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octubre 14, 2012

ANTES, UNO MÁS EN LAS CALLES; HOY, UN ÍDOLO NACIONAL: RELÁMPAGO TENAZ SOBRE EL RING



Texto y fotografías: Miguel García-Cortesía

Inspirado en el destello zigzagueante procedente del cielo nocturno, un joven saltillense con problemas de adicción se salvó del alcohol y las drogas al incursionar en la lucha libre. Hace nueve años decidió encarnar a Relámpago, cuya fuerza de voluntad lo llevó de las calles al ring, y hoy brilla con luz propia a nivel nacional.

Pese a los desafíos y pruebas tanto de la vida como del enlonado, el gladiador aéreo alcanzó el firmamento de los favoritos del público y no quiere bajarse de su nube, aunque abandonó las filas de la caravana estelar de Triple A y ahora pertenece al círculo de Los Independientes.

Dicen que un rayo no cae en el mismo sitio dos veces, pero él volvió en una visita rápida al hogar de su infancia para brindar cariño y dejarse consentir por su numerosa familia, pues hoy radica en la capital del país.

El enmascarado con centellas azules sobre el rostro negro y tatuajes en la parte alta del cuerpo, recuerda orgulloso su giro de timón tras portar la máscara y sus avatares al iniciar la aventura por aire.

“Yo tuve un fondo de sufrimiento muy crítico, desgraciadamente a mi corta edad. Entre los 14 y 21 años eché a perder mi tiempo en la vida, no lo aproveché, no estudié ni nada. Fue una vida desviada”, confesó quien ganara la Copa Higher Power en 2012 del Grupo Internacional Revolución de Lucha libre (IWRG, por sus siglas en inglés).

Con su mamá.
Nunca fue tarde para admitir su error y comenzar otra vez. Pero aunque intentó abandonar su dependencia a esas sustancias, reincidía constantemente.

“En mi caso, estuve en un grupo de rehabilitación por dos años por mi propia voluntad. Aprendí mucho con literatura muy padre donde manejamos doce pasos. Cuando salí, lo hice recuperado”, relató. “Me ayudó bastante, pero me faltaba algo más porque me desviaba, seguía mal”.

La motivación aparecería al doble más tarde, luego de tener a su hijo en brazos y una pasión innata por echar maromas.

“Después conocí a la mamá de mi hijo y comencé una mentalidad diferente para tomar la vida. Entonces, ahí descubrí la lucha libre y fue un buen paso para salir adelante y ser una persona deportista, sana, sin vicios ni drogas”, reveló el triunfador en la Lucha Futbolística organizada por Triple A y la FMF, previo a la despedida de la Selección Mexicana de Futbol al Mundial de Sudáfrica 2010, donde los participantes de la eliminatoria fueron enmascarados con capuchas alusivas a equipos de Primera División y sólo Relámpago cubrió su rostro con la tapa del combinado azteca para alzarse con la victoria.

Uno de sus primeros equipos.
No obstante, para el alumno de Ráfaga de Oro y los Hermanos Diablo, la clave de su metamorfosis fue su convicción de renovarse y por ello alienta a los enfermos con estos padecimientos a descubrirla para sanar.

“Las personas que tienen este tipo de problemas con las drogas y el pandillerismo, creo que no cambian si no tienen esa fuerza de voluntad, porque pueden estar en los mejores centros de rehabilitación o religiosos, (pero) si en tu vida no existe, ahí te vas a quedar”, afirmó.

“Aprendí que la vida es muy bonita y, si sabes llevarla sanamente, van a venir cosas mejores”, sentenció.
Aunque se ha visto tentado a recaer en el medio luchístico, los malos momentos siguen frescos en su memoria para hacerle recapacitar. “El fondo de sufrimiento que yo tuve fue tan crítico que echas tu casset para atrás, recuerdas todo el daño que te causó y dices no a las drogas”, admitió. “Eso sí, no soy un santo, todos tenemos nuestro lado para echar relajo, pero ya sano”.

Orgullo de Saltillo, Coahuila.
LA PRIMERA CHISPA
Su acercamiento a la lucha libre fue a través de Ráfaga de Oro, quien luchaba como Ave Negra y a quien conoció cuando entró a trabajar en una fábrica. “Nos hicimos buenos amigos y me presumía con sus fotos que era luchador”, recordó la flamante pareja de Extreme Tiger.

