diciembre 30, 2011

DE BARBA Y MÁSCARA: Santa motorizado y Sarapero III

Zócalo Saltillo / Deportes!
Miguel García
Zócalo | Saltillo

Foto: Víctor Mendoza-Miguel García-Cortesía

Durante los helados días de diciembre el menor de los hermanos Lara no cabe de gozo porque sabe que es tiempo de abandonar, arriba del cuadrilátero, la colorida máscara del luchador y sus ansias de combate para portar su segunda identidad, como el mítico Papá Noel, y llevar alegría a todos los niños de Saltillo con su barbuda y panzona presencia.

Con 12 años de kilometraje sobre el asfalto, asegura que él es el original “Santa motorizado”. Cuando se sube al vehículo de dos ruedas y lo echa a andar por las calles de la capital coahuilense pone de buen humor a las personas a su paso con un saludo fraterno y el cálido “Ho ho ho”.

Sarapero III castiga a su hermano mayor, Federico.
“Me llamó la atención. Veo que los niños quieren demasiado a ese personaje. Es más, tengo muchas anécdotas muy bonitas. Esto no lo lucro, me gusta ver una sonrisa de los niños”, explicó quien gusta de atenazar la cabeza de sus rivales con unas tijeras voladoras, asfixiarlos con candado al cuello o partirlos a la mitad con una “Descuartizadora”.

El tercero de la Dinastía Arcoíris, nombre dado por la afición a los Saraperos I, II y III a causa de los diferentes matices de sus equipos, tomó la idea de entregar obsequios caracterizando a Santa Claus desde una vez que como gladiador dio regalos en su arribo al ring durante las funciones organizadas por Marcos Zúñiga en las colonias Chamizal o Antonio Cárdenas.

Su trayectoria de 20 años como luchador inició por ausencia del Sarapero II, Francisco Lara o Frank Cortés. “Eran mis dos hermanos, fallece uno y como que al otro le entró la nostalgia de andar solo me invitó en 1985 cuando estaban en su auge las funciones de lucha en Saltillo”, relató.

Santa motorizado.
Hoy la tapa del Sarapero sigue en su lugar, cubriendo la incógnita del menor de los hermanos Lara. Ni siquiera la perdió contra el más rudo del trío en una lucha de apuestas (máscara contra cabellera), en el Gimnasio “La Maquinita”.

Sin embargo, por solidaridad, por un sentimiento genuino de dar, se la quita para encarnar al gordito bonachón, señor de la Navidad. “Todas las navidades visito a los amigos, cada 25 visito a compañeros de trabajo para entregarles un regalo a los hijos”, señaló.

“El día 25 casi 12 horas ando en todo Saltillo. Días previos a Navidad me invitan a alguna posada, al encendido de un pino, pero todo me agrada, me he dado más a conocer. Este año han salido más empresas y posadas”, comentó.

PIEDRAS EN
EL CAMINO
Aunque era técnico, nunca se limitó.
No obstante, algunos pocos no comparten el ánimo de la época de reflexión, fiestas y regalos. “Hay gente que no tiene ese espíritu, sin embargo seguimos aquí. Me han agarrado a pedradas en La Guayülera”, subrayó. “Pero mientras podamos subir a una moto aquí vamos a andar disfrutando cada mes de diciembre”.

¿Qué situación en especial lo motivó a vestir el traje rojo?
Va en el carro un niño, le toco la ventana y se le salen los ojos cuando me ven. Ahí me agradeció el regalo. Su expresión fue tan grande, me dio gran sentimiento y regocijo.

¿Alguna vez luchó como Santa en el ring?
Participé en esa función e hice un equipo para deleitar a los niños, para la piñata y la foto. Después llevé ese equipo para dar los regalos a los niños. Subí porque el Negro Rivera se quiso sobre pasar con un niño. Traía el equipo de Santa y mi reacción fue detenerlo, pero no fue mi personaje. Soy el Sarapero III.

Cuando supo que otro Santa andaba por ahí, también en una motocicleta, aclaró entre sus clásicas carcajadas que para él “es una imitación. Yo en realidad sí soy el Santa”.

Sea como Santa o Sarapero, los niños le brindaron su apoyo.
Como en la lucha libre, ¿le pelearía el nombre al otro Santa?
No, luego se acaba el encanto para los niños. Siempre fui técnico, del bando limpio, porque no me gustan las marrullerías que hacen los del bando rudo.

