“Simplemente dejamos
de evolucionar y nos convertimos en repetitivos. Es una muestra de que hay algo
mal en la lucha libre contemporánea. Le falta atreverse y a pensar diferente”,
puso de manifiesto su opinión el coleccionista de lucha libre, Greg Ruiz, en
torno a la actualidad de su espectáculo preferido.
“Solíamos ser la mejor
lucha del mundo. A ver si no me pegan después por eso, pero ahorita (la mejor) no
está en México ni en Japón, sino en Estados Unidos”, añadió.
Haciendo gala de su
saber, expuso sus escuelas preferidas en otros horizontes: “Hay una empresa que
se llama Ring Of Honor y Chikara, donde sus maestros son mexicanos como Skyde.
A final de cuentas, la mejor lucha del mundo tiene una evolución a partir de la
mexicana”.
“Son empresas
chiquitas que se atrevieron a innovar con buen nivel”, prosiguió.
De hecho, por esta menor
calidad exhibida arriba del ring la alianza entre medios de comunicación y el deporte
del costalazo se vino abajo.
“Si el interés es
tener una buena crónica, ¿cómo lo vas a hacer con una lucha repetitiva, donde
ya no importan los resultados?”, dijo.
“Cada fin de semana en
Monterrey, vino tal luchador, estelarista del Consejo o Grupo Revolución, y
luchó cuatro veces. ¿Cuál crónica va a poner el periódico?”, cuestionó. “El
resultado de todas esas luchas no tiene valor, ni luchístico ni mediático. No
sirve, es más importante tomar una entrevista”, reveló.
Afirmó que son pocas
las luchas que tienen valor de crónica y ese es el punto débil de Súper Luchas
ahora.
“Si el Consejo fue a
Veracruz u Oaxaca, está haciendo exactamente lo mismo. Es como las luchas de la
WWE cuando viene a México, veías la misma lucha con el mismo resultado en todos
los eventos”, reiteró.
“En Estados Unidos también. Nada más que las trabajan
por semana y sólo una vez las pasan por televisión. Aquí están mal pagados y
tienen que hacer muchas de esas luchitas”.
También, no asumió
como cierto el mito de que la televisión acabó con la lucha libre: “Pero no
creo que sea producto de que la gente prefiera ver la lucha en la tele que en
vivo. Porque si así fuera, la gente no iría a ver el futbol. Ahora los
luchadores luchan para le tele y cuando no hay cámaras, no luchan”.
“Cuando van a una
arena normal, vienen de turistas. Por eso hay luchadores locales que se
desempeñan mejor y no es que los estelares no traigan nivel, sino que no
quieren (mostrarlo) en ese momento”, enfatizó.
EN SALTILLO
Respecto a la activa promoción
del deporte a través de las constantes funciones de domingo, con altibajos en
sus eventos, Greg Ruiz también aportó comentarios a considerar.
“A mí me gusta mucho
la escuela de Saltillo, incluso me gustan las dos. Más discreta, más moderada y
con mucho más respeto a la lucha tradicional es la Pavillón”, estipuló. “Pero
tiende a aburrir, no tanto por el desempeño en la lona sino por la poca
rotación de los elementos y la repetición hasta el cansancio del cartel”.
“En cambio, en Obreros
no son tan exigentes en la lona, pero buscan mayor variedad en el desempeño.
Ahora tiene mucho cartel. Son un poco impredecibles”, agregó.
El aficionado del
pancracio nacional señaló que los fines de semana debe conocer el contenido de ambas
empresas para decidir su lugar de asistencia, reafirmando un nivel al alza del
espectáculo.
“Las dos se han
discutido con los elementos locales. La verdad es que creo podrían ser más
agresivos, aunque la Obreros se ha
propuesto diseñar la lucha libre como ellos quieren; en cambio, la APN por su
relación con el Consejo tiende a repetirlo”, destacó. “Ni siquiera son los
mismos elementos, pero luchísticamente parece que ves la misma función de la
vez pasada. En Obreros no están limitados por el concepto”.
“Nunca sabes
exactamente si va a haber una buena función en cualquiera de las dos, pero en
la Obreros últimamente se han llevado las palmas”, sentenció el también
coleccionista de máscaras, fotos y revistas.
Con un breve análisis
intentó descubrir el origen de las fortalezas y falencias de cada empresa
local. “El año pasado fue de APN y éste parece de Obreros porque creo que tiene
un proceso creativo de mayor inclusión”, precisó.