“Tenía un físico muy impresionante y me empezó a entrenar en lucha libre. Pero nada más fui un día y no volví hasta tiempo después en la Obreros del Progreso”, dijo. “Se me hizo muy pesado el entrenamiento después de que siempre me reía de él porque le decía que la lucha libre era puro cuento, que no se pegan de verdad, eran payasos”.

Dentro de dos meses, regresó arrepentido tras observar las funciones en la televisión  y emocionarse con el trabajo de un ídolo internacional. “Vi las luchas de Rey Misterio Jr., compré sus discos. Al verlo en video cuando andaba en su mero apogeo en 2005, fue mi inspiración. Yo quería ser algún día como él”, manifestó. “Empecé con esa mentalidad y se convirtió en mi pasión la lucha libre”.

Cuando le hicieron subir al ring, su debut no fue el soñado. “Entrenaba en la Obreros con los Hermanos Diablo, muy buenos maestros. A los tres meses, debuté sin estar preparado, faltaba un muchacho y yo no tenía ni rodilleras o máscaras”, informó.

El promotor sacó una máscara y esa fue su primera tapa, la cual tenía relámpagos en los costados. A partir de ahí nació el nombre con el que sería referencia a futuro desde el 23 de mayo de 2003. “Debuté sin ninguna experiencia. Recuerdo que esa vez no hice nada, me ganaron los nervios. No es fácil como la gente dice”, hizo memoria.

Una vez recibió a Los Capos en Saltillo, pues los promotores siempre lo incluyeron en luchas estelares o semifinales. “Para mí fue una satisfacción grandísima”, comentó sorprendido por la emoción aquel día, la cual le provocó un accidente que hubiera sido fatal.

“Antes del evento a mí me atropellaron en mi moto, andaba tan emocionado que me pasé el alto. Gracias a Dios no pasó nada, volé como dos metros, me aventó el carro y se destrozó la moto”, relató. Sin verse herido, se levantó para acudir camino a la función. “A mí me preocupaba llegar a la arena”, añadió.

EXTREMA DECISIÓN
“Cuando dejé mi vida anterior, nunca me imaginé que yo tenía una capacidad muy grande para el trabajo”, destacó su transición. “Desgraciadamente, no estudié por ciertas razones, pero cuando doy un giro, me meto a una fábrica”.

“Primero empecé como operario, hacía las vestiduras de los asientos y camionetas. Tenía mucha habilidad para el trabajo, sacar las metas y cantidad que nos ponían para la producción”, recordó. “Era muy bueno para decorar y ciertas operaciones difíciles. Me fueron ascendiendo como team leader y luego auditor de calidad”.

“Me gustaba que mi familia estuviera bien y mi hogar con los muebles bonitos. Después conocí el gimnasio y trabajé de entrenador. La lucha libre era por amor al deporte”, precisó.

Empero, el luchador en ciernes se vio en una encrucijada y se puso en mente el sueño que parecía muy alto para un joven gladiador de provincia. Para correr el riesgo, debía ser valiente.

“Cuando decidí tocar puertas en una empresa grande, tuve que dejarlo todo. Para mí fue muy difícil porque dejé mis dos trabajos, mi familia y todo para lograr algo”, enfatizó.

Máscara de México.
“Siempre he sido en todo lo que realizo una persona que lucha por ser mejor”, enalteció. Empezó en Saltillo, no se le dio proyección, quiso destacar, poco a poco fue logrando oportunidades. El segundo paso fue ir a la Arena Coliseo de Monterrey. Era su ilusión entrar y se le concedió por el esfuerzo.

“Cuando me sentí con la capacidad y talento para ser una estrella en la lucha libre, me dije que podía destacar dentro del medio. Siempre he tenido esa inquietud por ser el mejor de México”, declaró con férrea seguridad.

Después se sentía chiquito en la Coliseo de Monterrey y viajó a México con buena estrella. Entró a Triple A, entrenó con El Apache y El Mexicano, hizo su debut el 17 de agosto de 2009, estuvo trabajando tres meses con ellos y admitió que fue algo importante para su carrera porque se le brindó proyección a través de televisión.

SIN MARCHA ATRÁS
“A veces sí me pega (la melancolía), se vienen momentos difíciles, no hay o tienes poco trabajo y es cuando extrañas a la familia. Te sientes solo y triste, pero todo sacrificio tiene una recompensa y, gracias a Dios, a mí me ha llegado”, manifestó en la comodidad del sillón.

