octubre 27, 2012

GREG RUIZ, VOZ DE AFICIONADO (Segunda parte)

Texto y fotografías: Miguel García

“Simplemente dejamos de evolucionar y nos convertimos en repetitivos. Es una muestra de que hay algo mal en la lucha libre contemporánea. Le falta atreverse y a pensar diferente”, puso de manifiesto su opinión el coleccionista de lucha libre, Greg Ruiz, en torno a la actualidad de su espectáculo preferido.

“Solíamos ser la mejor lucha del mundo. A ver si no me pegan después por eso, pero ahorita (la mejor) no está en México ni en Japón, sino en Estados Unidos”, añadió.

Haciendo gala de su saber, expuso sus escuelas preferidas en otros horizontes: “Hay una empresa que se llama Ring Of Honor y Chikara, donde sus maestros son mexicanos como Skyde. A final de cuentas, la mejor lucha del mundo tiene una evolución a partir de la mexicana”.

“Son empresas chiquitas que se atrevieron a innovar con buen nivel”, prosiguió.

De hecho, por esta menor calidad exhibida arriba del ring la alianza entre medios de comunicación y el deporte del costalazo se vino abajo.

“Si el interés es tener una buena crónica, ¿cómo lo vas a hacer con una lucha repetitiva, donde ya no importan los resultados?”, dijo.

“Cada fin de semana en Monterrey, vino tal luchador, estelarista del Consejo o Grupo Revolución, y luchó cuatro veces. ¿Cuál crónica va a poner el periódico?”, cuestionó. “El resultado de todas esas luchas no tiene valor, ni luchístico ni mediático. No sirve, es más importante tomar una entrevista”, reveló.

Afirmó que son pocas las luchas que tienen valor de crónica y ese es el punto débil de Súper Luchas ahora.
“Si el Consejo fue a Veracruz u Oaxaca, está haciendo exactamente lo mismo. Es como las luchas de la WWE cuando viene a México, veías la misma lucha con el mismo resultado en todos los eventos”, reiteró. 

“En Estados Unidos también. Nada más que las trabajan por semana y sólo una vez las pasan por televisión. Aquí están mal pagados y tienen que hacer muchas de esas luchitas”.

También, no asumió como cierto el mito de que la televisión acabó con la lucha libre: “Pero no creo que sea producto de que la gente prefiera ver la lucha en la tele que en vivo. Porque si así fuera, la gente no iría a ver el futbol. Ahora los luchadores luchan para le tele y cuando no hay cámaras, no luchan”.

“Cuando van a una arena normal, vienen de turistas. Por eso hay luchadores locales que se desempeñan mejor y no es que los estelares no traigan nivel, sino que no quieren (mostrarlo) en ese momento”, enfatizó.

Arena Pavillón del Norte / Arena Obreros del Progreso
LA DOBLE OFERTA
EN SALTILLO
Respecto a la activa promoción del deporte a través de las constantes funciones de domingo, con altibajos en sus eventos, Greg Ruiz también aportó comentarios a considerar.

“A mí me gusta mucho la escuela de Saltillo, incluso me gustan las dos. Más discreta, más moderada y con mucho más respeto a la lucha tradicional es la Pavillón”, estipuló. “Pero tiende a aburrir, no tanto por el desempeño en la lona sino por la poca rotación de los elementos y la repetición hasta el cansancio del cartel”.

“En cambio, en Obreros no son tan exigentes en la lona, pero buscan mayor variedad en el desempeño. Ahora tiene mucho cartel. Son un poco impredecibles”, agregó.

El aficionado del pancracio nacional señaló que los fines de semana debe conocer el contenido de ambas empresas para decidir su lugar de asistencia, reafirmando un nivel al alza del espectáculo.

“Las dos se han discutido con los elementos locales. La verdad es que creo podrían ser más agresivos,  aunque la Obreros se ha propuesto diseñar la lucha libre como ellos quieren; en cambio, la APN por su relación con el Consejo tiende a repetirlo”, destacó. “Ni siquiera son los mismos elementos, pero luchísticamente parece que ves la misma función de la vez pasada. En Obreros no están limitados por el concepto”.

“Nunca sabes exactamente si va a haber una buena función en cualquiera de las dos, pero en la Obreros últimamente se han llevado las palmas”, sentenció el también coleccionista de máscaras, fotos y revistas.

Con un breve análisis intentó descubrir el origen de las fortalezas y falencias de cada empresa local. “El año pasado fue de APN y éste parece de Obreros porque creo que tiene un proceso creativo de mayor inclusión”, precisó.

 “(En Obreros) tienes a un promotor de planta en puerta, Costeñito Moy, tienes a Lolín en el micrófono y la entrada de los elementos.  Entre ellos dos definen el programa y van más allá. A veces se apoyan en Marcos Zúñiga, en los que entrenan como Fantasma, Meteorito, Terremoto y Paty Rey. Son siete elementos, siete mentes”, expuso.