Aparte de las pedradas, ¿ha tenido otra mala experiencia como Santa?
Por lo regular, todos los días 25 en todas las casas hay bebidas y te invitan. Me pasó la primera vez, con un tequilita. El otro te invita uno más, una cervecita. Para la una de la tarde ya me sentía borracho, a tal grado que con la panza en la espalda ya parecía tortuga ninja y las barbas de un lado. No me agradó eso porque los niños se me quedaban viendo.

HARINA DE OTRO COSTAL: MURCIÉLAGO INFERNAL


Calibre 57 / Pelotas

Miguel García
Zócal | Saltillo

Foto: Gabriela Balleza-Cortesía

Entre bolillos, conchas y rollos de piña, se forjó al calor del horno y del combate un gladiador que, en su trayectoria de 32 años, luchó con dos identidades, pero siempre fue un gran rudo.

Primero creó la máscara de Murciélago Infernal, luego portó la de Imperio Rojo Jr. Con tales entrañas, no podía ser ningún pan de Dios. Pero la lucha libre le cobró factura y, tras una lesión en la espalda, se hizo el tahonero del ring.

Sobrino de Carmen Villalobos, quien dio de comer y apoyó la carrera de ídolos como Blue Panther o el Ángel Azteca, Lino entrenó una semana a sus 15 años de edad en la Arena Olímpica Laguna de Gómez Palacio, Durango, por insistencia de la tía y ahí nació su deseo por seguir al maestro lagunero.

“Iba a Gómez y mi tía quería que fuera luchador aunque no me gustaba. Ella era aficionada, tenía una fonda cerca de la Arena Olímpica Laguna y ayudaba a entrar a la raza porque estaba muy bien con los dueños”, recordó. Parecía que su destino era combatir con la bandera de la Comarca Lagunera.

Sin embargo, fue harina de otro costal. El azar lo llevó bajo la protección del rufián monclovense, “Chacho” Herodes, y lo hizo participar en la etapa inicial de íconos nacionales del pancracio como Jerry “El Puma” Estrada, Remo Banda (El Volador), Guerrero Negro, La Parca original y Sangre Chicana.

Con una escuela dura, seria y de mucho tesón, Imperio Rojo Jr. heredó el personaje para sembrar el terror en el norte. Rudo como el que más, es el único que garantiza hacer “polvorones” a sus rivales.

Murciélago Infernal, Green Demon I y Jerry Estrada.
RECIÉN SALIDO
DEL HORNO
Durante una semana, el primer profesor de Blue Panther, Héctor López, fue mentor de Lino y cuando éste regresó a Saltillo buscó un lugar para entrenar lucha libre.

“Me fui a la Arena Otilio Zurdo Galván, que la tenía Martín Palomo”, dijo. “Estaban haciendo funciones y empecé con los Pájaros Aztecas, Benny Cordero, Red Man, aparte del Zorro Plateado y el Lobo Yaqui. De todos aprendí”.

En dos meses debutó como emergente con el nombre efímero del “Fugitivo” para hacer sociedad con el Pájaro Azteca y enfrentar a la pareja de los Rayos Negros en 1980.

“Me emocioné mucho pero también había nervios porque era la primera. Me prestaron unos trapos y me subí a luchar”, señaló. “Gracias a Dios, como entrenaba cuatro horas diarias, me fue muy bien”.

Después, le pidieron crear un personaje para ponerlo en el siguiente cartel. “Mi diseño de máscara lo saqué del sello de una botella de Bacardí”, confesó. “A los 15 días me programaron como Murciélago Infernal. El nombre vino del Murciélago Velázquez, un luchador antiguo. Lo infernal fue por El Satánico”.

Un año después se cambió a la Arena Tokio y luego se fue a Monclova. Ahí lo vio luchar el mítico “Chacho” Herodes y le gustó su estilo para incluirlo entre los luchadores que se iban con él a sus giras. “Así me metí de lleno a la lucha libre", resaltó. "Herodes me consiguió plazas, me llevó a México e hice mucho con él. Fui a Tlaxcala, Puebla, Toluca, Querétaro, San Luis”. A sus 19 años, había recorrido gran parte del país.

