septiembre 29, 2012

EL SABOR DE LA LUCHA: UNA HISTORIA DE 'LA JEFA'


Texto y fotos: Miguel García-Cortesía

Cuando se va a probar el famoso caldo de res en el restaurante de doña Juanita, es habitual desviar la mirada al rostro del “Amo de los Ocho Ángulos”, Octagón; a su vez, para alcanzar la sal, la vista se topa frecuentemente con la capucha del “Duendecillo Azul”,  Lizmark.

Desde un equipo entero de Abismo Negro, pasando por los tirantes del referí homónimo surgido en Triple A, hasta un calzón color plata de Cibernético, estos artilugios y más son objetos de colección para la propietaria de la Taquería “La Lucha” y su familia. También, sin apostar nunca la incógnita, sus vitrinas lucen repletas de valiosos trofeos de tela e historia.

Por su devoción a la fe católica, el comedor de Juana Castillo sirve de santuario para diferentes ídolos. Su local tiene por protector a una figura pequeña de San Judas Tadeo, quien vigila la buena digestión de los comensales, mientras que, como rudo que es, El Perro Aguayo espera su momento desde el poster de la revista especializada “Colossos” para saltar a traición sobre el beato aquel y rematarlo con su temible lanza.

Incluso algunos luchadores también están a la carta, pues los nombres de los platillos fueron inspirados en ellos. Los muros plagados de imágenes atraen el interés de los curiosos porque en las fotografías fueron retratadas “La Jefa”, apodada así por sus amigos del ring, y leyendas del pancracio nacional.

Durante 20 años, el establecimiento que ofrece refugio a los gladiadores y su buen sazón a Saltillo con una carta basada en burritos, chiles rellenos, hamburguesas y otros platillos, se ubica en la calle Pedro Ampudia de la colonia Guayulera para servir a los fans del catch y del buen sabor.






COCINA MEXICANA, DEL CHILE A OCTAGÓN
Fiel aficionada a la lucha libre mexicana, Castillo López proporcionó a su negocio de comida corrida un giro en el estilo de su presentación, lo hizo templo de su deporte preferido y ahí atesora objetos de culto en su mayoría autografiados como máscaras, equipos, monos de plástico, ilustraciones y otras curiosidades a disposición del cliente.

“A mí siempre me gustó todo de la lucha siempre. Desde que estaba soltera, cuando yo trabajaba en Monterrey en un taller de costura, llegaba del trabajo y mi mamá ya me tenía la ropa preparada para irme a la arena junto a una amiga porque mi mamá era muy celosa”, relató. “El carro nos cobraba cinco pesos para dejarme en la Coliseo”.

Cada registro del luchador sugiere una recompensa. La mayoría siempre vuelve. La firma y visita del Perro Aguayo es su mayor galardón, pues el “Can de Nochistlán” celebró su despedida de Saltillo en la gira del retiro. Ángel Azteca padre celebró aquí su cumpleaños. Octagón fue el más gritón de todos, pues en las madrugadas le pedía quedarse tras sus presentaciones en Torreón o Monterrey. La rúbrica del Hijo del Santo es otro registro muy valorado.

“Cuando Heavey Metal andaba con la caravana se metía a servir la comida porque le gustaba ayudar aunque ya era luchador”,  añadió entre los recuerdos de Pirata Morgan, Negro Navarro, Aluche y otros.
Si busca hacer hambre, el cliente puede demorarse varios minutos en probar bocado al indagar sobre los luchadores, a través de cientos de gráficas tomadas por un estilista a quien rentaba parte de su cocina. El aficionado podría pasar una eternidad relacionando fechas, parentescos y dobles o hasta triples identidades.

“Cuando andan por acá de gira, aquí siempre están. Y si vienen en la madrugada, llegan con el camión lleno hasta con sus periodistas”, señaló doña Juanita.

Mientras ella se acostaba en una alfombra dentro del cuarto del Niño Dios, reservado para él en un altar o nacimiento que podría competir con cualquiera hecho en Navidad, dejaba dormir a los luchadores en otras habitaciones como la suya y la de su hija.

¿Cuál era el motivo de tanta confianza? “Me gustaba que vinieran, convivieran y mis hijos los conocieran, que supieran quiénes eran no sólo por mí. Las fotos son todas tomadas aquí”, dijo.

Perro Aguayo se despide del ring en
la Taquería "La Lucha".
Respecto a los luchadores locales, prefiere reservarse el espacio en los muros para gente de otra envergadura. “A ti te conozco, aquí te veo”, comentó cuando ellos le pidieron el mismo trato y le ofrecieron sus fotos a cambio. Obviamente, los saltillenses sí pagan el servicio.

“Cuantas veces vengan aunque ya no anden luchando, los voy a recibir aquí”, advirtió a su progenie. “Aunque no les guste, hijitos, si no quieren estar aquí, pélense porque aquí es mi casa y recibo a quien quiera”, manifestó ante algún repudio.

