septiembre 19, 2011

Arman catorrazos en el barrio antiguo del Ojo de Agua

Miguel García
Zócalo Saltillo

Foto: Miguel García

Bajo un sol a plomo, feligreses de la Iglesia del Ojo de Agua celebraron la fiesta de su Santo Cristo en el barrio antiguo disfrutando los catorrazos y azotones entre máscaras, llaves al ras de lona y saltos al vacío con un sentido homenaje a la leyenda saltillense, Zorro Plateado Sr.

La función organizada por el Patronato del Coro en esta parroquia tuvo un tinte especial. En la lucha estelar, la dinastía del "Émulo del Santo" triunfó arriba del hexadrilátero en un agarrón de relevos atómicos contra el clan de los Diablos, igual de histórico en el gremio local .

En un día de festejo el folclor mexicano se expresó en todo su color a través de combates de lucha libre con el apoyo del gremio por 30 guerreros, danzas de grupos de matachines, puestos de antojitos y juegos mecánicos.

ZORROS Y KIKAPÚES
'SEÑOREAN' A DIABLOS
Con gente en las gradas, de pie en la colina y hasta en las azoteas de las casas aledañas, el par de Zorros Plateados e Indios Kikapúes bajaron por la colina con el aplauso de la afición. Pero más tarde sería cuando se ganaran por dos caídas al hilo, con gala de técnica y oficio, una gran ovación en compañía de familiares y amigos.

Encapuchados con la tapa plateada del ídolo saltillense, los cuatro gladiadores subieron al ring para recibir los elogios de la comunidad a su padre y abuelo, don José Aguirre Quirino. Enseguida, los rudos del infierno arribaron para retarlos.

El novato Tempestad tuvo lugar en un cuarteto de miedo. Por los oriundos del averno, Sangre Latina, Green Demon y Ángel del Infierno castigaron rápido a los estetas asaltando en montón y ganar igual de pronto la primera caída.

No obstante, la escuela técnica de los Aguirre se impuso ante los Lomelí en dos caídas al hilo. El segundo asalto fue de los limpios a base de lances suicidas por parte de los Zorros y por la intervensión con sendos sentones sobre sus rivales del par de "Jefes Indios".

Para el desenlace, Kikapoo Jr. y Kikapoo trazaron el final con el cristo inverso para Sangre Latina y "La de a Caballo" para Tempestad, respectivamente. Enseguida, Zorro Plateado y Zorro Plateado Jr. se sumaron a la estampa sobre Green Demon y Ángel del Infierno con el castigo que hizo famoso al "Émulo del Santo".

septiembre 04, 2011

Último Guerrero: Orgullo de su raza

Miguel García
Zócalo | Saltillo


Fotos: Gerardo Ávila - Miguel García


“Primero viví el hambre. Sufrí mucho por ese lado. Vivía debajo de un ring. Mi comida diaria era un kilo de tortillas y un aguacate durante
uno o dos años. Pero no había más y yo quería la lucha, ser luchador famoso”, confesó Último Guerrero, ex campeón mundial del CMLL y orgullo de la Comarca Lagunera.

Aquel niño de Durango no cabría de felicidad por ver hechos realidad sus más dulces sueños en el ring. El joven Flanagan imaginó la grandeza, pero parecía lejos de alcanzarla. Hoy, a sus más de treinta años, goza de éxito, respeto y fama bajo otra identidad. Sin embargo, todo le costó paciencia, hambre y sudor.


“En algunos momentos flaqueé, me ponía a llorar y decía que estaría mejor en mi casa con frijolitos, sopa o lo que sea pero con mi familia. No aquí, solo y sin nada”, recordó con humildad. Pero el oriundo de la Comarca Lagunera superó la adversidad a través de dedicación, ejercicio duro y Fuerza Guerrera, quien dio trabajo de soldador a un muchacho de provincia cargado de anhelos.

Hoy aquellas tardes amargas sólo son un recuerdo porque ahora el “Último de su Estirpe” ocupa un sitio de honor entre las estrellas. Gracias a su perseverancia, tocó la gloria “desde abajo” y está pronto a representar a México en una gira por Japón el domingo 10 de octubre con la empresa New Japan Pro Wrestling.


‘REY DE PESOS
COMPLETOS’

El gladiador de “Otro Nivel” cosechó triunfos y derrotas. Pero antes de perder contra Héctor Garza, reinó por tres años como el campeón mundial de p
eso completo del CMLL con sinnúmero de defensas. Por si fuera poco, ganó la primera edición del Campeón Universal, cuyo título no se expone en un año.

Sus trofeos han sido las máscaras de Mr. Águila y Villano V, hijo de Ray Mendoza, contra quienes expuso su incógnita tan cotizada por sus 21 años de trayectoria. Hoy su máxima ambición es destapar a Atlantis, quien disolvió 6 años de los Guerreros de la Atlántida para retornar al bando técnico.

“Esta separación me dolió bastante, pero se está acomodando el ajedrez como yo quiero… Atlantis es el luchador con más años y trayectoria en el CM
LL”, reconoció. “Ahora los luchadores son muy jóvenes y como Atlantis, creo que es el único, el estandarte de la empresa. Sería un bonito trofeo”.

‘EL ÚLTIMO DE

SU ESTIRPE’
En la aridez del desierto se forjó un guerrero, con amor puro a los catorrazos que corre por sus venas. Su papá es aficionado a la lucha libre. De niño lo llevaba a la Plaza de Toros de Torreón. “Crecí con la lucha. Tenía mis monitos, mis máscaras. Una de Dos Caras y otra de Mil Máscaras eran las preferidas”, señaló.