“A lo mejor ninguno de ellos es mejor que Green Demon o Espartaco, a lo mejor en mano a mano, pero aquéllos son dos mentes”, sostuvo. “El profe (Demon) está ocupado en su trabajo, nada más viene los domingos  a luchar, él ya no tiene una escuela. El promotor principal tampoco le dedica mucho tiempo. Programan bien, pero a la hora de las evoluciones y el desempeño sobre la lona es otra cosa”.

“(En Obreros) es un sistema de cuatro instructores y tres promotores. En conjunto los primeros son muy buenos, pero por individual tal vez no son mejores que los de APN. Pero falta la dedicación que le dan”, sostuvo. “En cambio, en Obreros son siete, tal vez con menos trayectoria y recursos, pero le dedican el 80% de su tiempo. Esos resultados se ven en la lona”, comentó.

Rey Misterio Jr.
“En cambio, en APN lo han desatendido. No han estado ahí supervisando el producto terminado. Un buen cartel se perdió. Por ejemplo, la Guerra de Empresas y el Campeonato de Tercias. Tenemos ahí una docena de buenos luchadores estelares, en dos ocasiones, que no fueron aprovechados”, destacó.

No obstante, quiso recalcar que el desempeño local en APN es una constante de calidad. “Ahí son buenos y siempre mejoran, por eso cuando llega la estelar de México tiende a decaer”, dijo. “En Obreros no, son locales todos y cuando viene uno de fuera, se pone al tiro. Alcanzan buen nivel luchístico donde  la calidad fue ascendente”.

Sin embargo, también consideró señalar la seguridad del público en ambas arenas. “La otra vez hubo un conato de bronca entre dos mujeres (en Obreros) que estaban cerca de agarrarse a golpes, pero el promotor se paró y encargó de ellas”, relató. “Eso me recordó también las experiencias que hemos tenido en APN, donde por las dimensiones en un evento grande y por causas ajenas a la promoción, a falta de equipo de seguridad, hubo un problema en ring y dos en gradas”, continuó su narración. “El mismo cuerpo de muchos instructores, promotor y programador, funciona a la vez como de seguridad y de calidad”.

Volador Jr.
VIVA EL NORTE,
CUNA DE ÍDOLOS
“El Consejo se llena con luchadores del principalmente de Laguna, Monterrey ya tiene poco que aportar. Es tan absurdo como lo siguiente: `Una amiga me dice: Voy a ver cantar a los luchadores´. El Consejo no va a querer luchadores con experiencia en canto”, bromeó. “Las siguientes serían Guadalajara y DF. Verás en las revistas especializadas esos tres escenarios, incluso Acapulco, Tijuana y Cd. Juárez”.

“Antes tenía más nichos, pero también son escuelas donde el luchador tarda en entrar, de poderte hacer. Estoy de acuerdo en que deben estar mejor preparados y con mejor desempeño, pero luego también la vida luchístca del estelar es más corta y televisada porque el rendimiento que le exige la televisión es diferente, aunque la empresa diga que te van a tener varios años trabajando”, comentó.

Revistas orientales del estilo Puroresu.
“Por ejemplo, Los Místicos, tanto el original como el de la nueva era, siendo muy jóvenes los subes hasta arriba. Luchan poco, vuelan mucho. Son agradables al ojo, pero es una paradoja en cuanto dicen que es una escuela duradera. Pero de repente al cuate que sabe brincar, lo suben porque saben que sin él a los luchadores que luchan, nadie los va a ver”, sentenció.

“Tenemos que encontrar una nueva manera de incorporar a los jóvenes a la estelar, pero que también sepan luchar. Creo que el CMLL no lo ha logrado. Ha clareado un poquito con nuevas cosas como los programas esos de reality shows, pero creo que el ejemplo lo está poniendo Triple A y no es en la escuela ni en la lucha, sino en la producción, que está atendiendo a las plazas chicas y trae una caravana con sus luchadores. No tiene ninguna arena y las llena. Es como tener un restaurante y no pagar renta, tampoco lo compró”, concluyó.

“Es muy difícil ser luchador si no eres de una familia luchística. Es una herencia, como los sindicatos de los profes. Aquí es igual. En la televisión se ve. Los Casas por ejemplo. Va el Hijo del Júnior. Eso se ha convertido en laboratorios familiares. Las dinastías son obligatorias o feudos y por eso en las arenas chicas están entrando las familias no tradicionales. Relámpago es un luchador que creció sin feudo, ni siquiera conoce a los luchadores, pero él sabe que hay un ring y se sube a brincar".

"No era porque mi mamá me dijo o porque ya tienes una chamba asegurada. Hasta las mujeres se sienten obligadas a tener novio o esposo luchadores o del medio. Feudo no es correcto, es un asunto de castas, como si el luchador fuera un sumo sacerdote contemporáneo, un levita de la Biblia. Nada más los de la familia, hay un linaje. Así le dicen a un luchador: “Tú no vas a trabajar, tú vas a estar en un ring y la gente te va a aplaudir”. Y es lo único que comen, aplausos, porque tampoco se hacen millonarios".

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