RODEADA POR
EL PANCRACIO
Su pasión por el deporte del costalazo lo heredó a sus hijos tras hacerlos convivir con los gladiadores más famosos de México, aunque ella tampoco se privó cuando joven.

“Al Santo tuve el gusto de conocerlo sin máscara y que me saludara. Ellos salían a comer en un negocio afuera de la Arena (Coliseo), era muy chiquito pero bonito. Ahí iban ellos a cenar y los seguíamos nosotros para verlos y tomarnos fotos”, afirmó.

Pequeñas cabezas enmascaradas, colocadas una sobre otra en vitrinas de plástico, adornan las ventanas; “La Jefa” también mandó enmarcar o encerrar máscaras apreciadas como la del Felino, Huracán Ramírez Jr., Ángel Azteca, Psicosis, Súper Muñeco, El Tortuguillo, entre otras.

Cuando se casó con un ferrocarrilero tuvo que mudarse a Saltillo, luego se separó por la falta de dinero y adicción de su exmarido al alcohol. “A él no le gustaba la lucha, decía que sólo lo iban a ver viejas locas. Pues yo estaré loca pero voy a verlos. ‘¿Pero qué vas a hacer?’ Pues ni modo que me los vaya a comer, no me los voy a traer”, recordó.

Sin embargo, su matrimonio se disolvió y se aventuró a poner con mucho éxito un comedor para ferrocarrileros sobre la calle Aguascalientes, en la colonia República.

NO VE LUCHA,
PERO LA PIENSA
Ahora su hijo Luis Roberto Soria ocupa su sitio para atender el restaurante, pero aún le es difícil acudir con mayor frecuencia a las arenas, pues es la etapa de disfrutar a sus hijos y nietos. Sin embargo, los bellos recuerdos siguen vigentes en la memoria.

“Me gustaba mucho cómo se madreaban. Cuando venía El Santo con la Tonina (Jackson), pues anduvieron de pareja muchos años, yo no me la perdía. Iba y estaba ahí abajo. Una vez aventaron a la Tonina, me cayó a los pies. Me pidió disculpas, pero yo le dije: Qué disculpe ni qué nada, te vuelves a caer aquí conmigo”, precisó.

“Cuando iba a las luchas era en primera fila, me costaba pero quería estar cerca de los luchadores para saludarlos”, agregó. “Me gusta ver de todo en el ring, cosas sangrientas, los vuelos. Y si se están madreando también”.

Respecto al trato de sus constantes invitados de máscara y físico imponente, doña Juanita pronto resalta sus modales. “Son muy educados y respetuosos. Según ellos me quieren mucho, yo creo que sí porque aunque no tengan que venir por acá me llegan a saludar”, dijo.

Además, ella es feliz por el relajo que se arma en su patio con los niños de la colonia cuando saben que hay luchadores en el establecimiento. “Viene mucha gente para conocerlos, vienen muchos niños, les dejo dar vueltas. Los luchadores nunca se niegan. Los paso a comer, les pongo mesas y, si hay niños que quieran autógrafos, me dicen que los pase. Apenas regreso y el comedor está lleno de huercos”, concluyó.

NUMERALIA
20 años cumplió el pasado 4 de junio la Taquería “La Lucha”, ubicada en la calle Pedro Ampudia en la colonia Guayulera.

septiembre 19, 2012

DE ROBOT GIGANTE A PAYASO RUDO: 'BENNY CORDERO' Y SU MAZINGER Z


Texto y fotos: Miguel García-Cortesía

Procedente del barrio de Saltillo más tradicional para la lucha libre, Benito Cordero creció hipnotizado por el hechizo del pancracio y los equipos vistosos de sus protagonistas. Soñaba vivir la experiencia y entrenó para lograrlo en el Ojo de Agua, pero no sabía que, hasta los 32 años de edad, alcanzaría uno de sus máximos anhelos: ser un luchador reconocido.

“Fue un sueño hecho realidad. Desde niño me gustó mucho la lucha libre. Nunca pensé que me tocara una oportunidad así”, enfatizó agradecido por continuar en activo y sin pleitos con nadie en la Arena Pavillón del Norte o la Arena Obreros del Progreso.

“Este barrio es de las arenas de lucha libre, es un clásico. Existió el Deportivo Madero y el Deportivo Ojo de Agua. Aquí nací en este barrio y siempre tuve la ilusión de ser luchador. Mi meta era ser alguien a nivel nacional”, señaló.

EL BOOM DEL ROBOT
Siguiendo la pauta a nivel nacional, como la mancuerna de Valente Pérez y Tinieblas, “Beeny” fue guiado por los consejos del periodista Nicanor Aguirre y el promotor Marcos Zúñiga para encarnar a personajes de fantasía como Mazinger Z y El Guasón, cada uno con diferente éxito.