Pero desde que empezó su travesía por los cuadriláteros de México, su constancia le ha valido el éxito. “Me puse las pilas. Vivía con varios luchadores que también buscaban la oportunidad. Como todos, la sufrías. A mí me gusta ser trabajador y no el típico flojo que espera a ver si le llega. Me puse a buscarlo”, narró.

“Trabajé en un gimnasio muy bueno, tenía mi sueldo por semana. A mí se me facilitó porque traía porte y físico para ser un preparador”, añadió. “Eso me ayudó mucho para mantenerme en México mientras me daban la oportunidad en Triple A. Cuando tuve más trabajo, renuncié al gimnasio por mis viajes”.

“Ahora estoy como independiente, hace unos meses renuncié a Triple A para foguearme en otras empresas y conocer a otros maestros”, finalizó. “Ahora entreno en la escuela de lucha de la Arena México. Ahora no pretendo buscar la oportunidad ahí (CMLL), sino prepararme y aprender más de la lucha libre”.

Laredo Kid lo ha querido jalar para luchar en Estados Unidos. Ahora está en trámites su visa para darse a conocer internacionalmente. Tendrá una gira en Colombia que se pospuso para febrero del próximo año.

Al igual que los entes alados de la WWE como Sín Cara y Rey Misterio Jr., el exponente saltillense de los lances suicidas advirtió que tiene carisma para ganarse a la afición. “Yo considero que tengo mucho ángel con los niños y es lo que me ha ayudado para ser querido”, aclaró además de conocer sus otros dotes.

Respecto a su estilo aéreo, admitió que le vino de un sentido innato por vivir el peligro en el aire. “Cuando empecé a entrenar yo traía la habilidad. Desde chiquillo me gustaba echarme maromas. Conozco las cuerdas y es cuando me acoplo”, indicó.

Aún así, no olvida que la lucha libre mexicana es más que brincos. “Tenemos que trabajar como la gente nos pide. Muchos prefieren los vuelos  y a otros les gusta la lucha clásica. Cada vez nos preparamos más para ser un luchador completo”, agregó enfocado en aprender durante sus combates de Naucalpan, por ejemplo, con la dinastía del Negro Navarro.

“Me gustara seguir los pasos de Místico y Rey Misterio Jr., me siento con la capacidad y el ángel. Cuando salgo, los niños corren a mí. Mi personaje tiene mucho carisma, además de ser humilde, porque eso te acerca a la gente con tomarte una foto. Me gusta ser sencillo y los fans son los que te hacen grande”, concluyó.

TABLA
Nombre de batalla: Relámpago.
Maestros: Hermanos Diablo, El Mexicano, El Apache.
Debut profesional: 23 de mayo de 2003 en Arena Obreros del Progreso.
Debut Triple A: 17 de agosto de 2009.
Títulos: Copa Higher Power 2012 de IWRG. Lucha Futbolística de Triple A en 2010.

septiembre 29, 2012

EL SABOR DE LA LUCHA: UNA HISTORIA DE 'LA JEFA'


Texto y fotos: Miguel García-Cortesía

Cuando se va a probar el famoso caldo de res en el restaurante de doña Juanita, es habitual desviar la mirada al rostro del “Amo de los Ocho Ángulos”, Octagón; a su vez, para alcanzar la sal, la vista se topa frecuentemente con la capucha del “Duendecillo Azul”,  Lizmark.

Desde un equipo entero de Abismo Negro, pasando por los tirantes del referí homónimo surgido en Triple A, hasta un calzón color plata de Cibernético, estos artilugios y más son objetos de colección para la propietaria de la Taquería “La Lucha” y su familia. También, sin apostar nunca la incógnita, sus vitrinas lucen repletas de valiosos trofeos de tela e historia.

Por su devoción a la fe católica, el comedor de Juana Castillo sirve de santuario para diferentes ídolos. Su local tiene por protector a una figura pequeña de San Judas Tadeo, quien vigila la buena digestión de los comensales, mientras que, como rudo que es, El Perro Aguayo espera su momento desde el poster de la revista especializada “Colossos” para saltar a traición sobre el beato aquel y rematarlo con su temible lanza.

Incluso algunos luchadores también están a la carta, pues los nombres de los platillos fueron inspirados en ellos. Los muros plagados de imágenes atraen el interés de los curiosos porque en las fotografías fueron retratadas “La Jefa”, apodada así por sus amigos del ring, y leyendas del pancracio nacional.

