marzo 29, 2011

Un matador fenómeno: 'El Glison'

Miguel García - Foto: Gerardo Ávila - Enviados Zócalo Saltillo - Santiago de Querétaro, Qro.

La mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía, Sancho Panza. El Quijote.


El Glison es causa de polémica, también de elogios en la fiesta brava. La crítica más conservadora quiso acabar con él, pero las ovaciones del gran público fueron indiscutibles de 1985 a 1996, su mejor época, con las plazas abarrotadas y el boletaje agotado.


En su juventud viajó por el mundo, desafió al peligro en toda clase de oficios y triunfó como nadie entre los novilleros. Era raro no verlo morder el polvo, pues fue golpeado infinidad de ocasiones en 26 años de carrera hasta casi llevarlo al retiro.


Antes que lo mate un toro, vea al Glison’”, se anunciaba en Saltillo, su ciudad natal. En exclusiva descubra las hazañas del matador coahuilense bajo la misma advertencia.


¡OLÉ, MATADOR!

Para los puristas de la tauromaquia, este hombre no tiene cordura, es un excéntrico o hasta suicida; para otros que lo admiran, es espectáculo, un fenómeno, o sólo se refieren a él como dicta el argot taurino: genio y figura. Pero para ningún fanático es indiferente.


Ante la bestia bruta la pasión brota y el torero nada teme. Se ufana de retarla, de jugar con ella. Puede parecer falto de razón, pero no retrocede.


Yo estoy dispuesto a salir en hombros o en camilla, prometió muchas veces. Frase que raya en la exageración, nadie la tomó en serio; pero para el espada nativo de Coahuila es su consigna en cada coliseo. En ambas circunstancias ha hecho valer su palabra.

Es un personaje de múltiples facetas al cual le atribuyen, como secreto de su éxito, la locura. Pero hay de locos a locos. Unos chocan contra molinos de viento y en su último respiro se retractan; otros, al borde de la muerte, intentan hacer realidad sus fantasías aunque fallen a diario. Su primer apoderado, José Rodríguez Luévanos, dijo que al "Glison" tres veces lo revivieron en la plancha.

Don Quijote prefirió jactarse de cuerdo antes que morir loco, se acobardó; Glison no lo haría. Una tarde se aferró a la vida en 1987. Fue una cornada mortal, recordó. Y le iban a amputar la pierna derecha. Contra todo pronóstico, la salvó, volvió a caminar y a torear.

Los 69 festejos de ese año como novillero los frenó un toro bravo que lo mandó al quirófano y orilló al retiro. Parecía hundido por la melancolía, pero resurgió en grande dos años después.

De la tierra del maestro Armillita, tras su regreso soportó burlas, injurias y el boicot de toreros, pero hizo historia más que ningún otro en México con la mejor carrera novilleril y el mejor primer año de alternativa (1990-1991). Hombre de récords, el primero aún no se rompe.

Hoy, a la edad del Quijote pero mejor conservado, a sus 50 años, Jorge de Jesús Gleason Berumen continúa en activo luego de 600 festejos, 37 cornadas, 16 fracturas y 12 indultos.

Después de agitar la muleta hasta en Armenia, pescar salmón en Alaska, cazar tiburones en playas de Sinaloa y ser traficante de whisky en Pakistán, el torero saltillense aspira a crear el rejoneo a la mexicana y hoy aprende del mejor, con el español Diego Ventura como mentor.


Enlace al periódico Zócalo Saltillo:

http://www.zocalo.com.mx/seccion/articulo/de-poeta-y-loco...-el-glison/

marzo 01, 2011

Una pluma de mucho yardaje

“Ganar la noticia del día era como anotar un touchdown”, así resume don Agustín sus dos pasiones más intensas en la vida; mención aparte su manía por el cine y películas que nunca ve.

La pluma fue su aliada en las canchas, “dándole a la tecla” para el “Sol del Norte” durante 34 años. El balón de futbol americano rigió su vida en el Tec Saltillo sólo cuatro; pero ese tiempo bastó para hacer de él un líder exitoso, no sólo en el emparrillado.

Con olfato para la exclusiva y la zona del touchdown, Agustín García Ramos pasó de mandar la ofensiva de los Burros Pardos a dirigir el conjunto universitario por 53 años, imponiendo escuela. En su carrera de periodista, fue la “cabeza sin serlo” del “Sol del Norte”, pero nadie lo hizo oficial.