Cordero Gómez aceptó y fue una buena decisión en su carrera, porque así provocó la alegría del público infantil, gozó de mucha fama en la región y se dio el lujo de vivir de ello junto a su familia cuando la televisión aún no transmitía las funciones de lucha libre.

A 36 años de su debut como Águila Salvaje, “Benny” Cordero está complacido de continuar viviendo en el Ojo de Agua y haber tocado la cúspide del luchador profesional en el norte del país como el robot gigante tripulado en el manga y anime homónimos: Mazinger Z.

Cuando tenía 32 años, don Benito abordó el mítico héroe de las caricaturas en México y lo condujo hacia el frenesí del éxito a partir de 1995. Nicanor Aguirre le dio la idea, Pájaro Azteca I confeccionó el equipo y él se encargó de inmortalizarlo en la memoria de la gente durante cinco años por sus presentaciones en casa y giras.

La respuesta del público fue imborrable para él. “Es darle una alegría a los niños por cumplirles su fantasía al estar con el personaje. Los ven en la tele y luego en carne y hueso. Tú te sientes grande”, explicó. “Es tremenda la admiración de los niños, aunque una vez no me dejaban salir de ‘La Maquinita’ para ir a luchar a Matamoros”.

VIVIR DE LO QUE
 MÁS TE GUSTA
Aunque la efervescencia de Mazinger ocurrió a nivel regional, tuvo que dejar su empleo para trabajar como luchador profesional debido a la demanda de promotores.

“Cuando tomó el personaje, dejó el trabajo. Mi especialidad es la instalación de puertas y ventanas de aluminio. Trabajaba en un taller”, relató. “Cuando empecé pedí permiso porque eran pocas fechas, dos o tres días. Pero por la novedad hubo varios promotores de diferentes ciudades, se completó la semana y pedí permiso indefinido”.

“Yo me codeé con las estrellas de ese momento como Los Arqueros, Rambo, Supremo, Guerrero Azteca, Los Payasos, Súper Muñeco y Súper Ratón”, manifestó. Incluso presumió compartir cartel en la lucha súper estelar al lado de rufianes históricos.

“He luchado contra grandes estrellas y de pareja junto a Ángel Blanco. Lo hice cuando andaba de Benny Cordero y fue contra Dorrel Dixon y Rayo de Jalisco”, dijo.

“La parte de codearte con grandes estrellas está saciada. Por eso voy a seguir luchando hasta que Dios me dé licencia. No hay algo que me haya quedado con las ganas de hacer en la lucha libre”, sentenció a vísperas de celebrar su aniversario por el debut.

Sin embargo, siempre quiso probar suerte en la Ciudad de México para alcanzar el estrellato. “Lo malo es que yo empecé grande, tenía una familia y no podía irme a la aventura. Yo tenía que alimentar a los niños”, reveló.

“A mí en el 85, Herodes me invitó a la Ciudad de México. Todavía no estaban La Parka, Volador ni Strada. Me ofrecía 50 pesos por lucha. ¿Pero el gasto de la semana y el gimnasio? No era por mí, pero ¿qué culpa tiene la familia?”, añadió.

Aún así, añora con buen sabor de boca sus años dorados en provincia. “Mi mejor época fue la de Mazinger Z porque viví de eso. Aunque también la de Benny Cordero”, se sinceró. “No me gusta ser presumido, pero me sentía muy bien porque Saltillo me conoció y me sigue reconociendo”.

HAY UNA SONRISA
PARA TODO
“Todavía había más entrada en las arenas, cualquiera se llenaba y más con esos personajes. Pero se televisó la lucha, la gente dejó de asistir y empezó a bajar la paga”, indicó.”Cuando a mí me contrataban y pagaban bien, pues de ahí comía. Con eso mantuve a la familia. Bajaron las entradas, bajaron las garantías y los viáticos ya no me los querían dar. Entonces me busqué otro trabajo, la lucha la dejo y la tomé como un hobby”.

No obstante, cuando terminó su etapa más bella entre las cuatro esquinas, apenas había vuelto a ser “Benny” Cordero arriba del encordado, se presentó el promotor Marcos Zúñiga para ofrecerle la identidad del Guasón, enemigo jurado de Batman. “Formamos la tercia aunque ya había una, pero fuimos una nueva época para Pingüino, Guasón y Acertijo”, confesó. Sus compadres Red Man y Guerrero 2000 fueron sus cómplices.

“Cuando podemos nos juntamos y nos vamos a las funciones de Día del Niño. Con esos también fuimos bien aceptados por la gente”, advirtió.

SIN UN ADIÓS FIJO
La lucha libre también le hizo beber tragos amargos, sobre todo cuando fue vetado por 3 años de las arenas a nivel local tras exigir mejores salarios, cuando encabezó inconformidades con poco resultado en el Sindicato Único de Luchadores y cuando no pudo ascender más allá hacia las grandes empresas.