En la colonia Sacramento de Gómez Palacio, había un cuadrilátero de ladrillo con tres juegos de cuerdas. Un espacio del ring era pared. “Me inició el luchador Detector. De cariño le decíamos ‘Toñito’”, dijo. Después entrenó más en forma en la Arena Olímpico Laguna en 1989. Su debut profesional fue en 1990 en el mismo coso con el nombre de Flanagan, inspirado en el personaje cómico de Héctor Suárez.


“En las botas se veía el slogan de ‘Queremos rock’. Hacía pareja con Súper Punk. Éramos la pareja local, subimos muy pronto por las aptitudes”, describió. “Éramos los luchadores que recibían a la gente de fuera y México. Ahí luché contra Scorpio, Octagón, Rey Misterio, Los Dinamita”.

“En el ‘95 como todo luchador de provincia fui a probar suerte a la capital del país. Me fui con una mano adelante y otra atrás a buscar la fama”, dijo. Le abrieron las puertas de Promo Azteca. “Ahí nació el nombre de Último Guerrero”, mencionó. Su amigo Súper Punk fue Último Rebelde.

Para sobrevivir en la Ciudad de México, entró a una fábrica de soldadura, propiedad del mítico rufián Fuerza Guerrera. Aunque truncó sus estudios en una carrera técnica para entrenar, no se arrepiente. “Fue la que me sacó adelante porque de lucha no había nada”, dijo con pena.

¿Con una pobre alimentación es posible un buen rendimiento?
Se reían cuando vivía en el gimnasio porque llegaba de trabajar a las diez de la noche y me ponía a hacer ejercicio sin haber comido. Me decían el loco… Pero ahora soy Último Guerrero y me siento muy orgulloso y una persona muy realizada por hacer todo lo que quería…

La salida de la empresa surgió por una lucha de apuestas que no le convenía en lo económico y profesional. “No me sentía capacitado, me sentía débil y no la acepté… Yo quería hacer historia en México… Toqué las puertas del Consejo y se me abrieron”, comentó.


Un 12 de diciembre de 1997 el ej
ecutor del “Sentón de la Muerte” debutó en la Arena Coliseo con la segunda lucha. Pero la directiva del CMLL le pidió cambiar el diseño de su tapa. Ángel Azteca fue el creador. Viendo su gusto por una máscara en especial, se la obsequió. “Es tuya, me dijo. Se la mostré a la empresa y les encantó”, indicó.

¿Fue difícil conseguir todo el éxito?
Cuando uno tiene hambre para comer, de triunfo y muchas ganas, lo difícil pasa a segundo término. Se vuelve como un capricho. No voy a regresar a mi tierra y fracasado.


¿Entonces lo de Guerrero no es de a gratis?

Creo que no. Pero ésta es una historia mía, hay historias de muchos luchadores que han batallado bastante y otros que nacen con una estrella…




TRAS LA AGONÍA,

LLEGA LA GLORIA
Cual conquistador, Último Guerrero domina México y el mundo. “Fue el primer torneo que hizo la empresa para tener un Campeón Universal (2009) y lo gané contra Texano Jr.”, recordó. El segundo lo ganó Liger, pero el CMLL le regaló una réplica. “Está en mi casa y ahí se va a quedar”.


Su recompensa le da fuerzas para continuar en la cima. “Me siento contento y a la vez comprometido. Te tienen como un símbolo de la Laguna, así que no hay que dar marcha atrás y no quedar mal”, dijo.


Lo único que resta al “Último de su Estirpe” es ganar más máscaras o perder la suya. Si sucediera, “me volvería 2000% Guapo…”, afirmó entre risas. “Es una etapa y es algo que cuidamos mucho. Pero es un ciclo que se termina. El que lucha es el mono, no la máscara”.


¿Qué opinas de la etapa violenta del país?

Ahora estamos consternados por lo que pasó en M
onterrey. Semanas antes hubo un altercado con disparos en el estadio del Santos. Nos afecta a todos que nos dedicamos a dar espectáculo donde hay masas de público. No estamos a gusto. Ya atentaron contra los civiles y eso es denigrante.

¿Cómo puede ayudar la lucha libre?
Nosotros aportamos cierta alegría a toda la gente. Mi granito de arena es dar un buen espectáculo y que la gente que asista se olvide un poco de toda la violencia. Como lo dijo el escritor Carlos Monsiváis, la lucha libre es un desfogue donde la gente va a gritar lo que no puede gritar en casa.

agosto 27, 2011

Cuando un grande se va… Zorro Plateado, 'Émulo del Santo' e ídolo de Saltillo.

Miguel García

Zócalo Saltillo


Foto: Cortesía-Archivo


La misión del Zorro Plateado, abajo del ring, fue fomentar siempre la lucha libre, protegerla de sus propios excesos y distorsiones, también de fraudes e influencias del exterior. Como luchador, su trayectoria fue de 47 años tras su retiro en 1997. Pero nunca abandonó los cuadriláteros.


En su papel de Comisionado de Box y Lucha, a través de su nobleza, combatió las dobles identidades, el secuestro de títulos municipales y la desunión dentro del gremio. En el camino, hizo infinidad de amigos y fue orgullo de su gente encabezando carteles en Saltillo, Monterrey, Ciudad Juárez y Guadalajara.


Nostálgico por la edad de oro que vivió al lado de Mil Máscaras, Cavernario Galindo o Canek, sus charlas eran abundantes en anécdotas. Apasionado, una sonrisa breve concluía cada relato mientras sus dedos con artritis presumían fotos de su mejor época, en el domicilio de Castelar y Bravo, atrás de Catedral.


La historia más recurrente era la última apuesta de máscara contra El Viking, cuando terminaron tintos en sangre en la Arena Obreros del Progreso. Otra fue cuando ganó una cabellera y el perdedor escapó saltando las bardas de la arena y varias casas alrededor. Pero la propia afición lo regresó para cumplir.