Pantera Negra fue también su rival.
SE HIZO CONCHA
"Herodes quería que me quedara en México pero la capital nunca me gustó", explicó. "Me conseguía tres o cuatro fechas, las terminaba y me venía para Saltillo. Le cumplía sus fechas y regresaba".

"Había muy buenos luchadores porque él era el de la escuela", subrayó. "Él los llevaba a México y los pulía, pero se concretaba a eso. Él decía: 'Yo los llevo y acomodo. Depende de ustedes si se quedan’".

El primero en tener éxito fue Jerry Estrada. "Se lo llevó y ahí empezó la motivación. Después del Jerry, siguió Remo Banda, luego Guerrero Negro", reconoció.

Hace 20 años le lastimaron la columna en una quebradora mal aplicada y eso provocó la disminución de su actividad en el ring. "Sigo luchando a la fecha. Un quiropráctico de Monterrey me acomodó todo, tuve mucha rehabilitación con él, pero no quedé bien”, dijo.

Junto al Zorro Plateado, dieron luchas de alarido.
DURO DE ROER
Por 15 años defendió con éxito la tapa del Murciélago, cotizada por su recorrido en el país. Pero como todo pan, se hizo blando apenas se le puso en remojo “de sangre”.

En un violento choque de rudos, el saltillense Pantera Negra se la arrebató en La Maquinita durante una de las mejores luchas de su vida, confesó Villalobos Flores.

Un año más continuó con la identidad del Murciélago y su cara al aire. Pero por petición del propio Imperio Rojo, personificó la segunda versión del famoso luchador en el norte de México.

“En 1990 Murciélago Infernal desapareció. Para mí fue duro. A los 15 años perdí la máscara y un año seguí así. Pero me acostumbré a Imperio Rojo Jr.”, declaró.

“Cuando fui Imperio Rojo Jr., mi mejor lucha fue con Green Demon”, aclaró. Ahí también perdió la incógnita, pero ahora en la Arena Obreros del Progreso. Sin rencores, afirmó que a veces se gana y otras se pierde, como cuando ganó el Campeonato Ligero de Coahuila o la cabellera de “El Legionario”.

Los Payasos Negros son su descendencia.
EL PAN EN SU VIDA
Cuando el horno no estaba para bollos por la lesión en su espalda, Lino dejó de subir al enlonado para subsistir y esto atrajo la atención de sus familiares. Entonces vino la panadería que ha servido de sustento, avecindada en La Güayulera en la calle Santos Degollado 582, a un costado del Cerro del Pueblo.

“Un tío me dejó el negocio al ver que ya no podía continuar en la lucha libre porque fue a lo único que me dediqué siempre”, recordó. “Al lastimarme, me trajo a la panadería, él me enseñó y cuando murió me dejó el negocio. Tengo con la panadería como 18 años”.

LA LEVADURA LLAMA
“Ahora mis hijos son los que andan empezando. Murciélago Infernal Jr. tiene 16 años en la lucha y hay otros dos con dos años. Quiero acomodarlos primero a ellos y luego que solos se guíen”, comentó respecto al legado de sangre luchística.
Sangre Infernal y Juventud Infernal son los herederos del clan Infernal junto con el Júnior, además de saltar al cuadrilátero como Los Payasos Negros I, II y III.

TABLA
Nombre de pila: José Lino Villalobos Flores
Nombre de batalla: Murciélago Infernal e Imperio Rojo Jr.
Edad: 48 años
Maestro: Héctor López.
Oficio: Panadero y comerciante.
Debut: 1980 en Arena Otilio Zurdo Galván.
Remate: La Infernal.

TABLA
HEREDEROS
Murciélago Infernal Jr.
Juventud Infernal
Sangre Infernal
Los Payasos Negros I, II y III

diciembre 28, 2011

ADIÓS AL COSTALAZO: Prohibirán la lucha libre en Saltillo


Big Neurosis y Símbolo provocaron la hilaridad.
Miguel García
Zócalo | Saltillo

Foto: Miguel García

Entre pancartas y gritos similares a los del Coliseo romano, un grupo de ciudadanos más y peor que indignados se reunió ayer frente al Congreso del Estado para prohibir las funciones de lucha libre en Coahuila por la exhibición de actos “indecorosos y violentos” en sus espectáculos.