“No estoy decepcionado de la lucha. Me ha permitido viajar y conocer, luego te pagan por lo que te gusta hacer. Me ha dado muchas cosas bonitas. Ni lesiones fuertes me dejó. Siento una alegría enorme luchando”, manifestó feliz.

Su cariño por el deporte del catorrazo y azotón es tan grande que todavía quiere seguir vigente arriba del ensogado. “Aún no pienso en retirarme. Todavía me siento con facultades para seguir luchando hasta que el cuerpo aguante”, insistió.

Como Águila Salvaje.
Respecto a la nueva generación de gladiadores, el veterano descalificó a los talentos juveniles: “No sé si sea cuestión de que los muchachos se hicieron luchadores nada más para andar presumiendo, no les gusta de corazón la lucha libre. Pero se ve mal que anden fuera del vestidor, hay mucha indisciplina”.

TABLA
Nombre de pila: Benito Cordero Gómez
Nombres de batalla: Águila Salvaje (1976), Mazinger Z (1995), Guasón y Benny Cordero.
Debut: 18 de septiembre 1976 en Otilio Zurdo Galván.
Maestros: Lobo Yaqui y Zorro Plateado.
Máscara ganada: Salvatore.

NUMERALIA
36 de trayectoria acumula Benny Cordero.
1979 perdió la máscara del Águila Salvaje contra Jessy Reyes.


septiembre 16, 2012

VILLANO MULTIFACÉTICO: RED MAN Y EL PINGÜINO


Texto y fotos: Miguel García-Cortesía

Tirarse desde la tercera cuerda o por encima de la línea de gol son dos actos similares que hacen del rufián Pingüino (1995), uno de los enmascarados más satisfechos de Saltillo con su carrera de 32 años arriba del ring y más aún sobre los campos de futbol profesional.

El profesor de educación física, ex guardameta de paga con Jabatos de Nuevo León y luchador saltillense conocido en sus inicios como Red Man (1980-1995), vivió un ciclo dorado en el pancracio local y protagoniza las carteleras hasta la fecha.

Como cualquier niño de la época, admiraba a los ídolos del cuadrilátero y comenzó a entrenar en el Deportivo Otilio “Zurdo” Galván para alcanzar a alguno como El Matemático y El Vagabundo.

“Pocas veces me gusta tomarme fotos”, señaló. “Pero de todos los personajes que conocí, sólo tengo con El Apache, Sangre Chicana y La Parka. Sigues teniendo esa ilusión cuando empezaste y eras niño”.

“También sueñas luchar con ellos. Cuando te pones metas, te va a costar llegar, pero eso te va a dar un conocimiento para cuando llegas con quien quieres trabajar. Otro de mis ídolos era Atlantis y logré luchar contra él”, afirmó.

“La lucha libre es mi pasión, la tengo considerada como una de las mejores actividades, porque me da la posibilidad de mantenerme vigente como profesor de Educación Física. Va a la par de mi función de docente”, destacó el profe “Berna”.

“Yo tengo que lidiar con grupos numerosos de 45 o 50 alumnos. Si no tuviera esa descarga de estrés, no sería capaz de aguantar a tanto chavo”, explicó. “La lucha libre siempre me ha dado ese descanso al trabajar viernes, sábado y domingo para regresar relajado, tranquilo y sin ganas de pelear”.

Pájaros Aztecas I y II.
"Berna" y Charly Leija 
DESPLUMA A
PÁJARO AZTECA I
Un momento cumbre para Red Man fue el triunfo sobre Pájaro Azteca I, a quien arrebató su máscara con récord de entrada en la Arena Obreros del Progreso y dejó al descubierto su rostro como el de Matías de la Rosa.

“No cabía nadie más en el patio, fue mucha la expectativa. Los dos merecíamos ganar, ninguno perder”, manifestó. “La lucha terminó como una rutina que hacía el Santo, me voy en un tope para adentro y lo termino con La de a Caballo”.

“La gente se levantó aplaudiendo y hasta dinero nos aventaron. Estábamos en nuestro apogeo. De hecho, él entrenaba con otro grupo de personas, pero éramos los que dábamos la cara por Saltillo”, agregó.

DE VUELOS A VUELOS
Sin embargo, también comparte su tiempo rodando el balón, ahora en la categoría de Veteranos y siempre como cancerbero. “Debido a los entrenamientos de la lucha, se me había dado ser portero por saber caer y rodar. Todo se iba compaginando”, dijo.

Los Jabatos de Nuevo León de la Liga Norte Sur fue su equipo profesional en la Tercera División; en Saltillo fue seleccionado por Coahuila y alcanzó a la selección nacional a los 19 años en 1979. Durante ese tiempo se concentró en la Ciudad de México. En casa, Saltillo FC fue su primer equipo en la Primera División Amateur (PDA).