“Ahora ya está muy descompuesta la lucha libre porque salen bailando muchos maricones, con equipos muy vistosos y bonitos, pero ya no es la lucha libre como era antes, entonces ahora hay que exigirles…”, señalaba reacio.


Pero, consciente de la evolución del deporte, don José Aguirre Quirino toleró algunas innovaciones, aunque no aceptó otras para el deporte que ejerció por casi medio siglo. “Hoy ya no se lucha. Hay puros voladores o les gusta pelear abajo del ring, entre la gente, pero es lo que el público quiere ver”, añadía.


No obstante, rehuía permitir actos como bajar calzones, romper lámparas e incluso decir maldiciones. “El público paga un precio para disfrutar el espectáculo y no para que lo estén insultando”, decía. Pero también no multaba a los elementos locales porque no percibían lo suficiente para pagar.



ÚLTIMO ADIÓS AL

‘ÉMULO DEL SANTO’


Aunque el Zorro Plateado inició su carrera como rufián del ring con el nombre de Flecha Roja debutando un 18 de marzo de 1953, fue la voluntad del público que lo proclamó ídolo técnico hasta sus 80 años de vida, cuando falleció el pasado 20 de agosto por la mañana. Fue un héroe para la familia y la afición.



“Diez años fui luchador rudo, pero me hicieron cambiar la gente y los niños, para los cuales no había ídolo más grande que el Zorro Plateado”, decía. “Me querían mucho, me saludaban hasta el grado de zafarme el hombro y me traían en hombros a la Plaza de Armas; esto me hizo cambiarme a técnico”.


La figura del esteta plateado permaneció desde entonces como un referente de justicia, honradez y pulcritud tanto arriba como abajo del ensogado. Incluso su único hijo varón, heredero de la capucha, se inclinó por estudiar Derecho e impartir justicia en otros planos.


Con una ilusión por rescatar en Saltillo la tradición de la lucha libre mexicana, don José instó a nuevos valores y promotores a no cruzar los límites para beneficio del espectáculo. “El luchador debe hacer las cosas bien para que los papás vean que es dar diversión al público, que sus hijos salgan contentos y no diciendo malas palabras porque el luchador las dijo…”, comentó. “La lucha libre es para familias, que el espectáculo se lleve como debe de ser: en el ring”.


En el 50 aniversario de su carrera dentro del deporte de los costalazos, el menor de sus cinco hijos portó por primera vez en 2003 la identidad del Zorro Plateado y uno de sus nietos se convirtió en el Zorro Plateado Jr. Un año después otro nieto suyo, Indio Kikapú Jr., debutó en el pancracio y anteriormente hizo su aparición el primer "Jefe Indio".


EL AFICIONADO

QUE NUNCA FUE…


“Yo no sabía nada de lucha, ni era aficionado ni sabía qué era, pero tenía unos amigos que les gustaba mucho la lucha libre”, contaba. “Iba con ellos a hacer fila para sacar el boleto porque antes las arenas tenían bastante público”.


En su primera función como espectador vio en el ring al histórico Rolando Vera y dijo que le gustó “más o menos”. Otro día un cliente del banco donde don José trabajaba le invitó a su gimnasio para entrenar.


“Era una asociación católica americana que estaba por la de Morelos donde topa Juárez y que ahora es un estacionamiento”, dijo. Pero asistió y pronto tuvo su máscara, origen del atuendo del Zorro Plateado.


“Quien mandara a México un dibujo del Santo a una revista que editaba José G. Cruz, se llamaba Santo ‘El Enmascarado de Plata’, le mandaban una máscara y el hermano de mi amigo me la dio”, recordó. “Yo me la puse para ir al gimnasio. Me la ponía para hacer ejercicio sobre la tarima y para echar maromas. Después nos hicieron un ring, pero yo iba con esa máscara. A raíz de esa máscara seguí como luchador.”


“Nunca he vivido de la lucha libre. Siempre he trabajado, pero en los trabajos que tuve se me dieron facilidades para salir y regresar otra vez. Aprovechaba cuando salía de vacaciones”, finalizó.



TABLA


Nombre de pila: José Aguirre Quirino


Nombre de batalla: Flecha Roja, Zorro Plateado y Émulo del Santo


Fecha de nacimiento: 30 de abril de 1931


Fecha de defunción: 20 de agosto de 2011


Lugar de nacimiento: Esmeralda, Coahuila


Año de debut: 18 de marzo de 1953


Año de retiro: 1997


Trayectoria: 47 años como luchador profesional.


Familia: Esposa María del Consuelo Contreras. Hijos: Rosa María,Patricia, Alejandra y María del Refugio y el heredero Zorro Plateado.


LO DESTACADO


* En el 50 aniversario de su carrera dentro del deporte, en el 2003, el único hijo varón de don José Aguirre heredó la tapa del Zorro Plateado y uno de sus nietos se convirtió en el Zorro Plateado Jr. aquella tarde del 2003. Un año después otro nieto suyo, Indio Kikapú Jr., debutó en el pancracio.


* No bajar calzones, no romper lámparas, no luchar abajo del ring ni decir maldiciones fueron muchos de los actos que fervorosamente prohibía el ex Comisionado de Box y Lucha Libre en Saltillo.


* Gladiadores como El Médico Asesino, Santo II (Máscara Dorada) y el Hijo del Santo utilizaron dicho nombre, pero extraoficialmente también lo hicieron Felipe Ham Lee (Santo japonés), Pedro Bolaños (Santo peruano), Yavuz Selekman (Santo turco), Jeff Moffet (Santo canadiense), Axel, el Nieto del Santo y el Santo Negro de AAA.


