julio 31, 2011

PACO NIÑO: REFERÍ DE MUCHO COLMILLO

Miguel García
Zócalo Saltillo

Foto: Archivo

Vestir la famosa camiseta de líneas negras no es suficiente para ser árbitro, réferi o mediador de un combate en la lucha libre. Al fin deporte espectáculo, el único extraño sobre la superficie deja de serlo al sumergirse en las acciones de la batalla, el folclor y ánimo de la afición. Por ello debe tener conocimiento y carisma dentro de las cuatro esquinas.

Su andar titubeante, la risa desdentada y su ángel arriba del ring lo distinguieron de otros como "El Suavecito", "Hijo de Miguelín" o "Salvatore". A sus 46 años de edad, Juan Francisco Niño Ramírez hizo de las suyas sobre el cuadrilátero.

Al puro estilo del “amor apache”, los rudos le gritaban “El Chimuelo”; los técnicos, Paco Niño. A chillidos o rumores, todos le reclamaron alguna decisión por su corazón rudo y porque cometía atracos o tomaba malas decisiones a beneficio del más fuerte, noble o gañán, según como anduviera de humor.


Desgraciadamente, por una enfermedad que se agudizó en su pierna afectada por una inyección mal puesta, los médicos le cortaron la extremidad con el defecto y lo obligaron a abandonar el ring para dolor de su familia, amigos, aficionados y él mismo.


Fuera en la Arena Pavillón del Norte, en los terrenos de la feria o en el ring exprés, a todo trabajo le daba seriedad. “La lucha no es un juego pero sí pone en juego la vida”, repite a todos los jóvenes iniciados. “Hay relajo dentro del entrenamiento, es como todo. Pero en un encuentro deben ser lo más serio que ellos puedan”.

Aún así, pese al defecto de su pierna y la diabetes, el referí más recordado en el Coso de la Bellavista (de hecho, se la recordaban cada función), presumía una trayectoria de 27 años dando de palmadas a la lona.

‘MAMÁ, SOY PAQUITO’
“Por pura casualidad”, dijo, se enfundó en esa casaca a rayas. Cuando su hermano era promotor junto con Juan Hernández, el réferi faltó en una función y lo metieron a mediar los combates en 1984. Sin embargo, el cariño o “repudio” de la gente se lo ha ganado a pulso por su picardía.

“Tengo 30 años dentro del mundo de la lucha”, comentó. “Empecé como ayudante, a acomodar las sillas. Después me metí más a fondo y estuve como promotor con mi compadre Pantera Negra en La Guayulera, la Vista Hermosa y el Salón Ferrocarrilero”.

Como gajes del oficio, consideró las trompadas que le caían como por mandato divino
cuando todos lo odian y castigan, o cuando algún exótico como la Diva Salvaje lo llena de besos.

Cuando los trancazos están a la orden, el único que parece sobrar en el cuadrilátero es Paco Niño y no falta el rufián que despide entre aplausos y con una sonora cachetada al predilecto de la concurrencia.

“Nunca fui luchador por mi defecto en la pierna”, aclaró. “No estaba traumado ni por nada que lo evitara. Pero anduve entrenando. Por eso me aviento a veces las maromas”.

Durante dos años aprendió a caer, cuya técnica le ha dado resultados. Entrenó al lado del Zorro Plateado Sr., Imperio Rojo, Pantera Negra, Murciélago Infernal y Green Demon.

“Mi mamá me contaba que el defecto fue por una inyección mal que me pusieron en el seguro recién nacido”, narró. “La enfermera sacó la aguja y me agarró un nervio del talón. Ahora para poner el talón en el piso son como 7 centímetros, por eso traigo un aumento (de ese tamaño)”.

Su problema en la pierna nunca lo frenó aunque sí le acarreó problemas con los gladiadores. “Uno como referí que anda en todo el ring se cruza con ellos y hasta choca”, dijo. “Les pido disculpas pero no tengo ojos por todos lados”.

EXCLUSIVO APN
“Por cuestiones personales me retiro en el 90 y vuelvo en el 2001”, indicó. La familia Niño se había dedicado al negocio de la carpintería, incluso tenía su propia arena de lucha en Maderas Paco. “Trabajé de jefe de seguridad en una tienda comercial y tres temporadas en el Parque Madero, también checando las combis durante 10 años”, relató.

Pero otra vez por pura casualidad regresó a sus dominios entre las cuatro esquinas. “Llego a la Pavillón como aficionado. Compro mi boleto, me siento en la gradería y mi compadre Pantera estaba de programador con César Ramírez".

"Habían fallado todos los réferis y me manda llamar mi compadre con su sobrino Tormento Negro”, relató. “Aviéntate esa lucha”, le dijeron. Aunque “andaba muy fregado por la diabetes”, les dio la mano y salió todo muy bien. Después le aventó la playera y le dijo: “En adelante tú vas a ser el oficial”.

Sin embargo, la responsabilidad de Paco Niño era más grande. “No nada más me dedico a la refereada”, señaló. “Le ayudo al promotor en el perifoneo y el domingo ando al tanto acomodando carros y todo eso. Y sí cansa”.