“Una vez estábamos en Parras jugando la Final de Veteranos contra Monclova”, relató. “El entrenador me dice: ‘Berna, caliente porque va a entrar’. Estábamos uno a uno, paró Fernando todo el juego hasta en tiempos extra y, faltando cinco minutos, me metió. ‘Nos la vamos a jugar con usted en los penaltis’. Paré dos penales y ellos fallaron uno. De buenas que ganamos”.

“Fernando (otro portero) fue y le dijo: ‘Profe, por qué me cambió, yo también soy bueno para los penaltis’, y él le contestó: ‘¿Y tú te tiras de la tercera cuerda?’

POR LA DIGNIDAD
Pese al relajo y fiesta de cada función en la arena, un luchador debe acatar reglas y cubrir necesidades. “Una persona que se diga luchador debe tener disciplina tanto dentro como fuera de la arena. Debe tener mucho valor para aventarse de la tercera cuerda, sobre todo si tienes compañeros para cuidar”, resaltó el Pingüino.

“Ahora nos ha tocado ver muchachos muy indisciplinados, no entrenan, van a la arena a sentirse luchadores y denigran a un deporte-espectáculo que te da todo, muchas alegrías, muchas tristezas, una forma de vivir”, añadió.

Aunque la mayoría critica a la lucha como la farsa bruta, Bernardino Silva defiende al pancracio subrayando la teatralidad del deporte: “En el espectáculo debemos hacer que el público sienta coraje, alegría y tristeza. Nosotros somos artistas en el ring, porque estamos creando una obra y deben sentirla. Cuando no la sienten, no hacemos nuestro trabajo”, comentó.


Pero, desde su perspectiva como experto en materia de acondicionamiento físico, exhorta a los jóvenes a tomar en cuenta a la lucha libre como deporte. “Haces brincos, carrera, saltos, caídas, te levantas, haces piruetas y mortales. Ha sido lo mejor que me ha pasado”, precisó.

Aún así, no acepta entrenar a sus alumnos de la escuela. “Los canalizo porque me tocó una experiencia amarga de enseñarle a alguien. Hubo un conflicto y preferí decir no a mis alumnos. Cuando no sean mis estudiantes, los entreno, pero no me encargo de ellos”, dijo.

NACIMIENTO
COLORADO
El también luchador, Martín “Copetes” Palomo, tenía la costumbre de organizar una función para los niños el día de “Reyes Magos en el Otilio “Zurdo” Galván. “Yo elegí la rudeza por mi facilidad. Fue decisión mía. Cuando iba a debutar no había rudos, entonces debuté con Dinámico”, recordó

El personaje nació a raíz de una chaqueta de futbol americano y el equipo Pieles Rojas de Washington.
Durante 15 años encarnó a Redman con un chaquetín y pantalón colorados. Visitó Zacatecas, Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, San Luis Potosí y México. “Nos fuimos a la aventura, pero por el trabajo nada más duramos 15 días y para atrás. Es difícil llegar cuando no tienes a alguien allá que te pueda apoyar”, confió.

Este Pinguino sí volaba...
“En el mismo estado trabajamos en Torreón y Monclova, en las plazas de toros, ferias o donde fuera”. Más tarde, la máscara se la ganó Charly Leija en 1982.

Sus primeros maestros y compadres, fueron Bronco Rosales y Jessy Reyes. “Hago un trueque con ellos a los 20 años. Yo los entreno físicamente, les pongo rutinas de acondicionamiento físico, de resistencia, de fuerza y flexibilidad. Ellos me enseñaban las llaves”, indicó.

“Como en la Normal nos daban gimnasia, yo traía esas bases. Sabía rodar, hacer parados de manos y caídas dorsales, pero lo que ellos llaman registros o planchas no las sabía”, dijo.

Además, compartió aprendizaje bajo asesoría de guerreros tales a Lobo Yaqui, El Pantera, Pájaros Aztecas, Rayos Negros, entre otros. “Traía gran condición física por el futbol a nivel profesional y me sobraba cuerda para entrenar con todos”, advirtió.

También ganó un título, el campeonato  de peso welter de Coahuila. “Se lo gané al Indio de Monclova, luego lo expuse con Pájaro Azteca y en la tercera defensa lo perdí, lo recupero y luego lo pierdo con Alberto Mora”, relató. “Él es maestro de todos los que han salido como Jerry Strada, El Minero (L.A. Park) y El Volador. Fue un hueso duro de roer”.

RIVAL DE TODOS LOS BATMAN 
Después tuvo un receso de año y medio porque falleció su madre. “Entonces me retiro de la lucha libre, era algo que ella me pedía porque es de alto riesgo”, contó. “Me decía que podía quedar lesionado o paralítico. Pero luchaba a escondidas, sin que ella se diera cuenta según yo, pero siempre sabía que seguía con el personaje”.

Pero para 1995 el promotor Marcos Zúñiga le concede el personaje de El Pingüino. Para una función en Ciudad Acuña surgió el trío de villanos de Batman: Pingüino, Guasón y Acertijo. “Nos damos a la tarea de entrenar juntos, hacer una tercia bastante dinámica y nos abrió las puertas por la experiencia que traíamos para trabajar con los Batman de Torreón, Monterrey y Tamaulipas”, informó.

“Como el Pingüino obtuve la cabellera de Johnny “Perfumes” Sánchez, la máscara de Mickey Mouse (México) y la máscara de King Kong (Monterrey). A mí me tocó perder la cabellera cuando traía máscara y la perdí con el Guerrero 2000”, finalizó.

Siempre hubo una evolución en la factura del personaje.

TABLA
Nombre de pila: Bernardino Silva
Nombre de batalla: Red Man y El Pingüino.
Debut: 6 de enero de 1980 (Red Man) y 1995 (El Pingüino).
Maestros: Bronco Rosales y Jessy Reyes.
Trofeos: Campeonato Peso Welter de Coahuila, máscaras de Mickey Mouse (México) y King Kong (Monterrey).



EL DATO
» El luchador tiene que estar preparado para saber manejar todo, la lona, cuerdas, salidas, amarres, llaves de rendición.
» Aún así, aparte del conocimiento, debes tener carisma y la conexión con el público. Vi trabajar al Imperio Rojo y él no tenía que decir nada para que la gente le gritara. Era su mirada.
» Ayudó a unos alumnos de Ciencias de la Comunicación para hacer un cortometraje, está en You Tube y se llama Luchador.

septiembre 14, 2012

FUSIÓN MALDITA: ARGOS, DE VALOR Y PACIENCIA


Miguel García
Zócalo| Saltillo

Foto: Miguel García

“Inicié tarde en este deporte, pero nunca es tarde para empezar. Aquí está una prueba, estoy luchando y he cumplido varias metas que me he propuesto”, explicó el Príncipe de la Maldad, Argos. “La lucha libre es mi pasión; si fuera por mí, todos los días luchaba”, dijo quien comenzó en el deporte del costalazo a los 30 años de edad y es nueva figura de la Arena Obreros del Progreso.

En la mitología griega, Argos fue un gigante de mil ojos, fiel sirviente y guardián de la diosa Hera porque sólo algunos de sus ojos dormían. El enorme custodio mantuvo cautiva a la ninfa Ío, amante de Zeus, quien mandó a Hermes para matarlo y lo logró disfrazado de pastor contándole historias aburridas para dormirlo.
Hera conmemoró a su fiel guardián preservando los mil ojos de Argos en las colas de los pavos reales.

Con su máscara inspirada en el monstruo mitológico, el rudo gladiador acecha al bando técnico, vigilando cada movimiento para humillarlos y darles un buen susto sobre el cuadrilátero. Pero parece que su avatar maligno le reporta beneficios en su labor diaria y le hace estar alerta ante los deudores.

LE GUSTA LA MALA VIDA
Cobrador de una mueblería, el miembro de la Fusión Maldita trabaja en su motocicleta recogiendo abonos y varios saludos para su madrecita. Ironía o no, el rufián es repudiado por todos lados, pero eso lo motiva porque es malo hasta la pestaña y tiene mucha.

“A mí me nace ser rudo, técnico no es lo mío. La gente va a la arena a desquitarse, a soltar el estrés, a gritar y los rudos para eso estamos, para provocarlos y que exploten al máximo”, señaló el nuevo malvado del coso ubicado en el Centro Histórico.

“Cuando salgo con la máscara, tengo otra personalidad, diferente a la de diario. Me adapté a mi personaje. Ese nombre es mío y ahora yo soy de él. Ya nos hicimos uno”, resaltó.

“Hemos sido de la aceptación de la gente. Con el trabajo que hemos desempeñado a través de los años, les ha gustado”, dijo quien sostuvo duras rivalidades con rivales como Piloto 2000, Dragón Oriental, Dragón de Jade y Dragón Ninja en su antigua casa, la Arena Pavillón del Norte.

TRIUNFO EN CORTO
El debut de Argos ocurrió hace 5 años en la APN bajo la identidad en préstamo de Black Killer (Sombra Lagunera) un 1 de mayo de 2008. “La pensé mucho para empezar a entrenar porque en realidad sí se requieren pantalones para estar arriba de un ring”, manifestó. “El hecho de ir a entrenar al principio me daba miedo”.

Según recuerda, su debut fue especial. “Ese día la arena estaba llena, (la función) era a beneficio y había entrado gente hasta el tope. Estaba muy nervioso, pero saqué buena lucha”, dijo. “A partir del 2009 cuando empecé con el nombre de Argos, en la Pavillón me subieron a luchas semifinales y estrellas”.