* También ganó el Premio Orgullo Saltillense, creado por iniciativa del gobierno municipal para sus atletas destacados a lo largo de la historia.

agosto 06, 2011

Un legado de lucha, tortas y pundonor. En esta esquina… ‘El Popeye’

Miguel García
Zócalo | Saltillo


Foto: Miguel García-Cortesía


En la esquina de Matamoros y Juárez, se encuentra la guarida del ex rufián Escorpión Negro, quien ha hecho de su negocio de tortas el lugar del buen sazón en Saltillo y la cuna del luchador Popeye. El noqueador del boxeo sanpetrino creó al famoso marinero de las tiras cómicas para no olvidar su etapa en activo y porque ahí en su puesto de lonches se da “La Pura Espinaca” desde hace 38 años.


En el apellido lleva el sello de la casa. Don Jesús Guerrero Ortiz no deja de chambear ni su afición por el deporte desde los 14 hasta sus 78 años de edad, aunque hoy sólo promueve sus dos pasiones: el box y la lucha libre.


De vendedor ambulante, a los ocho años empezó a trabajar al lado de su papá don Manuel, “El Güero Nevero”, en San Pedro de las Colonias. Abandonó la primaria y aprendió el negocio familiar que se extendería a su quinta generación, haciendo golosinas de lo que sea: leche, camote, calabaza. También trabajaron el azúcar y piloncillo, varias cajetas, además de nieves, paletas y churros.


“El deporte lo lleva uno en las venas. Hasta ahora, aunque no luche ni nada, sigo teniendo contacto con los muchachos de la lucha. Sería por mi inquietud, por mi deseo, por traerlo en el corazón”, enfatizó.


Don Chuy no halla diferencia entre box, lucha y la vendimia. El comercio fue un tercer deporte con el cual ganó el dinero para su familia de 12 hijos que llevó consigo a Torreón, Delicias, Chihuahua, Monterrey y Saltillo.


“Salía de boxear y me iba a atender el negocio que tuviera. Salía de luchar y era igual. Nunca dejé el comercio, todo el tiempo seguía allí”, dijo añadiendo que dejaba un responsable cuando él subía al cuadrilátero. “Para mí fueron igual. Tenía que entrarle duro a la chamba”.

‘EL CAMPEÓN’ DE SAN PEDRO

“Cada jueves hacían lucha libre y antes calentaba el ambiente entrando a dos round a los 14 años en peleas de botana”, recordó. “Vendía aguas frescas y lonches afuera del Cine Obrero en San Pedro. Entraba a ver la lucha y me gustó el ambiente. Fue como me hice boxeador”.

Su carrera como pugilista se hizo en su pueblo natal; duró dos años en peleas de 2, 3 ó 4 asaltos hasta dar 38 combates, luego brincó a profesional y en Torreón se retiró a los 22 años con 25 pleitos. Una vez el ídolo nacional José “El Toluco” López peleó en Torreón y a don Jesús le tocó protagonizar el segundo pleito.


Su mánager era “El Carbonero”, a quien debía pagarle 30 de sus 70 pesos por pelea. “Nos llevaba a los ranchos, a veces nos mandaba a pie cuando eran los aniversarios”, sonrió.

“Mi clave era luego, luego, entrando y a tumbar”, reveló. “Me duraban poco. Lo más que duré fue ocho rounds. En el box sí me tocó venir a Saltillo en un parque frente a la Alameda contra ‘El Tunerito’ de San Luis. A él lo noqueé en el octavo”.

“Cuando llegaba a mi casa, me decía mi mamá: ‘Así que al niño le gusta recibir golpes, ¿verdad?’”, recordó. “Me agarraba de las greñas y me ponía unas cachetadas sobre los moretones. Pero ella me curaba con lienzos de una hierba. Así me bajaba lo hinchado y listo para la otra”.


De buena pegada, narró que una vez peleó con un muchacho flaco. “Traía una ‘bicicleta’, corría y corría… Pero en una de esas que me le arrimo, con un derechazo a la quijada lo noqueé”, relató. En otra ocasión, le quebró la nariz a su rival.


“Pero no me suspendían la pelea”, indicó. “A mí me daba miedo volverle a pegar. Cuando salía, iba limpio, pero le pasaba la mano como no queriendo y otra vez, chorros de sangre. No vaya a matarlo. En vez de pegarle en la cara, le di en el estómago”.


EL ESCORPIÓN NEGRO

La máscara negra con dos alacranes a un costado de cada ojo nació poco después de que colgó los guantes el “Campeón”. Tras mudarse a Torreón en 1952, reconoció en el gimnasio de la Plaza de Toros a varios luchadores que vio durante sus andanzas de boxeador.

Debutó con “El Húngaro” Arellano en la Arena Olímpica de Gómez Palacio, Durango. Él era su compadre y escogió el nombre del rudo hasta los huesos. Siendo del bando marrullero, consiguió varias cabelleras; una de ellas fue la del “Chacal” Ramírez, del famoso “Pokarito” Ramírez y otra más de uno de los Espantos sin máscara, “El Toro” Cisneros.


“En un año aprendí todo, agarré cuerpo porque estaba medio flaco, aprendí a caer, esquivar y sacar los golpes”, recordó. Sus mejores combates fueron contra el Cosaco Loco en ranchos de la Comarca Lagunera. “Enojado, metía el puño y fue lo que me hizo famoso en la lucha libre”, dijo. “Yo desciendo de la escuela ruda, fue la que agarré. Se me hacía más fácil”.

En 1964 se retiró de los cuadriláteros cuando al ganar 10 pesos por lucha no rendía el gasto y llegó a Saltillo. Luego de sus estadías en Delicias, Chihuahua, y Monterrey, Nuevo León, buscando fortuna en sus negocios de golosinas, nieve y churros, eligió a la capital de Coahuila por su feria donde las personas hacían fila para deleitar su paladar con los productos de “Chuy y sus ricos churros”.