Pero para él todo esto es un regalo. “Para mí (ser referí) es la vida”, manifestó. “En lo personal agradezco a Dios y a la lucha de estar vivo. Cuando volví a referear estaba muy deprimido por cuestiones económicas y morales”. Pese a que cedió su sitio al también referí, Hijo de Miguelín, no desaparece de la APN ni olvidó los buenos ratos. Aún se le mira en las funciones con el par de muletas, disfrutando de la lucha libre y el cariño que le brinda la gente al reconocerlo.

La mejor lucha de la cual ha sido árbitro fue entre el Gran Markus Sr y Guerrero Azteca. Fue su primera lucha de campeonato mundial en el Salón Ferrocarrilero. Sin embargo, del 2006 en adelante refereó combates por títulos con el Negro Navarro, Solar, Espartaco, Rayo de Jalisco y Máscara Año 2000 entre otros, así como todos los de Coahuila.

julio 24, 2011

Solar e Hijo brillan en todo su esplendor

Miguel García
Zócalo | Saltillo


Foto: Víctor Mendoza-Miguel García


De un rancho con apenas tres casas y a 3 horas de distancia del primer pueblo, yendo a caballo, surgió de Guadalajara un iluminado en el arte del llaveo al ras de lona.


Él no duraría más de 10 segundos en una postura ni repetiría un candado. Ser estático no es lo suyo. Su fama vino por brillar, raudo y veloz, más que nadie arriba del cuadrilátero.


Me considero una leyenda por el hecho de que tengo más de 30 a
ños como luchador profesional”, dijo orgulloso Solar en su visita a Zócalo Saltillo, junto con el heredero de la máscara. No es prepotencia, su trabajo y la ovación de la gente avalan su trayectoria en el ring.

Último de los grandes íconos del pancracio nacional, recordó la época extinta con funciones a diario, héroes pregonados en cada rincón de México por revistas populares y de furgonetas al tope de encapuchados durante sus caravanas por arenas
chicas y ferias de pueblo. Ahora es un embajador de la disciplina, en tránsito por el país rescatando la esencia de la lucha libre mexicana.

Sin embargo, el astro del ring también vive una evolución insólita para los gladiadores de antaño. Se enfrenta a entes como la televisión y la WWE, cuyas transmisiones robaron asistencia a los coliseos.


Tales villanos son de grandes proporciones, pero, aunque ahora el ídolo combate desde el círculo de independientes y su imagen no inunda la “Caja idiota”, citando a Rosario Castellanos, ellos no pueden tapar a Solar con un dedo.



UN CLÁSICO NO SE OLVIDA
La buena lucha, la verdadera lucha, es como las canciones de los grandes ídolos como José Alfredo Jiménez, que jamás pasarán de moda”, enfatizó el discípulo del Diablo Velasco y René “Copetes” Guajardo sin temor a ser eclipsado. “Otras son modismos, dejan de salir y se le olvida a la gente”.

Para muestra de ello, además de robar aplausos en la Arena Pavillón del Norte, señaló la función del 3 de julio en la Arena Naucalpan. “La prueba está en que la gente, cuando empezamos a luchar el Negro Navarro y un servidor, le gustó muchísimo. Empezó a gritar: ‘Esa es lucha, queremos lucha’”.

Su amor por este deporte espectáculo fue a primera vista, reconoció el originario de Zacoalco de Torres, comunidad de Jalisco. Toda su infancia la vivió cuidando vacas y haciendo labores del campo, pero cuando fue a la Arena Coliseo de Guadalajara vio luchar a su futuro mentor en Monterrey y su padrino de bodas, René Guajardo, así como a Ángel Blanco y El Solitario, con quien vivió un tiempo.

Me deja una gran satisfacción haber luchado con todos los monstruos de la lucha libre, haberlos conocido a todos como El Santo, Blue Demon, El Huracán Ramírez, Ray Mendoza”, explicó.

Para rescatar la esencia de su disciplina, advirtió que ahora ha avanzado tanto la lucha, con técnicas y llaves, que podrían practicar el estilo de combate al ras de lona con castigos y movimientos del judo y otras artes marciales como sucedió con su ahijado en Japón, antes Dos Caras Jr. y ahora Alberto del Río en la WWE.

A la gente le gustan vuelos pero están abusando mucho. Deberían de luchar más al ras de lona”, afirmó. “La gente saldría muy contenta de un combate con luchadores así”.

ÍDOLOS DE REVISTA
Solar expuso que antaño la revista fue su única plataforma para darse a conocer y funcionó. “Antes éramos luchadores de pura revista, no éramos de televisión”, comentó. “La televisión es buena nada más para hacer entrevistas pero no para pasar 10 horas de lucha. Eso afecta”.

En ‘Lucha Libre’ de Valente (Pérez) fue donde surgió Mil Máscaras, Tinieblas, Sangre Fría. Me acuerdo de una imagen”, indicó. “Decía próximamente debutará Mil Máscaras y salía una silueta. Duró como un año con esa publicidad. Cuando debutó, la gente ya lo conocía”.