Amas de casa, padres de familia y estudiantes se presentaron con varias demandas para los diputados y el firme propósito de acabar con un deporte que llegó a México en 1933 para entregar ídolos como El Santo, Blue Demon, El Solitario, Black Shadow, Gori Guerrero, Tarzán López, Murciélago Velázquez, Cavernario Galindo, Huracán Ramírez, Médico Asesino o Mil Máscaras.

Los principales argumentos de los manifestantes fueron el repudio a las escenas sangrientas donde los gladiadores alcanzan una de las vertientes del deporte para demostrar el paroxismo de su pasión en el ring, bañándose en líquido escarlata.

Tempestad bañado en sangre.
“Parecen fuentes cuando les sale el chorro y con ese encono promueven la violencia”, afirmó una señora de la alta al punto del colapso. “Nosotros como quiera, pero, ¿y las criaturas?”, añadió.

Aunado al problema que impera en la Comisión de Box y Lucha Libre de Saltillo, cuya dirigencia sigue acéfala tras el deceso de su anterior presidente, Zorro Plateado, el conflicto incrementó cuando uno de los irritados expresó su contrariedad por la presencia de los llamados exóticos.


“Esos cuerpos varoniles, untados en aceite, fuertes y redondeados, no son materia de diversión para jóvenes o niños”, comentó el sujeto. “Al dar besos y abrazos a los de su mismo género, ponen en duda su heterosexualidad y confunden el ánimo de los más inocentes”, agregó.

King Rap enseña las carnes de su rival.
Otros aspectos más reprochados por los reunidos ahí fueron los actos impúdicos como el calzón chino, enseñar los glúteos, cubrir el rostro tras una mentira o usar mallas. “Los únicos hombres en mallas son los cirqueros”, externó uno de los participantes que prefirió el anonimato. “Portar máscara no inspira confianza, algo esconden. Tampoco se vale avivar a las señoras a tocar partes inmorales de los luchadores y menos con el marido en frente”, finalizó.

Mucho se dijo en esta manifestación, sin contar el menosprecio por las malas soeces, “aquellas inocentes” por las que Carlos Monsiváis comentó: “El aluvión de ‘malas palabras’ que a lo mejor alguna vez dijeron algo pero que hoy, exclusivamente, son ganas de evocar las épocas del habla clandestina”.

Cuije abusa del Comando Negro.

EL SARAPERO I: DOMINA EL ARTE DEL RING Y LA MESA

Miguel García
Zócalo | Saltillo

Foto: Miguel García-Cortesía

“Hay gente que la estoy atendiendo en la mesa y me ha saludado. Hay otros que me echan porras en el evento: ‘¡Sarapero, Sarapero!’. Yo los atiendo con mucho gusto porque me gusta servir”, expresó el rudo  que ha sido un calvario para los técnicos entre los más recordados por la afición y un orgullo para su tierra natal.

Calibre 57 / Pelotas
Su cordialidad en la mesa es un excelente antifaz para el ruin gladiador, cuya trayectoria de 40 años está cubierta de líquido escarlata, desde su bautizo de sangre contra el Cavernario Uribe hasta su lucha de apuestas con el menor del trío Saraperos.

“Hubo muchas luchas sangrientas porque me gusta bañarme en sangre”, dijo recordando al Zorro Plateado (+). Incluso Saltillo se quedó con el deseo de ver la lucha de apuestas entre las leyendas saltillenses de ambos bandos, José Aguirre Quirino (Zorro Plateado) y Federico Lara (Sarapero I).

“A mí me odiaban, me escupían, me aventaban hasta tetas y pañales con popó del niño recién nacido. Pero a mí me satisfacía y nunca ofendí al público”, señaló orgulloso.

Su sello en la mesa es la simpatía.

Capitán de meseros, maneja eventos y además es referí. Ha aprendido el oficio en cursos para cata de vinos, reglas de etiqueta y demás, aunque cuando sube al ring olvida esa cortesía que le ha abierto puertas en eventos de la alta sociedad, políticos y presidentes de México como Vicente Fox.