De sus 17 hijos, nacieron 46 nietos y “todos traían su torta bajo el brazo”, aclaró, pues ellos le han dado hasta hoy 26 bisnietos.



















EL POPEYE

Pese a su edad, al lado de amigos del pancracio nacional y local como el réferi Salvador Hernández “Salvatori”, sigue en contacto con su deporte preferido. Incluso, creó al personaje que le da fama desde el cuadrilátero a su negocio de lonches, El Popeye, en sus múltiples versiones y atuendos.

“Había un muchacho que quería hacer un Popeye boxeador; incluso mandé a hacer un Popeye en guardia con guantes y se mira bien. A lo mejor de pronto lo saco”, confesó. El único requisito es que los marineros de espinaca sean técnicos
.

Rudo hasta la médula, sabe que hay que ser técnico en el negocio “para atender al cliente bien” y, al igual que en su etapa juvenil de boxeador, las Tortas Popeye han sido un nocaut en Saltillo. “Ahí cuando algún borrachito que se pone necio. Entonces sí me lo llevo para los arbolitos y saco le pegada”, finalizó alzando su brazo derecho.


TABLA

Nombre de pila: Jesús Guerrero Ortiz

Nombre de batalla: Escorpión Negro

Alias: El Popeye, El Campeón y Guerrero

Edad: 78 años

Estudios: 2do. Grado de primaria

Luchador: 10 años. Estilo: Rudo

Boxeador: 8 años. Estilo: Noqueador

Peleas amateur: 38

Peleas de paga: 25

Sus ídolos: El Santo, Black Shadow, Blue Demon y José “El Toluco” López.

julio 31, 2011

PACO NIÑO: REFERÍ DE MUCHO COLMILLO

Miguel García
Zócalo Saltillo

Foto: Archivo

Vestir la famosa camiseta de líneas negras no es suficiente para ser árbitro, réferi o mediador de un combate en la lucha libre. Al fin deporte espectáculo, el único extraño sobre la superficie deja de serlo al sumergirse en las acciones de la batalla, el folclor y ánimo de la afición. Por ello debe tener conocimiento y carisma dentro de las cuatro esquinas.

Su andar titubeante, la risa desdentada y su ángel arriba del ring lo distinguieron de otros como "El Suavecito", "Hijo de Miguelín" o "Salvatore". A sus 46 años de edad, Juan Francisco Niño Ramírez hizo de las suyas sobre el cuadrilátero.

Al puro estilo del “amor apache”, los rudos le gritaban “El Chimuelo”; los técnicos, Paco Niño. A chillidos o rumores, todos le reclamaron alguna decisión por su corazón rudo y porque cometía atracos o tomaba malas decisiones a beneficio del más fuerte, noble o gañán, según como anduviera de humor.


Desgraciadamente, por una enfermedad que se agudizó en su pierna afectada por una inyección mal puesta, los médicos le cortaron la extremidad con el defecto y lo obligaron a abandonar el ring para dolor de su familia, amigos, aficionados y él mismo.


Fuera en la Arena Pavillón del Norte, en los terrenos de la feria o en el ring exprés, a todo trabajo le daba seriedad. “La lucha no es un juego pero sí pone en juego la vida”, repite a todos los jóvenes iniciados. “Hay relajo dentro del entrenamiento, es como todo. Pero en un encuentro deben ser lo más serio que ellos puedan”.

Aún así, pese al defecto de su pierna y la diabetes, el referí más recordado en el Coso de la Bellavista (de hecho, se la recordaban cada función), presumía una trayectoria de 27 años dando de palmadas a la lona.

‘MAMÁ, SOY PAQUITO’
“Por pura casualidad”, dijo, se enfundó en esa casaca a rayas. Cuando su hermano era promotor junto con Juan Hernández, el réferi faltó en una función y lo metieron a mediar los combates en 1984. Sin embargo, el cariño o “repudio” de la gente se lo ha ganado a pulso por su picardía.

“Tengo 30 años dentro del mundo de la lucha”, comentó. “Empecé como ayudante, a acomodar las sillas. Después me metí más a fondo y estuve como promotor con mi compadre Pantera Negra en La Guayulera, la Vista Hermosa y el Salón Ferrocarrilero”.

Como gajes del oficio, consideró las trompadas que le caían como por mandato divino
cuando todos lo odian y castigan, o cuando algún exótico como la Diva Salvaje lo llena de besos.

Cuando los trancazos están a la orden, el único que parece sobrar en el cuadrilátero es Paco Niño y no falta el rufián que despide entre aplausos y con una sonora cachetada al predilecto de la concurrencia.

“Nunca fui luchador por mi defecto en la pierna”, aclaró. “No estaba traumado ni por nada que lo evitara. Pero anduve entrenando. Por eso me aviento a veces las maromas”.

Durante dos años aprendió a caer, cuya técnica le ha dado resultados. Entrenó al lado del Zorro Plateado Sr., Imperio Rojo, Pantera Negra, Murciélago Infernal y Green Demon.

“Mi mamá me contaba que el defecto fue por una inyección mal que me pusieron en el seguro recién nacido”, narró. “La enfermera sacó la aguja y me agarró un nervio del talón. Ahora para poner el talón en el piso son como 7 centímetros, por eso traigo un aumento (de ese tamaño)”.

Su problema en la pierna nunca lo frenó aunque sí le acarreó problemas con los gladiadores. “Uno como referí que anda en todo el ring se cruza con ellos y hasta choca”, dijo. “Les pido disculpas pero no tengo ojos por todos lados”.

EXCLUSIVO APN
“Por cuestiones personales me retiro en el 90 y vuelvo en el 2001”, indicó. La familia Niño se había dedicado al negocio de la carpintería, incluso tenía su propia arena de lucha en Maderas Paco. “Trabajé de jefe de seguridad en una tienda comercial y tres temporadas en el Parque Madero, también checando las combis durante 10 años”, relató.

