolegial sí es peligroso, es un doctorado
para que te conozcan en el mundo entero. Ya en la lucha libre se juntan las
tres luchas con topes y patadas voladoras.
¿Cómo crear el castigo de “La Atlántida” y
que se quede en el gusto de la gente?
Vete al ring a
entrenar. Yo sigo entrenando lucha libre y aprendiendo. Ahí salen ideas y mil
llaves. Esa llave yo la aprendí en el gimnasio, yo la inventé. Desde el momento
que la apliqué la primera vez, sentí que para la gente la llave era de su
agrado. Me dio un estilo. La gente sabe que con esa llave Atlantis tiene el
triunfo. Nadie se va a escapar.
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