El gusto por saltar y llavear entre los cuatro ángulos nació en su infancia. “Años atrás, cuando estábamos chamacos, íbamos al Estadio Saltillo a ayudarles para que nos dejaran ver la función cuando venía Ray Mendoza, El Santo, Blue Demon y El Cavernario Galindo”, relató. “De ahí nos nació el amor”.

Tras su debut como El Plebeyo y el servicio militar, hizo sus maletas con 20 años de edad para trabajar y entrenar en Monterrey junto con su hermano Pancho, Frank Cortés (+). Su capacitación corrió a cargo del maestro Rolando Vera, Mr. Lince, Bulldog Villegas, Farfán, Chucho Villa, Carnicero Aguilar y El Cavernario Galindo.


Con La de a Caballo castiga a Pájaro Azteca.
RUDO DE FIBRA
MULTICOLOR
El estilo de don Federico era tan fiero que una vez cuando luchó contra su hermano, El Sarapero III, lo mandó al hospital tras aplicarle un martinete y luego lo persiguió para repetirle la paliza, representando el pasaje bíblico de Caín y Abel.

Desde entonces, el fundador de la Dinastía Arcoíris saltaba al ring con una quijada de burro colgando del cuello. Con ella maniataba a golpes a sus rivales y propia familia. Fue tal el repudio, dejaba la atmósfera tan caliente con sus combates, que su propia madre le amenazó por tener a su hermano bañado en sangre.

“Salieron mis hermanos como técnicos y todos la felicitaban. Salí como rudo y me empezaron a insultar con mi madre presente al grado de que ella salió llorando”, recordó. “Imagínate la impresión mía cuando la gente me odiaba. Mientras más te odie, sin darse cuenta te está llevando a la cúspide”.

Respecto a los nuevos valores de la lucha libre, comentó: “No saben ni pararse en un ring. No tienen carisma. Traen unos equipos muy bonitos y cuerpazos que dan miedo. Pero realmente el que anda dentro no sirve para nada. Y se lo compruebo cuando él me diga”.

 “Si sabes trabajar, dominar y entender al compañero, si sabes que te va a cuidar para dar un espectáculo hermoso con salidas y llaveo, ese es rudo”, precisó. “Tiene que poner lo demás, desde fichas, botellas, tinas, pero sin dañar, lastimar ni ser grosero con el público”.


Con su hermano menor, Sarapero III.

COLORES
TATUADOS
Su cariño por Saltillo y capacidad de innovación le llevó a tomar a Sarapero como su nombre de batalla para consagrarse en el norte de México. Fue aficionado a practicar futbol soccer y el ciclismo, pero lo suyo fue el deporte del pancracio aunque la gente no lo recuerda hoy en día y dudan de su existencia.

“Somos de aquí, nacidos en Saltillo, y realmente es donde menos se nos ha valorizado. Tenemos hasta en el cuerpo el sarape pintado”, afirmó. “Le hicimos honor a Saltillo cuando existía la fábrica 'La Favorita', mundialmente conocida por hacer el mejor sarape”.

“Incluso la gente nos decía “Los Arcoiris” por los colores tan hermosos del sarape de Saltillo”, recordó en una de tantas recepciones. “En la Plaza de Toros de Victoria, Tamaulipas, nos aventaban hasta claveles y rosas porque les fascinaban los colores del sarape y la máscara”, añadió.

Durante su estadía en la Sultana del Norte, los hermanos investigaron y hurgaron en busca de un nombre original para una pareja. “En aquel tiempo no existía ni la Liga Mexicana (de Beisbol) y nació la idea de traer a Los Saraperos”, dijo. “Aquí nos conocieron como tales Martín “Copetes” Palomo y el Imperio Rojo, (luchando) por primera vez en una escuela”.


Con el Pantera Negra fue una gran pareja.
DEVUELVE
EL COLMILLO
“Considero que aún tengo ángel y carisma para seguir luchando, pero te empieza a cobrar factura la vida ya no es igual. Si fui bueno, ya no lo quiero denigrar; si fui malo, ya no le quiero echar tierra”, aceptó.  Por ello, entre febrero y noviembre de cada año ahora prepara a los nuevos luchadores en el Gimnasio Coahuila.

“Hay que saber desde lucha grecorromana, lucha olímpica, llaveo al ras de lona. Ahora no, nomás se avientan como cirqueros, nomás vuelan”, exigió. “Aquí hay que luchar, dar un espectáculo no como en la era romana donde te matabas hombre contra fiera. Aquí es circo, maroma y teatro”.

