Hay de fanáticos a villamelones y de aficionados a coleccionistas. Todos ellos tienen diferencias entre sí por su entrega y seriedad. Existe un saltillense por adopción que padece la curiosidad por saber genealogías y demás del ámbito. Greg Ruiz prefiere ubicarse en el último grupo, pero con ciertas reservas por su aprecio a la historia del pancracio nacional.
"Si haces
una investigación periodística, casi no vas a encontrar referencias. Lo que
quiero no es (reunir) por coleccionismo, no es una patología. Mi patología es
juntar discos, películas y libros", restringió su tarea en el medio, cuyo
fin es dar certidumbre y aportar información a los registros de la lucha libre
en México.
"Tal vez
por eso no me siento tan enfermo por estar juntando máscaras, pero sí me siento
enfermo por estar buscando cosas documentadas", declaró en una charla de
dos horas sobre diversos temas como las revistas, calidad del deporte actual,
escuelas de nuevos valores, entre otros.
“Parte de la decadencia actual y del desconocimiento que hay, es porque ese celo con el cual han cuidado a la lucha libre y esa prensa mal hecha por los aficionados. Muchas historias son de oídas, de segunda o tercera mano”, añadió.
Su afán no
luce descabellado, pues tan sólo en la red social como facebook, sus contactos,
generalmente, pertenecen al gremio luchístico nacional, por lo que los datos se
difunden más rápido. A su vez, ha publicado crónicas y fotos en blogs
especializados (www.estrellasdelring.blospot.com) y medios como Box y luchas.
“Cuando empiezo a
guardar cosas de lucha libre, veo que la historia no está cuidada, como sucede
en otros deportes, como la estadística del beisbol o del box. Aquí no hay nada
de eso, pertenece a una subcultura, algo así subterránea”, informó.
Entre afiches,
fotografías, posters, revistas divididas por épocas (3 mil 500 piezas) y
máscaras rotas (cuya valía supera en lo histórico a un gasto sensible del
bolsillo), el conocedor de lucha libre tiene su radar sonando tras indicios de “auténticos”
tesoros en espera de ser descubiertos para reproducirlos después o exhibirlos
ante individuos con gusto o no por el deporte del costalazo.
FALLA CONTACTO;
TRADICIÓN
PARPADEA
Consciente de
la evolución del periodismo en papel, enfocado a la lucha libre, de países como
Japón, el padre de familia aceptó que el retraso del medio es evidente en
México y el desarrollo se genera lento. Lo reseña ampliamente y señala como
culpables al conformismo, tendencias, apatía y prensa de aficionados. Aún así,
rescata su valor autóctono y las diferentes edades del área.
“Las revistas que
conocemos de la época dorada de lucha libre son principalmente Luche libre,
Halcón, Combates y algunas otras periféricas, pero no puede ninguna de ellas
con el concepto de Súper Luchas (1991-1999), que es un formato más light, en un
tipo casi tabloide a colores interior y exterior. Los demás no hacían
interiores”, explicó.
Advirtió que la lucha
libre se empezó a cotizar con la entrada en grande de la televisión. “Había un
segmento en Acción (programa de resumen deportivo), pero hablamos de la época
del Pavillón (Azteca), básicamente lucha libre televisada con personajes
orientados a que se vean en la tele”, relató. “Entonces la transformación es
completa, no nada más en las revistas sino también en los equipos.
Necesitábamos estrellas que se vieran en la tele y se vieran bien. Súper Muñeco
es uno de eso”, añadió.
La única revista que
se queda, de ese mundo antiguo, es Box y lucha, la cual tuvo buen momento. “Pero
a partir de los noventas se adapta a este tipo, a ser más campechana y
superficial en sus artículos”, indicó. “En cambio Súper Luchas se empezó a
adentrar, fue gráficamente muy atractiva, pues traía mucha fotografía, y tiene
varios directores”.
Su estilo, tras la apropiación deTriple A, fue reflejo de sus colaboradores, orientados a cubrir la farándula, |
También refirió que, después,
“Súper Luchas dictó la línea y hubo muchas revistas, algunas más famosas o que
a otros gustan mucho. Las portadas son impresionantes y sus posters gustan
mucho”. Algunas de ellas fueron Colosos y Arena (en sus diferentes versiones).
“Súper Luchas
transformó la época de las revistas y se quedan esas sucesoras. Luego todas
desaparecen al mismo tiempo porque se acabó el boom y sigue sobreviviendo nada
más Box y luchas”, reiteró.
Posee distintos álbumes de fotos. |
Sin embargo, el coleccionista
saltillense destacó algunas falencias en la línea editorial de las revistas
actuales. “Ahora es puro mercado de la nostalgia y por eso no me gustan las
revistas contemporáneas. Casi todas están adentradas en la nostalgia. Y
necesitan ser muy agresivos y propositivos como Súper Luchas a color”, dijo.
“Pero ésta también tiene
sus defectos. No quisieron usar las bases que ya tenían para hacer cosas nuevas
y actualmente estamos utilizando la tecnología para hacerla parecer vieja
porque no le consta que tengamos algo de valor ahorita. De origen, estamos
pensando que vamos a fracasar”, afirmó.