Una de sus etapas más brillantes fue cuando nació la facción “Fusión Maldita”. “Hay tres versiones. La actual es formada por Sombra Lagunera, Águila Oriental y Argos”, informó.

“Lo más bonito fue haber ganado los campeonatos en parejas de Coahuila con mi compañero Águila Oriental en la función del tercer aniversario de APN. Se los ganamos a Sombra Lagunera y Guerrero 2000”, recordó. “Fue la primera vez que me dieron una lucha de aniversario. Fue la oportunidad y no la desaprovechamos. El siguiente año los perdimos ante Piloto 2000 y Dragón Oriental”.

Sin embargo, la experiencia en el Coso de la Bellavista también le brindó otras satisfacciones.
“Una vez se me dio la oportunidad de luchar contra Súper Nova y Astroboy en junio. Llevaban de compañero a Ángel Volador y yo iba con Guerrero Negro Jr. y la Sombra Lagunera. Ellos son luchadores de mucha experiencia y yo tenía un año de luchador”, comentó.

“Me sentía bastante nervioso pero arriba del ring se me quitó. Después me dieron otras luchas contra Dr. X (qepd), Nitro y gladiadores de la Arena Naucalpan como Sexy Primavera y Miss Gaviota”, añadió.

RUDO EN PAZ
“Por mi edad no creo salir y por mi trabajo. También tengo responsabilidad con mi familia. Si estuviera más joven, por qué no. Aquí en Saltillo hay buen talento, pero están desperdiciando la edad”, destacó el maduro gladiador, quien está consciente de sus obligaciones y posibilidades. Por ello decide triunfar en la capital coahuilense.

Sin embargo, hay un pelo en la sopa para Argos, cuyo nombre ahora aparece en los carteles de Triple A. “Luché dos veces aquí en la Pavillón con Astroboy, hermano de Sín Cara, y cuando salió del Consejo entró a Triple A como Argos”, advirtió. “De hecho, cuando luchó conmigo me dijo que le gustaba mi nombre, pero nunca me imaginé que lo decía en serio. Pero aquí sale el sol para todos”, dijo sin resentimientos.

Uno de los buenos momentos en la Pavillón ha sido ver a personalidades como Mil Máscaras, compartir con ellos el vestidor. “Es una sensación que nunca imaginé al estar con un Blue Demon, Hijo del Santo y Último Guerrero”, explicó.

“Son buenas personas, nos dan tips y nos corrigen los errores. Lo bueno de la APN es que traían a dar clases al Negro Navarro, con Virus y El Satánico”, finalizó. “Tuve la oportunidad de entrenar con ellos. Es mucha la diferencia en escuela de aquí a la de allá”.

Para la otra, antes de mentarle la progenitora al cobrador y no va a pagar el abono de su deuda, tenga cuidado la próxima vez que intente hacerla de bronca, sobre todo si él va en una moto Yamaha color rojo.

TABLA
Nombre de batalla: Argos.
Primera identidad: Black Killer.
Maestros: Pantera Negra y Zorro Galáctico.
Debut: 1 de mayo de 2008 en Arena Pavillón del Norte.
Título: Ex campeón en parejas de Coahuila con Águila Oriental.

septiembre 07, 2012

LUCHA POR LA LUCHA: COSTEÑITO MOY


Miguel García
Zócalo | Saltillo

Foto: Miguel García-Cortesía

Sin que sea su obligación ni nadie lo demande, sólo por su deseo de que la lucha libre sobreviva en Saltillo, Víctor Martínez continúa organizando funciones desde hace 28 años en la Arena Obreros del Progreso.

Mejor conocido como Costeñito Moy, el gladiador semi retirado conserva vivo el histórico recinto que resguardó la época dorada del deporte en la capital coahuilense.

“No tengo ningún familiar que haya sido luchador. A mí me nació esto, me gusta y lo siento. No quiero que esto se acabe, no quiero que muera”, enfatizó quien usa como equipo sólo botas y calzón.

Sin embargo, aunque la respuesta del público ha ido a la baja, ha sabido traer con sacrificios a destacados exponentes del pancracio nacional. Desde Último Guerrero, Pimpinela, Pierroth y los Piratas hasta Las Parcas.

“Cuando bajaron las entradas, platiqué con un grupo de muchachos y les dije que no nos iban a cobrar la renta del local y del ring. Yo no puedo estar pagando lo que no tengo”, relató. “Si quieren, echamos para adelante y lo que salga ahí les va. Aparte, ¿los muchachos dónde van a practicar el deporte? Aquí estamos en el centro histórico”.

Nacido en Monterrey, Nuevo León, sin nadie en la familia relacionado con el gremio luchístico, su  debut en los encordados se remonta a Monclova, Coahuila, en 1968.

Hoy, a casi 45 años de trayectoria, además de organizar las veladas de azotones y porrazos, también es parte importante de una de las familias más arraigadas en la lucha libre local y uno de los íconos del deporte local para aficionados y jóvenes practicantes.