Durante 20 años, el establecimiento que ofrece refugio a los gladiadores y su buen sazón a Saltillo con una carta basada en burritos, chiles rellenos, hamburguesas y otros platillos, se ubica en la calle Pedro Ampudia de la colonia Guayulera para servir a los fans del catch y del buen sabor.






COCINA MEXICANA, DEL CHILE A OCTAGÓN
Fiel aficionada a la lucha libre mexicana, Castillo López proporcionó a su negocio de comida corrida un giro en el estilo de su presentación, lo hizo templo de su deporte preferido y ahí atesora objetos de culto en su mayoría autografiados como máscaras, equipos, monos de plástico, ilustraciones y otras curiosidades a disposición del cliente.

“A mí siempre me gustó todo de la lucha siempre. Desde que estaba soltera, cuando yo trabajaba en Monterrey en un taller de costura, llegaba del trabajo y mi mamá ya me tenía la ropa preparada para irme a la arena junto a una amiga porque mi mamá era muy celosa”, relató. “El carro nos cobraba cinco pesos para dejarme en la Coliseo”.

Cada registro del luchador sugiere una recompensa. La mayoría siempre vuelve. La firma y visita del Perro Aguayo es su mayor galardón, pues el “Can de Nochistlán” celebró su despedida de Saltillo en la gira del retiro. Ángel Azteca padre celebró aquí su cumpleaños. Octagón fue el más gritón de todos, pues en las madrugadas le pedía quedarse tras sus presentaciones en Torreón o Monterrey. La rúbrica del Hijo del Santo es otro registro muy valorado.

“Cuando Heavey Metal andaba con la caravana se metía a servir la comida porque le gustaba ayudar aunque ya era luchador”,  añadió entre los recuerdos de Pirata Morgan, Negro Navarro, Aluche y otros.
Si busca hacer hambre, el cliente puede demorarse varios minutos en probar bocado al indagar sobre los luchadores, a través de cientos de gráficas tomadas por un estilista a quien rentaba parte de su cocina. El aficionado podría pasar una eternidad relacionando fechas, parentescos y dobles o hasta triples identidades.

“Cuando andan por acá de gira, aquí siempre están. Y si vienen en la madrugada, llegan con el camión lleno hasta con sus periodistas”, señaló doña Juanita.

Mientras ella se acostaba en una alfombra dentro del cuarto del Niño Dios, reservado para él en un altar o nacimiento que podría competir con cualquiera hecho en Navidad, dejaba dormir a los luchadores en otras habitaciones como la suya y la de su hija.

¿Cuál era el motivo de tanta confianza? “Me gustaba que vinieran, convivieran y mis hijos los conocieran, que supieran quiénes eran no sólo por mí. Las fotos son todas tomadas aquí”, dijo.

Perro Aguayo se despide del ring en
la Taquería "La Lucha".
Respecto a los luchadores locales, prefiere reservarse el espacio en los muros para gente de otra envergadura. “A ti te conozco, aquí te veo”, comentó cuando ellos le pidieron el mismo trato y le ofrecieron sus fotos a cambio. Obviamente, los saltillenses sí pagan el servicio.

“Cuantas veces vengan aunque ya no anden luchando, los voy a recibir aquí”, advirtió a su progenie. “Aunque no les guste, hijitos, si no quieren estar aquí, pélense porque aquí es mi casa y recibo a quien quiera”, manifestó ante algún repudio.

RODEADA POR
EL PANCRACIO
Su pasión por el deporte del costalazo lo heredó a sus hijos tras hacerlos convivir con los gladiadores más famosos de México, aunque ella tampoco se privó cuando joven.

“Al Santo tuve el gusto de conocerlo sin máscara y que me saludara. Ellos salían a comer en un negocio afuera de la Arena (Coliseo), era muy chiquito pero bonito. Ahí iban ellos a cenar y los seguíamos nosotros para verlos y tomarnos fotos”, afirmó.

Pequeñas cabezas enmascaradas, colocadas una sobre otra en vitrinas de plástico, adornan las ventanas; “La Jefa” también mandó enmarcar o encerrar máscaras apreciadas como la del Felino, Huracán Ramírez Jr., Ángel Azteca, Psicosis, Súper Muñeco, El Tortuguillo, entre otras.

Cuando se casó con un ferrocarrilero tuvo que mudarse a Saltillo, luego se separó por la falta de dinero y adicción de su exmarido al alcohol. “A él no le gustaba la lucha, decía que sólo lo iban a ver viejas locas. Pues yo estaré loca pero voy a verlos. ‘¿Pero qué vas a hacer?’ Pues ni modo que me los vaya a comer, no me los voy a traer”, recordó.

Sin embargo, su matrimonio se disolvió y se aventuró a poner con mucho éxito un comedor para ferrocarrileros sobre la calle Aguascalientes, en la colonia República.

NO VE LUCHA,
PERO LA PIENSA
Ahora su hijo Luis Roberto Soria ocupa su sitio para atender el restaurante, pero aún le es difícil acudir con mayor frecuencia a las arenas, pues es la etapa de disfrutar a sus hijos y nietos. Sin embargo, los bellos recuerdos siguen vigentes en la memoria.

“Me gustaba mucho cómo se madreaban. Cuando venía El Santo con la Tonina (Jackson), pues anduvieron de pareja muchos años, yo no me la perdía. Iba y estaba ahí abajo. Una vez aventaron a la Tonina, me cayó a los pies. Me pidió disculpas, pero yo le dije: Qué disculpe ni qué nada, te vuelves a caer aquí conmigo”, precisó.

“Cuando iba a las luchas era en primera fila, me costaba pero quería estar cerca de los luchadores para saludarlos”, agregó. “Me gusta ver de todo en el ring, cosas sangrientas, los vuelos. Y si se están madreando también”.

Respecto al trato de sus constantes invitados de máscara y físico imponente, doña Juanita pronto resalta sus modales. “Son muy educados y respetuosos. Según ellos me quieren mucho, yo creo que sí porque aunque no tengan que venir por acá me llegan a saludar”, dijo.

Además, ella es feliz por el relajo que se arma en su patio con los niños de la colonia cuando saben que hay luchadores en el establecimiento. “Viene mucha gente para conocerlos, vienen muchos niños, les dejo dar vueltas. Los luchadores nunca se niegan. Los paso a comer, les pongo mesas y, si hay niños que quieran autógrafos, me dicen que los pase. Apenas regreso y el comedor está lleno de huercos”, concluyó.

NUMERALIA
20 años cumplió el pasado 4 de junio la Taquería “La Lucha”, ubicada en la calle Pedro Ampudia en la colonia Guayulera.

julio 20, 2012

SOCIEDAD DMP: NUEVA SECTA DE SALTILLO


Miguel García
Zócalo Saltillo

Foto: Miguel García

Un nuevo grupo de luchadores sigue haciendo de las suyas por los cuadriláteros de Saltillo. Se hace llamar Demon Making Plant (Planta Creadora de Monstruos, por sus siglas en español), está buscando adeptos para hacerse más fuerte en la capital coahuilense y manifestarse como un concepto fresco para la lucha libre local desde su nacimiento hace ocho meses.



Por iniciativa de un sector de artemarcialistas, brindaron sus conocimientos a la lucha libre sin olvidar el buen diseño en equipos y máscaras. Así, los también elementos de la empresa "Gladiadores de la Era Moderna", a cargo del promotor Rodrigo Barba, se presentan esporádicamente, pero cuando logran encontrar sitio para causar estragos, nunca van solos e incitan a la violencia.

Por lo general, los desalmados guerreros superan en número a las tercias o duplas de la ciudad y su mejor estrategia, más allá de ser rudos montoneros, es exhibir su práctica en las artes marciales mixtas.

De momento, Destructor, Spyke, Cruz Infernal, Némesis y Hadler se manifiestan como miembros de la sociedad rufián en apogeo, cuya sede para entrenamientos es el Gimnasio Coahuila, detrás de la Liverpulga, en la colonia Lucio Blanco.

Sin embargo, a ellos se suman jóvenes talentos en espera de hacer su debut arriba del cuadrilátero, aunque la mayoría de ellos son también jóvenes profesionistas, pues el grupo tiene casi 8 meses conformado luego de presentarse por primera vez en las funciones de lucha promovidas en las colonias populares. Aún así, la mayoría ha tenido experiencia por las arenas Pavillón del Norte, Obreros del Progreso, Gimnasio Municipal, Nazario Ortiz Garza y en marcas como Triple A.

Algunos de los maestros de sus miembros han sido gladiadores reconocidos como Piloto 2000, Green Demon, los Hermanos Diablos y El Sarapero I. Los diferentes estilos enriquecen la propuesta de los jóvenes conducidos por su pasión a la lucha libre mexicana, wrestling y del entretenimiento de la WWE.