De 3 mil 500 revistas consta su acopio. |
“El público o
aficionado o villamelón es el que compra y reconoce que hay algo de valor ahí,
es un producto de calidad, porque el producto semanal de origen es la lucha
libre y la función dominical es la que está fallando”, manifestó.
ARTÍCULOS DE
SU COLECCIÓN
Con máscaras luchadas en
propiedad como la de Pentagón/ Espanto Jr., Lizmark, Mil Máscaras, Máquina
Salvaje, Villano III y Stukita, entre otras, Greg Ruiz recuerda que se deshizo
de otras 40 tapas cuando obtuvo la primera sudada por uno de su máximo ídolo y
rota por Karloff Lagarde para continuar con esa línea en su colección. No, no
es fan del Santo ni Blue Demon.
En su blog tiene cerca
de 100 revistas escaneadas al cien por ciento, sobre todo de Súper Luchas,
además de las 3 mil 500 en papel. Los posters son otro punto de su colección.
“Alguna vez he pensado
en guardarlo digitalmente para comercializar algunas cosas porque está
creciendo tanto que sí necesita mantenimiento”, aclaró. “Lo que cuesta es hacer
reproducciones y fotografías de los negativos”.
Sin embargo, el mayor
atractivo de la recopilación, es su atracción por las capuchas, cuyo origen tiene
factores hereditarios, pues incluso uno de los trabajadores de su abuelo en Piedras Negras, Vampiro Vengador, fue
luchador y aún mascarero con 30 años de labor. El amor de Greg Ruiz por los productos de
edición limitada tiene relacionado su origen con él.
Dos Caras. |
Aunque Piedras Negras
no fue una gran plaza de lucha libre durante su época, allá pudo ver a Sangre
Chicana, Lizmark y Los Brazos. Por ello, también ahí nació su afán por reunir documentos
formales. “La principal fuente de información eran las revistas. Incluso muchos
luchadores los admiro de las revistas porque así los conocías o del dibujo que hice de ellos como Dos
Caras, quien es un luchador que nunca vi y es al que más dibujaba”, relató.
De Huracán Ramírez, su tesoro. |
En cuanto a máscaras, Greg conserva las únicas que tienen un significado especial para él como la del Huracán Ramírez.
Como si se tratase de
buen vino, el fan saltillense reveló que hay mucha diferencia entre
coleccionistas de lucha libre y coleccionistas de máscaras. Incluso hay
catadores de máscaras. Por el tipo de molde, tipo de material, te puede
determinar la época y quiénes son los que la hicieron, aunque no todos son
especialistas en el tema.
“Los coleccionistas de
máscaras a veces saben mucho de materiales y mascareros, pero no de la máscara
que tienen o del personaje luchador. Algunos son muy serios. Hay nuevos que se
compran muchas de 300 o 400 pesos y sólo quieren tener máscaras”, explicó. “El
asunto no es cuantitativo sino cualitativo aunque cueste. A lo mejor nadie la
luchó. Fuerza Guerrera lo dijo: ‘La máscara es el fondo de retiro para un
luchador’”.
Documentada. |
“No sólo es una
máscara luchada y documentada, sino de un personaje que admiro mucho. Yo no
tengo en primer lugar ni al Santo ni a Blue Demon. Para mí siempre fue Huracán
Ramírez, por la misma razón que también le voy a Batman. Porque no tienen súper
poderes”, comentó.
Posters. |
Puso de manifiesto que El Santo y Blue Demon acaban con demonios, vampiros, zombies, extraterrestres y tepocatas. Disparan rayos láser, dependiendo de la película, a veces volaban o reencarnaban.
“Pero en las primeras
películas del Huracán Ramírez, cuando las estelarizaba David Silva, (él) luchaba
contra la mafia de barrio que cobraba piso a su restaurancito o les vendía
protección”, precisó. “Si ahora sacaran películas del Santo, a lo mejor
lucharía contra los clones de las Guerras de las Galaxias. El Huracán sería un
vendedor de tortas o dueño de puesto en la pulga y pelearía contra los sicarios”.
Villano III, Máquina Salvaje y Mil Máscaras. |
Sin embargo, Ruiz tiene
profundo respeto a la memoria de García por su reconvención y valentía.
“Otra cosa que le
admiro es que esa parte de su vida se ve reflejada durante el periodo de los
años 80´s. Es cuando se desenmascara públicamente para decir yo soy Daniel
García, soy Huracán Ramírez. De esa manera se posesiona del personaje. Así
surge la dinastía verdadera con Huracán Jr.; la otra dinastía será legal, pero
no es de su sangre”, recordó.
“La otra lucha, que es
lo negro de la lucha libre, fue cuando Huracán Ramírez fue repudiado por sus
compañeros de trabajo y del medio por su lucha contra el alcoholismo”, agregó. “Empieza
a hacer una acusación muy grave, donde debajo de la lucha hay drogas y alcohol.
Era parte de esos asuntos intocables en el medio y a él no le dio miedo. No
quería que muchos luchadores deportistas sufrieran lo que él. Por eso esta
máscara me importa mucho”, concluyó.
Stukita y Trauma I. |
Pentagón - Espanto Jr. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario