julio 10, 2011

ZORRO PLATEADO: UN JUSTO DEFENSOR

Miguel García
Zócalo | Saltillo

Foto: Miguel García-Cortesía

En su atuendo elegante, de corbata y con el legado del padre cubriendo su rostro, el Zorro Plateado se presentó con la formalidad propia del “Émulo del Santo”.

Sin embargo, esa imagen pulcra en vestimenta y conducta, no se remite nada más al exterior. Las virtudes por las que lucha en el ring, también lo guían en su profesión de licenciado en Derecho.

Con 10 años en los juzgados y arriba del cuadrilátero, él ha sabido impartir justicia. La imagen del héroe, similar a la del mítico "Enmascarado de Plata", promueve los valores de antaño que se concebían en el seno familiar. Ahora defiende lo justo de tú a tú ante rufianes del enlonado o abogados corruptos.

Durante la infancia, en su mente posó siempre el ídolo plateado de Saltillo. “Mi papá se dedicó a la contabilidad, pero yo desde muy pequeño tuve el gusto por los temas de la justicia, del Derecho”, comentó. “Yo entré (a la lucha) porque siempre vi la carrera de mi padre y me gustó seguir el camino que él comenzó”.

Así, con el ejemplo del esteta limpio y respetuoso, creció el niño que más tarde heredaría la capa y equipo para impartir justicia a los buenos y que, fuera del vestidor, daría a un profesional de las leyes los valores para resolver los casos en el Poder Judicial del Estado sin caer en las malas artes de los litigantes “rudos” y alejados de la ley.

El gladiador y el abogado iniciaron a la par su carrera hace 10 años, aprendiendo en ambos terrenos que la rectitud no está peleada con el éxito. El Zorro combate en las audiencias conforme a derecho los asuntos familiares, civiles y laborales para solventar su reciente matrimonio.

Sin embargo, también batalla sobre el cuadrilátero para conservar viva la tradición de un deporte sano y digno.


















UN ‘ZORRO’ LIMPIO
A él no le gusta jugar chueco. Es técnico en el ring y los juzgados. Su trabajo lo empieza preparándose, leyendo cambios y anticipando situaciones. “Antes estudias el caso y orientas a tu cliente; le dices los límites de lo que se puede y no se puede hacer”, comentó.

¿Qué te inspiró a ser recto en la vida diaria y en el cuadrilátero?
La carrera de mi papá. Mi papá dejó una imagen de un hombre decente y limpio. Cada que subo al ring interpreto al personaje del Zorro Plateado, interpreto una forma de luchar, una forma de pararse y vestirse que él creó. Yo tengo que ser fiel a ese personaje que represento. Es lo que mi inspira, mi papá.
Otra es que el público se ha hecho a la idea que ir a ver al Zorro Plateado o Zorro Plateado Jr. es ir a ver una lucha de calidad. Tengan la confianza que no vamos a bajarnos la truza ni decir un insulto a la gente.
No obstante, cuando la porra ruda lo ataca sin descanso durante las funciones, se ha visto orillado a encararlos, quizás olvidando su código. “Aunque sea un técnico y aunque sea un hombre de razones, también soy un hombre fuerte y de dignidad que en cualquier terreno me sé defender”, anticipó.

¿Tú entraste a la lucha, como muchos otros, para mostrarte diferente?
No. Me gusta que no vean una discrepancia entre quien soy como persona y como luchador. Me gusta que sepan que soy la misma persona con máscara o sin ella y que pueden confiar en mí.
Mi personalidad arriba como abajo del ring es la misma. Lucho por los valores, por la decencia, la dignidad. Me gusta enaltecer mi deporte, que la gente vea que soy un hombre preparado en lo que hago.
Tal vez no soy el mejor, hay muchos compañeros que son infinitamente superiores a mí, pero yo lo hago con mucha preparación y amor tanto en mi carrera profesional como deportista.

¿Estás consciente que esos valores que practicas en la abogacía también forman parte de la figura que representas en el ring?
En este caso está íntimamente ligada con la herencia que nos deja mi padre arriba del ring, que es precisamente la del técnico. El que lucha con armas limpias, con su destreza, como a fin de cuentas lo tiene que hacer un abogado. No tienes por qué recurrir a malas artes cuando con las buenas, las que tienes por la ley, puedes encontrar el triunfo y una solución práctica a cualquier problema.



















¿Cómo te sientes por fomentar estos valores en el ring?
Los valores los trae uno desde antes, desde su casa, y yo crecí en un entorno donde mi padre y madre siempre nos enseñaron la rectitud, que el camino más corto no siempre es el mejor, sino el camino duro, difícil, de la preparación y el sacrificio. Ese te va a llevar a mejor fin.
Tanto en derecho como en la lucha libre he aprendido que el camino es el del aprendizaje, entrenar, trabajar constantemente; así los compagino. Y me da mucho gusto que tanto compañeros luchadores sepan que soy abogado como los abogados, si alguno se entera, sepan que soy el Zorro Plateado.

¿Qué otras similitudes puedes encontrar en la lucha libre con tu otra profesión?
El bien y el mal que siempre están en combate. En el derecho siempre hay un coyote, abogadete que quiere saltarse las reglas, quiere pagar, corromper y acomodar las leyes a como les da su gana. En este caso serían los rudos, es su papel en la lucha libre: ir por el triunfo a costa de lo que sea, a sillazos, botellazos o de sangre. Como sea pero ellos quieren ganar. Hay muchos abogados que así son.

En la lucha libre, si el rudo tunde al técnico a sillazos, es la costumbre que el técnico baje a su nivel para hacerlo escarmentar y lo golpee igual…
El derecho te da muchas pautas para aplicárselas al “rudo”. Hay una “contra llave” para abogados corruptos y de forma legal. Sólo hay que estudiar mucho para saber que están haciendo algo truculento, tú la puedes combatir por la vía del derecho. Hay que estar todos los días metido y leyendo para saber que si algo hace mal, tú lo puedes combatir y obtener algo bueno.

Has tenido percances con las porras rudas. La última vez subiste con ellos para encararlos en al Arena Pavillón del Norte, ¿por qué?
El público tiene que entender que la lucha libre es un deporte rudo y el ánimo está subido de tono siempre. Yo rechazo profundamente las porras que únicamente se dedican a ensuciar el deporte. Estoy de acuerdo que apoyen a sus favoritos, sean técnicos o rudos, pero he sentido que los insultos son personales. Ha habido casos con mi familia que está presente, la porra sabe quiénes son y directamente los han insultado.
Otra situación que se ha presentado con ellos es que son exageradamente soeces. En la lucha libre, siempre ha habido maldiciones, mentadas de madre, pero ha sido el espontáneo para la anécdota. Pero ellos se dedican a atacar. Yo subo al ring y ni aún ataco a su luchador preferido cuando ya están gritando cualquier cantidad de insultos. Eso me parece ensucia la lucha libre.

¿Qué causa más trabajo: resolver una rivalidad en la lucha o en el juzgado?
La abogacía es muy difícil porque hay muchos abogados que se apasionan en la defensa de un cliente y se lo toman personal. Traes un asunto y te toca enfrentarte a ellos en un juicio o una audiencia, de repente en la calle no te saludan, se voltean o te insultan.
En el ring luchamos, terminamos y adentro del vestidor nos damos la mano. En los juzgados es diferente porque a veces hay mucho dinero de por medio y eso genera malestar.

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