marzo 14, 2012

'Pequeño de apellido, grande en corazón'


Calibre 57 / Zócalo Saltillo
Miguel García
Zócalo | Saltillo

Foto: Gabriela Balleza-Cortesía

La lucha libre fue el deporte de su preferencia sobre ciclismo o beisbol, y otra plataforma para socorrer al prójimo; ahí el gladiador tomó el nombre de “Pénjamo pequeño” y puso a prueba su persistencia a base de azotones y catorrazos. El rufián de los ojos verdes hizo gala del corto apellido, pero también de gran corazón dando funciones a beneficio y rescatando a personas del mortal fuego.

Huérfano de padre a los 15 años, don Felipe tenía que apoyar en su casa. Después, conforme fue creciendo su vocación por ayudar a los demás, se enlistó como voluntario de la Cruz Roja y del cuerpo de bomberos del GIS hace varios años, postergando el estudio. Esa meta la alcanzaría hasta sus 40 años de edad, como licenciado en Administración de Empresas.

 “Siempre me ha gustado ayudar a la gente y hacer servicios sociales”, externó Felipe de Jesús Pequeño, quien durante 17 años forjó una trayectoria en los encordados al lado de sus compadres, Sarapero o Max Ramos. Ellos tuvieron el carácter para dar auxilio a familias que no podían solventar los gastos de un funeral o accidente, gracias a sus combates sin cobrar un peso.

Aunque el inicio en el ring no fue fácil, pues durante 1963 en el Club Deportivo Madero no quedó satisfecho con su debut ante Chivo García. Por ello, volvió al gimnasio y en siete meses regresó al cuadrilátero.

Luego de tres años de combatir en luchas preliminares, en Ramos Arizpe tuvo la oportunidad de alcanzar las contiendas estelares en sociedad con El Mulato y ante la pareja de Relámpago Sam y Zorro Plateado. El consejo del Zorro Plateado se le quedó vivo en la memoria: “Ya llegaste a la estrella. Si quieres seguir es cosa tuya”.

Cuando era Medusa I.
Pero sin importarle sus propias necesidades como el estudio, acudía al llamado de quien requería sus servicios de apagafuegos o cuando algún párroco le pedía luchar “de gorra” porque quería recabar fondos para la edificación de alguna iglesia, como la de la Sagrada Familia en Saltillo.

Sin embargo, su abandono del ring fue forzoso. “Me retiré el 23 de septiembre de 1980 porque ya no podía. Estaba casado, trabajaba en Cinsa, pertenecía al cuerpo de bomberos del GIS, estaba estudiando y andaba luchando. De todo eso, tenía que agarrar algo”, reconoció.

Años más tarde, junto a otros ídolos locales del deporte del costalazo, en septiembre del 1990 el “Fabuloso Pénjamo” participó en la lucha del recuerdo organizada en el gimnasio “La Maquinita”, donde un lleno a reventar le puso los cabellos de punta.


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SÓLO ‘PEQUEÑO’
DE APELLIDO

Una de sus mayores rudezas le provocó ser corrido de la Iglesia de la Sagrada Familia en una lucha a beneficio. Después de masacrar a los técnicos, la gente le llovió a pedradas, los corretearon a él y Plebeyo (después Sarapero), vestidos aún con el equipo de lucha. Tomaron un taxi y la pagó la mamá de uno de ellos.

Durante su juventud, era aficionado al ciclismo y beisbol. En ese entonces, prometió que entraría a estudiar en cuanto Saraperos de Saltillo quedara campeón de la Liga Mexicana. Pero perdió la paciencia y, animado por su esposa, empezó la secundaria a los 31 años.

“Terminé la carrera (universitaria) y no fueron campeones hasta 2009. Si los hubiera esperado, no hubiera hecho nada de lo que fui”, mencionó entre risas.

Para ayudar en la economía del hogar materno, fue cantinero, trabajó en la tintorería Magestic donde conoció a su esposa. “Entré a Cinsa como barrendero el 24 de junio de 1968. Cuando terminé mi carrera, estaba en asesoría y servicios GIS. Termino y me dan a escoger entre dos gerencias. Escojo transporte aéreo. Me fui a trabajar al aeropuerto donde estaban los aviones del grupo”, relató. En 1990 lo reajustaron y se acabó todo.

UN VETERANO
APAGAFUEGOS
Durante su tiempo de servicio, el trenazo de4 de octubre en “Puente Moreno” fue el accidente más duro que presenció. “Me acuerdo que llegué el día 5 a las 6 de la mañana”, dijo. “No nos dejaron entrar en el ‘bocho’. Nos dejaron lejos, pasó un jeep de la Sexta Zona y nos llevó hasta adentro. Íbamos con casco, equipo y todo. Me presenté con el comandante y me mandó a ayudar”.

“Lo primero que saqué fue una señora embarazada que aventó la criatura. Cuando andábamos cansados, dormíamos 10 ó 15 minutos. Nomás oías las sirenas y a sacar gente, vivos y muertos. Muchas cosas bien tristes y muy bonitas que viví”, recordó.

Sin embargo, su labor siempre fue reconocida por la comunidad, no sólo por el gremio de bomberos en 2005. “Cuando se incendió el corralón municipal, se quemaron 20 camiones de basura y pipas de chapopote. Lo más bonito fue cuando nos aventamos de las 3 a 7 de la noche, veníamos (de regreso) y la gente nos aplaudió mucho”, narró.

“Estaba estudiando la secundaria y tenía examen de civismo ese día. El profesor dijo a los que iban a exentar y al último dice mi nombre. ‘Lo vi haciendo su acción cívica en el incendio’, me dijo. También le pidió un aplauso a la raza para mí”, finalizó.

TABLA
Nombre de pila: Felipe de Jesús Pequeño Sánchez.
Nombre de batalla: Las Medusas (pareja) y Pénjamo Pequeño.
Edad: 68 años.
Bando: Rudo.
Lugar de nacimiento: Colima, Colima.
Esposa: Seferina Aguirre Valero (5 hijos).
Maestro: Juan Pablo Tamez.
Debut: Club Deportivo Madero en 1963.
Retiro: 1980. Lucha del recuerdo: 1990 en “La Maqunita”.

1 comentario:

Unknown dijo...

agradezco de todo corazon la entrevista que me hicieron en esta su casa,estoy a sus ordenes para cundo me requiran.
a t e n t a m e n t e
el penjamo pequeño