Pero otra vez por pura casualidad regresó a sus dominios entre las cuatro esquinas. “Llego a la Pavillón como aficionado. Compro mi boleto, me siento en la gradería y mi compadre Pantera estaba de programador con César Ramírez".

"Habían fallado todos los réferis y me manda llamar mi compadre con su sobrino Tormento Negro”, relató. “Aviéntate esa lucha”, le dijeron. Aunque “andaba muy fregado por la diabetes”, les dio la mano y salió todo muy bien. Después le aventó la playera y le dijo: “En adelante tú vas a ser el oficial”.

Sin embargo, la responsabilidad de Paco Niño era más grande. “No nada más me dedico a la refereada”, señaló. “Le ayudo al promotor en el perifoneo y el domingo ando al tanto acomodando carros y todo eso. Y sí cansa”.

Pero para él todo esto es un regalo. “Para mí (ser referí) es la vida”, manifestó. “En lo personal agradezco a Dios y a la lucha de estar vivo. Cuando volví a referear estaba muy deprimido por cuestiones económicas y morales”. Pese a que cedió su sitio al también referí, Hijo de Miguelín, no desaparece de la APN ni olvidó los buenos ratos. Aún se le mira en las funciones con el par de muletas, disfrutando de la lucha libre y el cariño que le brinda la gente al reconocerlo.

La mejor lucha de la cual ha sido árbitro fue entre el Gran Markus Sr y Guerrero Azteca. Fue su primera lucha de campeonato mundial en el Salón Ferrocarrilero. Sin embargo, del 2006 en adelante refereó combates por títulos con el Negro Navarro, Solar, Espartaco, Rayo de Jalisco y Máscara Año 2000 entre otros, así como todos los de Coahuila.

julio 24, 2011

Solar e Hijo brillan en todo su esplendor

Miguel García
Zócalo | Saltillo


Foto: Víctor Mendoza-Miguel García


De un rancho con apenas tres casas y a 3 horas de distancia del primer pueblo, yendo a caballo, surgió de Guadalajara un iluminado en el arte del llaveo al ras de lona.


Él no duraría más de 10 segundos en una postura ni repetiría un candado. Ser estático no es lo suyo. Su fama vino por brillar, raudo y veloz, más que nadie arriba del cuadrilátero.


Me considero una leyenda por el hecho de que tengo más de 30 a
ños como luchador profesional”, dijo orgulloso Solar en su visita a Zócalo Saltillo, junto con el heredero de la máscara. No es prepotencia, su trabajo y la ovación de la gente avalan su trayectoria en el ring.

Último de los grandes íconos del pancracio nacional, recordó la época extinta con funciones a diario, héroes pregonados en cada rincón de México por revistas populares y de furgonetas al tope de encapuchados durante sus caravanas por arenas
chicas y ferias de pueblo. Ahora es un embajador de la disciplina, en tránsito por el país rescatando la esencia de la lucha libre mexicana.

Sin embargo, el astro del ring también vive una evolución insólita para los gladiadores de antaño. Se enfrenta a entes como la televisión y la WWE, cuyas transmisiones robaron asistencia a los coliseos.


Tales villanos son de grandes proporciones, pero, aunque ahora el ídolo combate desde el círculo de independientes y su imagen no inunda la “Caja idiota”, citando a Rosario Castellanos, ellos no pueden tapar a Solar con un dedo.



UN CLÁSICO NO SE OLVIDA
La buena lucha, la verdadera lucha, es como las canciones de los grandes ídolos como José Alfredo Jiménez, que jamás pasarán de moda”, enfatizó el discípulo del Diablo Velasco y René “Copetes” Guajardo sin temor a ser eclipsado. “Otras son modismos, dejan de salir y se le olvida a la gente”.

Para muestra de ello, además de robar aplausos en la Arena Pavillón del Norte, señaló la función del 3 de julio en la Arena Naucalpan. “La prueba está en que la gente, cuando empezamos a luchar el Negro Navarro y un servidor, le gustó muchísimo. Empezó a gritar: ‘Esa es lucha, queremos lucha’”.

Su amor por este deporte espectáculo fue a primera vista, reconoció el originario de Zacoalco de Torres, comunidad de Jalisco. Toda su infancia la vivió cuidando vacas y haciendo labores del campo, pero cuando fue a la Arena Coliseo de Guadalajara vio luchar a su futuro mentor en Monterrey y su padrino de bodas, René Guajardo, así como a Ángel Blanco y El Solitario, con quien vivió un tiempo.

Me deja una gran satisfacción haber luchado con todos los monstruos de la lucha libre, haberlos conocido a todos como El Santo, Blue Demon, El Huracán Ramírez, Ray Mendoza”, explicó.

Para rescatar la esencia de su disciplina, advirtió que ahora ha avanzado tanto la lucha, con técnicas y llaves, que podrían practicar el estilo de combate al ras de lona con castigos y movimientos del judo y otras artes marciales como sucedió con su ahijado en Japón, antes Dos Caras Jr. y ahora Alberto del Río en la WWE.

A la gente le gustan vuelos pero están abusando mucho. Deberían de luchar más al ras de lona”, afirmó. “La gente saldría muy contenta de un combate con luchadores así”.

ÍDOLOS DE REVISTA
Solar expuso que antaño la revista fue su única plataforma para darse a conocer y funcionó. “Antes éramos luchadores de pura revista, no éramos de televisión”, comentó. “La televisión es buena nada más para hacer entrevistas pero no para pasar 10 horas de lucha. Eso afecta”.