“Somos sencillos y nos gusta apoyar”, aclaró su faceta solidaria. Como luchador, también participó en luchas a beneficio para iglesias como la de la Sagrada Familia, de Anáhuac, y también para escuelas. “Veníamos de Monterrey a luchar y nunca cobrábamos un cinco para esas instituciones. Nos nace ayudar a la gente y mucha lo sabe”, finalizó.

¿QUIÉN ES?
Nombres de batalla: El Sarapero I y El Plebeyo en sus inicios.
Nombre de pila: Federico Lara Hernández.
Edad: 63 años.
Debut: 6 e agosto de 1972 en el Deportivo Madero.
Maestros: Rolando Vera, Mr. Lince y Cavernario Galindo.
Rivales: Mil Máscaras, Hijo del Santo, Blue Demon Sr. y Dr. Wagner.

EL DATO
Su bautizo de sangre (argot) lo recibió ante el Cavernario Uribe.
Como promotor abrió en el Gimnasio “La Maquinita” el Coliseo 2000.
Perdió la máscara contra el Pájaro Azteca en “La Maquinita”.

NUMERALIA
1 de noviembre de 1992 perdió la cabellera contra su hermano Sarapero III.

40 años de luchador es la trayectoria de don Federico Lara.
30 años ha caracterizado el segundo personaje de su carrera, El Sarapero I; el primero fue El Plebeyo.

SUS TROFEOS
MÁSCARAS
Rey Demonio
Potro Blanco
Dr. Infierno
Gran Kalú
CABELLERAS
Forastero
Gran Kalú
Halcón Morales
Max Ramos

diciembre 11, 2011

UN JEFE INDIO 'MUY NICE'

Calibre 57/ Pelotas

Miguel García
Zócalo | Saltillo

Foto: Miguel García-Archivo

“Con alma de zorro y corazón plateado”, así se definió el llamado “Jefe Indio” tras el deceso de su abuelo, Zorro Plateado Sr. Nacido en Monclova, Coahuila, es el más activo de la dinastía de don José Aguirre Quirino, leyenda saltillense de los encordados, y porta su legado, la máscara plateada, en algunas funciones.

“Los Zorros luchan cada que pueden, pero yo me dedico a la lucha, es lo mío”, aclaró el rufián que supera los 130 kilos de puro carisma y técnica en el ring.

Guardia de bares, sabe tratar con los rebeldes y no escatima recursos ni fuerzas en maniatarlos a punta de patines y sopapos para ser el amo del escándalo en las arenas con bravuconadas como “¡Así me gusta, calladitos!”, “¡Órale, indios!” o “¡Arriba Monclova”. “Se me da la lucha ruda, los golpes y hacer enojar a la gente”, afirmó.

Su tonelaje lo llevó a militar entre los rufianes porque de los voladores no hay valiente que se le ponga adelante. Viene de una dinastía dividida entre rudos y técnicos, pero por un origen común en el bando limpio conoce sus secretos.

Además, su peso vale oro. Ha sido campeón de parejas al lado de Guerrero Negro Jr. en la Arena Pavillón del Norte, campeón peso completo de la FILL (Federación Internacional de Lucha Libre) y campeón peso completo de Nuevo León.

Zorro Plateado, Mil Máscaras y el Indio Kikappo Jr.
“La lucha para mí es todo”, afirmó a sus 25 años de edad. “Mi abuelo me enseñó a quererla, amarla y la defiendo con todo mi corazón”. Su debut fue en el 2004, en la tierra del acero.

Pero su formación en lucha libre fue bajo la supervisión de su abuelo en el gimnasio del Lobo Yaqui y al lado de tres gladiadores con los que tiene parentesco: Zorro Plateado, Zorro Plateado Jr. e Indio Kikapoo.

A GRITO DE '¡GERÓNIMO!'
En algún tiempo le dio por atajar el balón de futbol soccer y jugar voleibol. Incluso fue seleccionado estatal para varios equipos y ahí exhibió una de sus mayores habilidades que enmudecería a más de uno. “Fui portero y, como entrenaba lucha, a lo que pasaba por la portería me le tiraba”, recordó. Desde entonces no tenía problemas con su peso.