El periódico absorbió tanto su vida que, a su ahora esposa, Cristina Cárdenas, la conoció en un juego de beisbol entre el diario y la Academia de Coahuila, cuyo edificio estaba a un lado de su casa editora. “Si no lo veo ahí, ni lo conozco”, dice la madre de Cristina, Agustín, Luis y Sergio.
Pero cuando llegó un reportero, antes suyo, a ocupar la dirección del rotativo que tanto quería, abandonó la empresa: “Tuve un arranque norteño y redacté mi renuncia al nuevo director… A mi mujer le dije: ‘Acabo de renunciar, vámonos al cine’”.

“En el periódico trabajé de marzo del ‘56 hasta octubre del ’89. Nunca falté, fui constante pero arriba no lo vieron”, rememora junto a una de las paredes con reconocimientos en su casa.

UN ‘MARISCAL’ DE
LARGO AGUANTE
Un día estiró su brazo para arrojar, de guinda y blanco, su primer envío cortando yardas. Era una promesa. No dejaría su equipo ni institución desde 1954. El estudiante entrenó bajo órdenes del coach Martín García, fue receptor y, con Ricardo Peart al frente, fue mariscal y capitán del equipo.

Hubo una época en la historia del Tec Saltillo que engrosa su palmarés deportivo; su guía fue Agustín García. Durante 10 campañas los Burros pardos jugaron en la Conferencia Nacional de Ascenso de la Onefa; pero una estirpe de rocinos “vino tinto” fue imbatible del 90 al 93.

El equipo del ITS fue tricampeón consecutivo en intermedia regular e intermedia novatos. Se coronó en seis ocasiones de forma continua e invicta. Los equinos ganaron 38 juegos, no perdieron ninguno y empataron tres. Anotaron 921 puntos y aceptaron 183 en esa racha de oro.

HISTORIA DE GUINDA Y BLANCO
Su legado se extiende por cada rincón del campus, la mayoría lo conoce y en el aniversario 60 del Instituto Tecnológico de Saltillo, su historia en la institución cobra más vigor y vigencia.

—¿No se extrañan las viejas glorias de esta institución en el deporte de las tacleadas?

—Enfrentarse a equipos de universidad, tratar de vencerlos, es revivir una tradición que de repente se pierde. El futbol americano de Saltillo merece todos sus actores. No decimos que el Tec es indispensable; lo somos como es Sistemas, Ingeniería Civil y Enfermería, de reciente creación.

Pese a su amor por el juego y el ITS, ya piensa en el retiro. “Tengo la idea muy firme de que me debo ir; espero no hacerlo con los tenis por delante. Cuando vea una persona con las condiciones, experiencia, conocimiento y quiera al Tec, seré el primero en hacerme a un lado”. (Arriba) Con Luis Villanueva Páramo "Kid Azteca".

PERIODISTA POR SIEMPRE
“No había escuela, todo era empírico”, admite. “Empecé a ser reportero deportivo porque en el Tec fui editor del periódico La Burrita. Hoy sigo siendo periodista”. Sus amigos reporteaban, se imprimía un ejemplar amarillo con letra guinda y notas que él llama “de vacilón, otras serias”.

La Burrita no rebuznó más. Había sitio en la página deportiva del “Sol del Norte”. Agustín inició sin cobrar, pero a 20 días su papá, modesto chofer de rutas urbanas, amenazó con llevárselo.

Así, vía paterna, consiguió su primer sueldo de 24 pesos a la semana. “Yo era feliz escribiendo. A mí con que me dieran para mis cigarros, mis dulces y para ir al cine”, comenta.

MUCHO CAMINO RECORRIDO
Desde México confirmó que habría equipo para la LMB en Saltillo. Entrevistó al gran “Beto” Ávila, al maestro “Armillita” en el hotel Ramos Arizpe y al ex presidente Luis Echeverría. Supo, minutos antes que nadie, del trenazo de Puente Moreno. Y un día lo sacaron del cine para sustituir al anterior jefe de redacción. Todo lo hizo siendo head coach del Tec Saltillo.

—¿Fue difícil compaginar periodismo y futbol americano?

—Pude haber flaqueado, pero no lo hice. Mi padre me dijo: “Nunca le quites mérito a lo que hagas ni dejes de criticar lo que necesita ser criticado”.