En ‘Lucha Libre’ de Valente (Pérez) fue donde surgió Mil Máscaras, Tinieblas, Sangre Fría. Me acuerdo de una imagen”, indicó. “Decía próximamente debutará Mil Máscaras y salía una silueta. Duró como un año con esa publicidad. Cuando debutó, la gente ya lo conocía”.

De hecho, Alberto del Río emuló esta tradición y, en la revista oficial del universo WWE, imitó a su padrino en una postura idéntica con la foto que ilustró la entrevista. La imagen es similar a la de Solar tomada por Lourdes Grobet, salvo la sustitución del perro por el jaguar, porque Del Río confiesa que el can le daba miedo cuando niño. El gesto fue del agrado del enmascarado.

Qué bueno que les guste la foto y que él lo haga. Yo le digo mijo, es mi ahijado y lo quiero mucho”, expresó satisfecho de que hubiera triunfado. “Él es un gran guerrero, un buen luchador. Tiene experiencia y muy buenos cimientos”.

Como su “mijo” delgadito, así evoca Solar al llamado en México “Gigante Potosino”. “Él estaba bien delgadito e íbamos a entrenar donde era el gimnasio Platino. Lo enseñaba a pararse y él se metió a otros gimnasios en México o San Luis”, dijo. “Creo que fui el primero en entrenarlo antes que su papá”.

BRILLARÁ CON LUZ PROPIA
Por su parte, el joven esteta y licenciado en Psicología, Hijo de Solar, no rehúye al compromiso, pero el legado de su padre pesó al principio de su carrera hace cuatro años, incluso cuando fue Balam.
Por eso empecé con otro nombre para agarrar lona y aclimatarme”, confesó. “Al año debuté como el Hijo de Solar. La primera lucha me sentía muy nervioso. Hubo algunos errores pero nada tan grave”. Su mentor, al igual que el Negro Navarro lo hizo con sus vástagos Trauma I y II, fue su padre.

Sin embargo, de los cuatro hijos ninguno pensó en continuar la leyenda y él se decidió a hacerlo. “Al principio lo hice como deporte. No quería ser profesional. Pensé que no estaba a mi alcance”, reveló.

Pero poco a poco iban compañeros a entrenar con mi papá y veía que me salían cosas que ellos no podían hacer”, señaló. “Fue cuando le dije a mi papá que me gustaría debutar profesional. Entrenamos más tiempo y más duro”.

Al contrario de hijos de luchadores como El Santo o Blue Demon, “El Solesito” —como le nombró la Porra 2000% Ruda de Saltillo en el Coso de la Bellavista—, siempre supo la otra identidad de su padre.

Iban muchos luchadores a la casa”, manifestó. “Cuando estuvo aquí el Gigante Silva, iba con mi papá a recogernos a la secundaria y era la novedad con los compañeros”. Lo único que les advirtió su mamá es que no revelaran el secreto.

Mi padrino es Dos Caras y el de mi hermano es Súper Astro. Entonces en las comidas y eventos que teníamos siempre había luchadores”, recordó. “Conviví mucho cuando estaba más chico con el que es ahora Alberto del Río. Me regalaba muñequitos de He-Man. Jugábamos con estos e íbamos a su casa”.

No obstante, de una u otra forma, los cuatro hijos de Solar están metidos en este deporte. “Mi hermana es maquillista y a ella le tocó hacer la película de Nacho Libre, trabajó ahí”, dijo. “Mi otro hermano ayudaba a mi papá tomando fotos instantáneas en las arenas y a vender playeras y llaveros. Mi otro hermano entrena más “vale todo” y conoce muchos luchadores”.

Si se diera la oportunidad de emigrar a la WWE, para el Hijo de Solar, “sería un honor” compartir cartel con Alberto del Río y Rey Misterio. “Allá abarca un nivel global, aunque aquí también se llega a otros países, sobre todo a Japón y Estados Unidos, a lo mejor a Centroamérica. Pero la WWE sí llega a otros rincones”, reiteró.

EL DATO
Solar y Negro Navarro tendrán una gira el 28 de julio por Japón hasta el 3 de agosto. “El público de allá, cuando luchas y seas rudo o técnico, la gente te aplaude. No es como aquí. Si el rudo lucha bonito, la gente le aplaude”.

julio 10, 2011

ZORRO PLATEADO: UN JUSTO DEFENSOR

Miguel García
Zócalo | Saltillo

Foto: Miguel García-Cortesía

En su atuendo elegante, de corbata y con el legado del padre cubriendo su rostro, el Zorro Plateado se presentó con la formalidad propia del “Émulo del Santo”.

Sin embargo, esa imagen pulcra en vestimenta y conducta, no se remite nada más al exterior. Las virtudes por las que lucha en el ring, también lo guían en su profesión de licenciado en Derecho.

Con 10 años en los juzgados y arriba del cuadrilátero, él ha sabido impartir justicia. La imagen del héroe, similar a la del mítico "Enmascarado de Plata", promueve los valores de antaño que se concebían en el seno familiar. Ahora defiende lo justo de tú a tú ante rufianes del enlonado o abogados corruptos.

Durante la infancia, en su mente posó siempre el ídolo plateado de Saltillo. “Mi papá se dedicó a la contabilidad, pero yo desde muy pequeño tuve el gusto por los temas de la justicia, del Derecho”, comentó. “Yo entré (a la lucha) porque siempre vi la carrera de mi padre y me gustó seguir el camino que él comenzó”.

Así, con el ejemplo del esteta limpio y respetuoso, creció el niño que más tarde heredaría la capa y equipo para impartir justicia a los buenos y que, fuera del vestidor, daría a un profesional de las leyes los valores para resolver los casos en el Poder Judicial del Estado sin caer en las malas artes de los litigantes “rudos” y alejados de la ley.