Su hija es Gatúbela, vive en Pachuca, y tiene por nietos a Maligna y Ángel del Infierno, hijos del Chavo Lomelí, uno de los tres Hermanos Diablo. Por ello, se siente satisfecho de ver crecer su propia semilla dentro del espectáculo de máscaras, patadas voladoras y lances suicidas.

Su etapa para organizar funciones comenzó en la Arena Otilio Zurdo Galván hace 35 años. Se pasó a la Sociedad Mutualista Saltillo Oriente, luego a la Arena Obreros entró a trabajar para instalarse ahí hasta hoy y reanudar las míticas noches de lucha libre en 1984 junto al promotor Marcos Zúñiga.

DEL ACERO AL SARAPE
Hecho luchísticamente en Monclova bajo la asesoría de maestros de antaño, vino a Saltillo en 1973 para encontrar pronto cabida en las funciones del Deportivo Madero, localizado en Hidalgo y Niños Héroes.

“Cuando empecé antes no era tan fácil subir a un ring y decir yo soy luchador”, recordó “En ese entonces la lucha era más fuerte, estaba uno más preparado porque así lo enseñaron. Hubo varias rivalidades. Alcancé a luchar contra Imperio Rojo, uno me hizo su compadre (Halcón Morales)”.

En un comienzo, Moy inició enmascarado con el nombre del Fantasma. “En esos años no había quien te hiciera equipos y había un muchacho que se dedicaba a hacerlos tejidosa mano. Hizo una máscara de mezclilla con el antifaz de Blue Demon”, añadió. Pero cuando entró al quite en la lucha estrella para suplir a otro luchador, lo hizo en calzón, con zapatillas y sin tapa. Esa sería su indumentaria final.

El misterio de su nombre es sencillo. Cuando empezaba, en Acapulco, Guerrero, había un boxeador llamado Costeño Morales, andaba en su apogeo y así lo eligió. Pero para que no sonara despectivo, agregó el diminutivo. También llegó un luchador de España al DF, Carlos Moll, y conjugó todo pero con i griega.

LOS PREMIOS SON
DE OTRO TIPO
Aunque en su carrera obtuvo máscaras y cabelleras, la mayoría las tiene en el olvido, pues para él luchar cara a cara contra gladiadores de élite en México, contar a los amigos y vivir grandes momentos arriba del cuadrilátero, es su mayor recompensa.

“La lucha libre es muy bonita, quizás ahorita esté en un bache.  Tal vez dinero no me dejó, pero me dejó muchas satisfacciones”, recordó Moy desde su oficina depositando múltiples fotos sobre el escritorio.

“Primero (fue) una familia, porque a mi mujer la conocí aquí y junto con mis hijos ha vivido en el entorno de la lucha libre. Nunca ha habido una queja. Afortunadamente me tocó una buena persona como esposa”, dijo.

Uno de los reconocimientos más grandes para él es tener amigos luchadores alrededor del país. “Se siente bien bonito que tengas tanto conocido entre los luchadores de nivel nacional”, comentó. “He ido a la Ciudad de México y a la lucha en la Arena México y Coliseo. Te topas con la mayoría de los luchadores que has traído y te saludan”.

“Alguna gente nomás ve (a luchadores estrella) en la televisión o las revistas y ellos se acuerdan de mí. Con ninguno tuve ningún problema, con nadie he quedado mal”, se jactó. Pues su propia experiencia, lo marcó cuando el promotor no le pagó hace años en Nueva Rotista y lo dejó a su suerte junto a sus compañeros para regresarse de aventón a Monclova.

“Más que máscaras y cabelleras, que sí me gané por ahí algunas, fue alternar con gente de México porque agarras más experiencia, pues te sientes nervioso al enfrentar una persona así”, manifestó.

“Tengo infinidad de luchas que di. Todavía no acaba uno de aprender, pero el que se acaba es uno. Estoy semi retirado, no quiero dar otro tipo de impresión. Para mí la lucha lo fue todo”, señaló con respeto por el deporte.

Una ocasión en la Arena Olímpica de Monclova, ubicada frente a la Central de Autobuses, platicó antes de su combate contra Rodolfo Ruiz, padre de Averno y figura nacional en ese entonces. “Me sintió nervioso. Lo que yo sé usted lo sabe. Vamos a dar espectáculo a la gente. Lo que yo le haga a usted se lo va a quitar y yo también. No se asuste porque yo soy (figura)”, relató.


TABLA
Nombre de pila: Víctor Manuel Martínez Ávalos
Nombre de batalla: Costeñito Moy
Otra identidad: Fantasma.
Trayectoria: 42 años como luchador y 28 como organizador de funciones.
Maestros: Luchadores de antaño en Monclova.
Debut: 1968 en Monclova, Coahuila.