Desenmascarando a Green Demon II
“Dicen que soy ágil, yo no me considero así. Pero desde chico he practicado deporte”, resaltó. Sin embargo, sus caídas, juego de cuerdas y saltos  al vacío revelan una agilidad innata en el cuadrilátero.

Aunque no frecuenta mucho tirarse desde la tercera cuerda, se atreve con algún tope suicida o semi plancha ante la sorpresa del público. “Me he aventado dos o tres vuelos, se necesita valentía”, dijo.

Aunque más valor requiere el rival, supo reconocer. “Para el que recibe está un poco duro. Incluso el Hijo del Guerrero Negro Jr. me recibió y salió lastimado. Duró dos meses y medio fuera de la lucha por una lesión”, agregó. Pero se dice con suerte, nadie se le ha rajado. “Me han tocado buenos luchadores”. Su única fractura está en la clavícula pero por una mala caída.

VA PARA JEFAZO
Su experiencia de 7 años arriba del enlonado suma combates junto a Adolfo Tapia, L.A. Park, y un mano a mano contra el miembro más pesado de Los Perros del Mal, Head Hunter. Su tránsito por diversas ciudades del país no le han quitado los pies de la tierra.


“He trabajado con Atlantis, Héctor Garza, Shocker, Loco Max. He trabajado con Triple A, My Flowers, Sangre Chicana, Sangre Chicana Jr., Hator. Entre los independientes, con la mayoría, como El Solitario o L.A. Park. Me he enfrentado a lo mejor de la baraja luchística”, advirtió.

Homenaje en el barrio Ojo de Agua de Saltillo.
No obstante, combatir junto a ellos no le dio tanta satisfacción como subir al ring con su abuelo. “Mi máximo ídolo”, aclaró. “El día que luché con mi abuelo en un homenaje que le hizo Alfonso Torres, al final se me salieron las lágrimas. Fue un orgullo para mí luchar con él”.

Cuando formó con su parentela la tercia del “Legado de la sangre”, se sintió a gusto. “Es lo que siempre planeamos, luchar juntos. Desgraciadamente, por cosas del promotor, no pudimos seguir y a mí me interesa salir con mi personaje”, relató.

noviembre 28, 2011

ATLANTIS: UNA LEYENDA VIVA


Miguel García
Zócalo | Saltillo

Foto: Miguel García-Gerardo Ávila-Armando Aguirre

“Tengo seis máscaras muy valiosas que cada seis meses las baño. Las lavo y me pongo a platicar con ellas. Son unos trofeos maravillosos”, confesó Atlantis la manera de celebrar sus hazañas, inmortalizadas en el libro sagrado.

“Soy el luchador que tiene más logros, más máscaras importantes (ganadas) en la Arena México. Más que el Hijo del Santo y Blue Demon Jr.”, afirmó. “He hecho mi propia leyenda en la lucha libre gracias a una campaña blanca y al mejor público de las arenas, que son todos los niños”.

Talismán, Hombre Bala, hermano del Pirata Morgan; Tierra, viento y fuego, Kung Fu Sr., Mano negra y el Villano III fueron las identidades que acabaron en manos del “Rey de los mares” durante sus 28 años de trayectoria. Y todavía faltan. Una de ellas podría ser, según rumores, la del Último Guerrero.

“Desde la primera máscara que le gané al Talismán en el ‘86 hasta la última, la del Villano III en el 2000, fueron máscaras muy codiciadas en su momento de súper estrellas”, subrayó.

“Si tienes esa presea tan codiciada por muchos luchadores —tenerla en mis manos porque me costó sudor, lágrimas y mucho esfuerzo—, me siento muy satisfecho”, manifestó.


EL AMOR POR
LA MÁSCARA
Sin embargo, resaltó que, pese a la confianza en sus habilidades y fortalezas, siempre subió al ring con el temor del fin de Atlantis y su incógnita. “Desde mi primera apuesta, pensé que iba a perder la máscara”.

Es tal su cariño por su identidad que presume  de algo más: “Tengo la primera máscara que mandé hacer y ningún luchador de México tiene su primera máscara. Yo la tengo ahí. Tiene unas 10 o 15 luchas. Ahora está toda amarilla, pero era blanca”.

