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Zócalo | Saltillo
Foto: Víctor
Mendoza-Miguel García-Cortesía
Durante los helados
días de diciembre el menor de los hermanos Lara no cabe de gozo porque sabe que
es tiempo de abandonar, arriba del cuadrilátero, la colorida máscara del
luchador y sus ansias de combate para portar su segunda identidad, como el mítico
Papá Noel, y llevar alegría a todos los niños de Saltillo con su barbuda y
panzona presencia.
Con 12 años de kilometraje
sobre el asfalto, asegura que él es el original “Santa motorizado”. Cuando se
sube al vehículo de dos ruedas y lo echa a andar por las calles de la capital
coahuilense pone de buen humor a las personas a su paso con un saludo fraterno
y el cálido “Ho ho ho”.
Sarapero III castiga a su hermano mayor, Federico. |
El tercero de la
Dinastía Arcoíris, nombre dado por la afición a los Saraperos I, II y III a
causa de los diferentes matices de sus equipos, tomó la idea de entregar
obsequios caracterizando a Santa Claus desde una vez que como gladiador dio
regalos en su arribo al ring durante las funciones organizadas por Marcos
Zúñiga en las colonias Chamizal o Antonio Cárdenas.
Su trayectoria de
20 años como luchador inició por ausencia del Sarapero II, Francisco Lara o
Frank Cortés. “Eran mis dos hermanos, fallece uno y como que al otro le entró
la nostalgia de andar solo me invitó en 1985 cuando estaban en su auge las
funciones de lucha en Saltillo”, relató.
Santa motorizado. |
Sin embargo, por
solidaridad, por un sentimiento genuino de dar, se la quita para encarnar al
gordito bonachón, señor de la Navidad. “Todas las navidades visito a los
amigos, cada 25 visito a compañeros de trabajo para entregarles un regalo a los
hijos”, señaló.
“El día 25 casi 12
horas ando en todo Saltillo. Días previos a Navidad me invitan a alguna posada,
al encendido de un pino, pero todo me agrada, me he dado más a conocer. Este
año han salido más empresas y posadas”, comentó.
PIEDRAS EN
EL CAMINO
Aunque era técnico, nunca se limitó. |
¿Qué situación en especial lo motivó a vestir
el traje rojo?
Va en el carro un
niño, le toco la ventana y se le salen los ojos cuando me ven. Ahí me agradeció
el regalo. Su expresión fue tan grande, me dio gran sentimiento y regocijo.
¿Alguna vez luchó como Santa en el ring?
Participé en esa
función e hice un equipo para deleitar a los niños, para la piñata y la foto.
Después llevé ese equipo para dar los regalos a los niños. Subí porque el Negro
Rivera se quiso sobre pasar con un niño. Traía el equipo de Santa y mi reacción
fue detenerlo, pero no fue mi personaje. Soy el Sarapero III.
Cuando supo que
otro Santa andaba por ahí, también en una motocicleta, aclaró entre sus
clásicas carcajadas que para él “es una imitación. Yo en realidad sí soy el
Santa”.
Sea como Santa o Sarapero, los niños le brindaron su apoyo. |
No, luego se acaba
el encanto para los niños. Siempre fui técnico, del bando limpio, porque no me
gustan las marrullerías que hacen los del bando rudo.
Aparte de las pedradas, ¿ha tenido otra mala
experiencia como Santa?
Por lo regular,
todos los días 25 en todas las casas hay bebidas y te invitan. Me pasó la
primera vez, con un tequilita. El otro te invita uno más, una cervecita. Para
la una de la tarde ya me sentía borracho, a tal grado que con la panza en la
espalda ya parecía tortuga ninja y las barbas de un lado. No me agradó eso
porque los niños se me quedaban viendo.
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