Con la rebeldía de la música estridente y del rudo que dormitaba en su interior, Sombra Lagunera superó las críticas arriba del ring, inspirado en la esencia del rock metal y hardcore, para callar las bocas de quienes afirmaron que él no podía ser luchador profesional.
Texto y fotografías:
Miguel García-Greg Ruiz-Cortesía
“El único que me echó
la mano para corregir las cosas fue Cafre II. Fuego Rojo me hacía a un lado y
me tapaba todo”, añadió para después resaltar orgulloso: “De todos de los que
me decían que no iba a serlo, ahorita ninguno de ellos lucha ya”.

En un deporte
espectáculo donde la imagen es el primer medio para conseguir fans, el
saltillense con 27 años de trayectoria sobre los enlonados descarta tener el
corazón tan ruin, pese a su fibra de rufián, como para engañarse a sí mismo.
Admite que el secreto
para seguir vigente es la fidelidad a su esencia como luchador, es lo que le ha
hecho buen exponente y una referencia en el pancracio de la capital en Coahuila.
“Necesitas ser tú,
sacar tu propio estilo y perder el miedo a la gente porque sí te agrede mucho”,
recomendó a los valores novatos en crecimiento dentro del lado oscuro. “No me
visto así por la imagen, sí me gusta el rock”, enfatizó. Sus ídolos fueron Jerry
Estrada y La Fiera, pero sólo los siguió en su forma de vestir.
A SER RELEVO
Después de seis años
de encarnar a Sombra Lagunera en el cuadrilátero, cuando tenía 19, surgió el interés
por manifestar sus cualidades artísticas a través de los instrumentos de cuerda
y no quiso expresarse sólo con los gestos del rostro, llaves y acrobacias.
Ese nuevo impulso lo llevó
a incursionar en la música, específicamente en el mítico rock impulsado por el
Rey Elvis, sin hacer a un lado el arte del catch.
De pronto, músicos
profesionales los invitaron a ensayar con ellos. “Nunca habíamos ensayado con
instrumentos. Una semana antes tuvimos que rentarlos. Empezamos a sacar
canciones propias, el vocalista componía y nosotros le poníamos música”, relató.
Pero por sus giras en
los escenarios de doce cuerdas, tuvo que silenciar la guitarra durante algún tiempo.
Nunca prefirió menos el combate cuerpo a cuerpo que otras actividades, sólo un
año duró inactivo a causa de una lesión en la espalda que se agudizó. Fueron tres
vértebras desviadas.
Tres demos y puros
covers forman parte de su repertorio como integrante de todas esas bandas. Una
ocasión una de las bandas ganó el tercer lugar de un concurso, aunque los
descalificaron por atribuir que su canción de introducción no era de ellos.
ENERGÍA Y LINAJE
Sin embargo, a sólo
tres años de cumplir los 30 en el deporte del costalazo, el miembro actual de
la Fusión Maldita, junto a Argos y Águila Oriental, espera sean diez más para
compartir el entarimado con sus vástagos, Sombra Lagunera Jr. y Sombra
Guerrera.
Por eso se niega a aceptar
el desafío de una lucha por el retiro lanzado por el menor de los Hermanos
Diablo, Latino. “Quiero seguir luchando contra él. Si me pide esa lucha de
apuestas, cualquiera que gane, ya no nos vamos a enfrentar”, dijo mostrando mucho
respeto al nivel de padre de Sangre Latina.
El bajista de bandas saltillenses
como Shadow Blood, Nightmare y Subversión Punk perdió, recientemente, la
cabellera en Arena Obreros del Progreso ante Chavo Lomelí, otro de los Hermanos
Diablo.
En tiempos donde las
cabelleras se apuestan cada vez que no hay peluqueros a mano, las sendas
melenas de ambos gladiadores pronosticaban una guerra sin cuartel. Cumplieron.
Bañados en sangre, los
dos veteranos rindieron pleitesía a la tradición, cuando los guerreros vendían
cara la derrota porque cada una revestía de gloria al vencedor y honor al
derrotado.
“La gente nos veía
siempre juntos, pero se dio esa lucha, me gustó mucho porque fue un toma y daca.
No hubo mañas, nadie ganó mal”, aclaró.
DE NADIE
Para ese niño de
primaria que quería con todo su corazón ser luchador profesional, forjar su
camino y los demás se lo negaban, no hubo límites desde que disfrutó por vez primera
una función de lucha libre. Sabía que su destino lo llevaría a la plataforma de
6x6.
“A mí me gustaba y yo
quería ser luchador. No les iba a hacer caso (a sus detractores). Veía revistas
y fotos, nunca los había visto en vivo. Hasta que los vi me nació la idea”, precisó
reflejando el entusiasmo de aquel infante.
“En sí yo sólo pensé que quería saber qué se
sentía estar arriba del ring y ser luchador”, agregó.
Entonces, asistió al
gimnasio El Santo y luego cambió al del Pantera Negra. Subrayó que nadie fue su
mentor, pero aceptó que hubo correcciones del Pantera, Green Demon y Gusano
Negro.
Sólo como Black Killer
luchó hasta tres ocasiones para recuperar su nivel tras rehabilitarse después
de su lesión causada por una patada en reversa que quiso dar a Guerrero del
Ring, pues cayó mal, siguió luchando y tras dos años se resintió de ella.
Pero no todo es miel
sobre hojuelas. Él perdió su melena contra
Ráfaga de Oro, Benny Cordero, Piloto 2000 en jaula y, recientemente, Chavo
Lomelí.
Al lado de Guerrero
2000, enfrentó a Negro Rivera y El Pandillero. Esa vez perdió la apuesta por
los cabellos, pero la gente les entregó el perdón, ambos fueron indultados y no
se les peló. También, él y Guerrero 2000
recibieron un reconocimiento por la pareja más taquillera del año.
Nombre de batalla:
Sombra Lagunera
Debut: 15 de julio de
1985 en Arena Saltillo
Maestro: Cafre II.
Máscaras: Conde Azul,
Mr. Mártir y Sombra Lagunera II.
Cabelleras: Turok, de
Monclova; Negro Medina, de Monterrey, Eclipse II, Dragón Oriental y Guerrero
Negro Jr. durante la gira del retiro del Perro Agüayo.
Apuestas perdidas: Ráfaga
de Oro, Benny Cordero, Piloto 2000 en jaula y Chavo Lomelí.
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