“(En Obreros) tienes a un promotor de planta
en puerta, Costeñito Moy, tienes a Lolín en el micrófono y la entrada de los
elementos. Entre ellos dos definen el
programa y van más allá. A veces se apoyan en Marcos Zúñiga, en los que
entrenan como Fantasma, Meteorito, Terremoto y Paty Rey. Son siete elementos,
siete mentes”, expuso.
“A lo mejor ninguno de
ellos es mejor que Green Demon o Espartaco, a lo mejor en mano a mano, pero
aquéllos son dos mentes”, sostuvo. “El profe (Demon) está ocupado en su
trabajo, nada más viene los domingos a
luchar, él ya no tiene una escuela. El promotor principal tampoco le dedica
mucho tiempo. Programan bien, pero a la hora de las evoluciones y el desempeño
sobre la lona es otra cosa”.
“(En Obreros) es un
sistema de cuatro instructores y tres promotores. En conjunto los primeros son
muy buenos, pero por individual tal vez no son mejores que los de APN. Pero
falta la dedicación que le dan”, sostuvo. “En cambio, en Obreros son siete, tal
vez con menos trayectoria y recursos, pero le dedican el 80% de su tiempo. Esos
resultados se ven en la lona”, comentó.
Rey Misterio Jr. |
No obstante, quiso recalcar
que el desempeño local en APN es una constante de calidad. “Ahí son buenos y
siempre mejoran, por eso cuando llega la estelar de México tiende a decaer”,
dijo. “En Obreros no, son locales todos y cuando viene uno de fuera, se pone al
tiro. Alcanzan buen nivel luchístico donde
la calidad fue ascendente”.
Sin embargo, también
consideró señalar la seguridad del público en ambas arenas. “La otra vez hubo
un conato de bronca entre dos mujeres (en Obreros) que estaban cerca de
agarrarse a golpes, pero el promotor se paró y encargó de ellas”, relató. “Eso
me recordó también las experiencias que hemos tenido en APN, donde por las
dimensiones en un evento grande y por causas ajenas a la promoción, a falta de
equipo de seguridad, hubo un problema en ring y dos en gradas”, continuó su
narración. “El mismo cuerpo de muchos instructores, promotor y programador,
funciona a la vez como de seguridad y de calidad”.
“El Consejo se llena
con luchadores del principalmente de Laguna, Monterrey ya tiene poco que
aportar. Es tan absurdo como lo siguiente: `Una amiga me dice: Voy a ver cantar
a los luchadores´. El Consejo no va a querer luchadores con experiencia en
canto”, bromeó. “Las siguientes serían Guadalajara y DF. Verás en las revistas
especializadas esos tres escenarios, incluso Acapulco, Tijuana y Cd. Juárez”.
“Antes tenía más
nichos, pero también son escuelas donde el luchador tarda en entrar, de poderte
hacer. Estoy de acuerdo en que deben estar mejor preparados y con mejor
desempeño, pero luego también la vida luchístca del estelar es más corta y
televisada porque el rendimiento que le exige la televisión es diferente,
aunque la empresa diga que te van a tener varios años trabajando”, comentó.
Revistas orientales del estilo Puroresu. |
“Tenemos que encontrar
una nueva manera de incorporar a los jóvenes a la estelar, pero que también
sepan luchar. Creo que el CMLL no lo ha logrado. Ha clareado un poquito con
nuevas cosas como los programas esos de reality shows, pero creo que el ejemplo
lo está poniendo Triple A y no es en la escuela ni en la lucha, sino en la
producción, que está atendiendo a las plazas chicas y trae una caravana con sus
luchadores. No tiene ninguna arena y las llena. Es como tener un restaurante y
no pagar renta, tampoco lo compró”, concluyó.
“Es muy difícil ser
luchador si no eres de una familia luchística. Es una herencia, como los
sindicatos de los profes. Aquí es igual. En la televisión se ve. Los Casas por
ejemplo. Va el Hijo del Júnior. Eso se ha convertido en laboratorios
familiares. Las dinastías son obligatorias o feudos y por eso en las arenas
chicas están entrando las familias no tradicionales. Relámpago es un luchador
que creció sin feudo, ni siquiera conoce a los luchadores, pero él sabe que hay
un ring y se sube a brincar".
"No era porque mi mamá
me dijo o porque ya tienes una chamba asegurada. Hasta las mujeres se sienten
obligadas a tener novio o esposo luchadores o del medio. Feudo no es correcto,
es un asunto de castas, como si el luchador fuera un sumo sacerdote
contemporáneo, un levita de la Biblia. Nada más los de la familia, hay un
linaje. Así le dicen a un luchador: “Tú no vas a trabajar, tú vas a estar en un
ring y la gente te va a aplaudir”. Y es lo único que comen, aplausos, porque
tampoco se hacen millonarios".
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