Hoy el lugar que muchas veces ocuparon sus rivales, Atlantis lo tiene asignado. El ídolo de los niños es él; la “tapa” más cotizada es la suya. Pero, según reiteró el profeta que volvió al bando técnico tras 6 años de ausencia, “todavía no nace quién me la gane. Yo me quiero retirar con esta máscara, donde está escrito el nombre de Atlantis en letras de oro”.

A sabiendas de su popularidad y las comparaciones entre leyendas del ring, Atlantis aseguró: “Llegar a la talla del Santo o Huracán Ramírez, es un privilegio de Dios y este deporte”.



ATLETA ANTES
QUE ATLANTIS
“Era deportista desde la edad de los 5 años. Siempre he sido luchador y siempre me ha gustado el deporte de alto rendimiento”, recordó. “Estuve en natación, luego en el pentatlón y a los 14 años entré a la escuela de la lucha libre. Estuve aprendiendo 6 años”.

“La lucha libre es una carrera”, sentenció. “Nunca dejas de aprender. Yo estudié cuatro luchas: la olímpica, grecorromana, intercolegial y la lucha libre”.

Aunque sus papás lo mantenían para estar en la escuela del “Diablo” Velasco, no quiso dejar todo el gasto a su familia. Por ello realizó trabajos que pagaban algunas cosas cuando se mudó a vivir al gimnasio de la Arena Coliseo, en Guadalajara.

Un 11 de julio de 1983 en la Pista Revolución debutó Atlantis sin hacer otra cosa. “Desde que debuté siempre me he dedicado a la lucha libre”, dijo. Después de sus éxitos y de abanderar a los técnicos por 22 años, se cambió al bando rudo y creó los Guerreros de la Atlántida junto al Último Guerrero. Hace poco retornó a la esquina de los limpios y de su antiguo aliado hizo ahora su acérrimo rival.

LOS SECRETOS DEL
‘REY DE LOS MARES’
¿Cuál es la clave para ser un emblema de la empresa?
Disciplina, constancia, respeto y el trabajo. Es fácil llegar, pero mantenerse es muy duro. Estar tantos años a cierto nivel en la lucha libre, no cualquiera. Somos pocos. Hay muchas estrellas que llegan dos o tres años y desaparecen.

¿Cómo vivió el momento de quitarle la máscara al Villano III?
Es la cosa más satisfactoria. Son obstáculos que piensas no pasarlos porque son rocas muy difíciles de brincar. Fue una lucha inolvidable para mí y memorable para mucha gente aficionada. Esa lucha fue para mí la más dura y la que más se me ha quedado en la mente y en el corazón.

¿Qué pasó antes de la lucha que sería considerada una de las mejores en los últimos años?
Cuando firmé el contrato no podía dormir ni comer. Andaba inquieto, dormía dos horas, me levantaba y se me iba el sueño. Faltaban tres días y era peor, (andaba) más acelerado, como cuando tienes la primera novia con esas cosquillas en el estómago.
Subí muy nervioso a esa lucha y terminé súper relajado, hasta lloré cuando acabó por tanta presión acumulada un mes.

¿Ambos estaban conscientes de lo que podían llegar a hacer con esa lucha, el prime pago por evento en México?
Claro, no era a tres caídas. Era a una sola. Era ganar o ganar. En ese momento pensaba que sabía luchar como un gran gladiador para defender mi mayor presea, querida por mí y todos los niños: mi máscara.

¿Qué es la lucha libre para Atlantis?
Es un deporte de México, es una artesanía. La lucha olímpica es una maravilla, no lleva golpes al igual que la grecorromana. Intercolegial sí es peligroso, es un doctorado para que te conozcan en el mundo entero. Ya en la lucha libre se juntan las tres luchas con topes y patadas voladoras.

¿Cómo crear el castigo de “La Atlántida” y que se quede en el gusto de la gente?
Vete al ring a entrenar. Yo sigo entrenando lucha libre y aprendiendo. Ahí salen ideas y mil llaves. Esa llave yo la aprendí en el gimnasio, yo la inventé. Desde el momento que la apliqué la primera vez, sentí que para la gente la llave era de su agrado. Me dio un estilo. La gente sabe que con esa llave Atlantis tiene el triunfo. Nadie se va a escapar.