El gladiador y el abogado iniciaron a la par su carrera hace 10 años, aprendiendo en ambos terrenos que la rectitud no está peleada con el éxito. El Zorro combate en las audiencias conforme a derecho los asuntos familiares, civiles y laborales para solventar su reciente matrimonio.

Sin embargo, también batalla sobre el cuadrilátero para conservar viva la tradición de un deporte sano y digno.


















UN ‘ZORRO’ LIMPIO
A él no le gusta jugar chueco. Es técnico en el ring y los juzgados. Su trabajo lo empieza preparándose, leyendo cambios y anticipando situaciones. “Antes estudias el caso y orientas a tu cliente; le dices los límites de lo que se puede y no se puede hacer”, comentó.

¿Qué te inspiró a ser recto en la vida diaria y en el cuadrilátero?
La carrera de mi papá. Mi papá dejó una imagen de un hombre decente y limpio. Cada que subo al ring interpreto al personaje del Zorro Plateado, interpreto una forma de luchar, una forma de pararse y vestirse que él creó. Yo tengo que ser fiel a ese personaje que represento. Es lo que mi inspira, mi papá.
Otra es que el público se ha hecho a la idea que ir a ver al Zorro Plateado o Zorro Plateado Jr. es ir a ver una lucha de calidad. Tengan la confianza que no vamos a bajarnos la truza ni decir un insulto a la gente.
No obstante, cuando la porra ruda lo ataca sin descanso durante las funciones, se ha visto orillado a encararlos, quizás olvidando su código. “Aunque sea un técnico y aunque sea un hombre de razones, también soy un hombre fuerte y de dignidad que en cualquier terreno me sé defender”, anticipó.

¿Tú entraste a la lucha, como muchos otros, para mostrarte diferente?
No. Me gusta que no vean una discrepancia entre quien soy como persona y como luchador. Me gusta que sepan que soy la misma persona con máscara o sin ella y que pueden confiar en mí.
Mi personalidad arriba como abajo del ring es la misma. Lucho por los valores, por la decencia, la dignidad. Me gusta enaltecer mi deporte, que la gente vea que soy un hombre preparado en lo que hago.
Tal vez no soy el mejor, hay muchos compañeros que son infinitamente superiores a mí, pero yo lo hago con mucha preparación y amor tanto en mi carrera profesional como deportista.

¿Estás consciente que esos valores que practicas en la abogacía también forman parte de la figura que representas en el ring?
En este caso está íntimamente ligada con la herencia que nos deja mi padre arriba del ring, que es precisamente la del técnico. El que lucha con armas limpias, con su destreza, como a fin de cuentas lo tiene que hacer un abogado. No tienes por qué recurrir a malas artes cuando con las buenas, las que tienes por la ley, puedes encontrar el triunfo y una solución práctica a cualquier problema.



















¿Cómo te sientes por fomentar estos valores en el ring?
Los valores los trae uno desde antes, desde su casa, y yo crecí en un entorno donde mi padre y madre siempre nos enseñaron la rectitud, que el camino más corto no siempre es el mejor, sino el camino duro, difícil, de la preparación y el sacrificio. Ese te va a llevar a mejor fin.
Tanto en derecho como en la lucha libre he aprendido que el camino es el del aprendizaje, entrenar, trabajar constantemente; así los compagino. Y me da mucho gusto que tanto compañeros luchadores sepan que soy abogado como los abogados, si alguno se entera, sepan que soy el Zorro Plateado.

¿Qué otras similitudes puedes encontrar en la lucha libre con tu otra profesión?
El bien y el mal que siempre están en combate. En el derecho siempre hay un coyote, abogadete que quiere saltarse las reglas, quiere pagar, corromper y acomodar las leyes a como les da su gana. En este caso serían los rudos, es su papel en la lucha libre: ir por el triunfo a costa de lo que sea, a sillazos, botellazos o de sangre. Como sea pero ellos quieren ganar. Hay muchos abogados que así son.

En la lucha libre, si el rudo tunde al técnico a sillazos, es la costumbre que el técnico baje a su nivel para hacerlo escarmentar y lo golpee igual…
El derecho te da muchas pautas para aplicárselas al “rudo”. Hay una “contra llave” para abogados corruptos y de forma legal. Sólo hay que estudiar mucho para saber que están haciendo algo truculento, tú la puedes combatir por la vía del derecho. Hay que estar todos los días metido y leyendo para saber que si algo hace mal, tú lo puedes combatir y obtener algo bueno.

Has tenido percances con las porras rudas. La última vez subiste con ellos para encararlos en al Arena Pavillón del Norte, ¿por qué?
El público tiene que entender que la lucha libre es un deporte rudo y el ánimo está subido de tono siempre. Yo rechazo profundamente las porras que únicamente se dedican a ensuciar el deporte. Estoy de acuerdo que apoyen a sus favoritos, sean técnicos o rudos, pero he sentido que los insultos son personales. Ha habido casos con mi familia que está presente, la porra sabe quiénes son y directamente los han insultado.
Otra situación que se ha presentado con ellos es que son exageradamente soeces. En la lucha libre, siempre ha habido maldiciones, mentadas de madre, pero ha sido el espontáneo para la anécdota. Pero ellos se dedican a atacar. Yo subo al ring y ni aún ataco a su luchador preferido cuando ya están gritando cualquier cantidad de insultos. Eso me parece ensucia la lucha libre.

¿Qué causa más trabajo: resolver una rivalidad en la lucha o en el juzgado?
La abogacía es muy difícil porque hay muchos abogados que se apasionan en la defensa de un cliente y se lo toman personal. Traes un asunto y te toca enfrentarte a ellos en un juicio o una audiencia, de repente en la calle no te saludan, se voltean o te insultan.
En el ring luchamos, terminamos y adentro del vestidor nos damos la mano. En los juzgados es diferente porque a veces hay mucho dinero de por medio y eso genera malestar.