De hecho, Alberto del Río emuló esta tradición y, en la revista oficial del universo WWE, imitó a su padrino en una postura idéntica con la foto que ilustró la entrevista. La imagen es similar a la de Solar tomada por Lourdes Grobet, salvo la sustitución del perro por el jaguar, porque Del Río confiesa que el can le daba miedo cuando niño. El gesto fue del agrado del enmascarado.

Qué bueno que les guste la foto y que él lo haga. Yo le digo mijo, es mi ahijado y lo quiero mucho”, expresó satisfecho de que hubiera triunfado. “Él es un gran guerrero, un buen luchador. Tiene experiencia y muy buenos cimientos”.

Como su “mijo” delgadito, así evoca Solar al llamado en México “Gigante Potosino”. “Él estaba bien delgadito e íbamos a entrenar donde era el gimnasio Platino. Lo enseñaba a pararse y él se metió a otros gimnasios en México o San Luis”, dijo. “Creo que fui el primero en entrenarlo antes que su papá”.

BRILLARÁ CON LUZ PROPIA
Por su parte, el joven esteta y licenciado en Psicología, Hijo de Solar, no rehúye al compromiso, pero el legado de su padre pesó al principio de su carrera hace cuatro años, incluso cuando fue Balam.
Por eso empecé con otro nombre para agarrar lona y aclimatarme”, confesó. “Al año debuté como el Hijo de Solar. La primera lucha me sentía muy nervioso. Hubo algunos errores pero nada tan grave”. Su mentor, al igual que el Negro Navarro lo hizo con sus vástagos Trauma I y II, fue su padre.

Sin embargo, de los cuatro hijos ninguno pensó en continuar la leyenda y él se decidió a hacerlo. “Al principio lo hice como deporte. No quería ser profesional. Pensé que no estaba a mi alcance”, reveló.

Pero poco a poco iban compañeros a entrenar con mi papá y veía que me salían cosas que ellos no podían hacer”, señaló. “Fue cuando le dije a mi papá que me gustaría debutar profesional. Entrenamos más tiempo y más duro”.

Al contrario de hijos de luchadores como El Santo o Blue Demon, “El Solesito” —como le nombró la Porra 2000% Ruda de Saltillo en el Coso de la Bellavista—, siempre supo la otra identidad de su padre.

Iban muchos luchadores a la casa”, manifestó. “Cuando estuvo aquí el Gigante Silva, iba con mi papá a recogernos a la secundaria y era la novedad con los compañeros”. Lo único que les advirtió su mamá es que no revelaran el secreto.

Mi padrino es Dos Caras y el de mi hermano es Súper Astro. Entonces en las comidas y eventos que teníamos siempre había luchadores”, recordó. “Conviví mucho cuando estaba más chico con el que es ahora Alberto del Río. Me regalaba muñequitos de He-Man. Jugábamos con estos e íbamos a su casa”.

No obstante, de una u otra forma, los cuatro hijos de Solar están metidos en este deporte. “Mi hermana es maquillista y a ella le tocó hacer la película de Nacho Libre, trabajó ahí”, dijo. “Mi otro hermano ayudaba a mi papá tomando fotos instantáneas en las arenas y a vender playeras y llaveros. Mi otro hermano entrena más “vale todo” y conoce muchos luchadores”.

Si se diera la oportunidad de emigrar a la WWE, para el Hijo de Solar, “sería un honor” compartir cartel con Alberto del Río y Rey Misterio. “Allá abarca un nivel global, aunque aquí también se llega a otros países, sobre todo a Japón y Estados Unidos, a lo mejor a Centroamérica. Pero la WWE sí llega a otros rincones”, reiteró.

EL DATO
Solar y Negro Navarro tendrán una gira el 28 de julio por Japón hasta el 3 de agosto. “El público de allá, cuando luchas y seas rudo o técnico, la gente te aplaude. No es como aquí. Si el rudo lucha bonito, la gente le aplaude”.

julio 10, 2011

ZORRO PLATEADO: UN JUSTO DEFENSOR

Miguel García
Zócalo | Saltillo

Foto: Miguel García-Cortesía

En su atuendo elegante, de corbata y con el legado del padre cubriendo su rostro, el Zorro Plateado se presentó con la formalidad propia del “Émulo del Santo”.

Sin embargo, esa imagen pulcra en vestimenta y conducta, no se remite nada más al exterior. Las virtudes por las que lucha en el ring, también lo guían en su profesión de licenciado en Derecho.

Con 10 años en los juzgados y arriba del cuadrilátero, él ha sabido impartir justicia. La imagen del héroe, similar a la del mítico "Enmascarado de Plata", promueve los valores de antaño que se concebían en el seno familiar. Ahora defiende lo justo de tú a tú ante rufianes del enlonado o abogados corruptos.

Durante la infancia, en su mente posó siempre el ídolo plateado de Saltillo. “Mi papá se dedicó a la contabilidad, pero yo desde muy pequeño tuve el gusto por los temas de la justicia, del Derecho”, comentó. “Yo entré (a la lucha) porque siempre vi la carrera de mi padre y me gustó seguir el camino que él comenzó”.

Así, con el ejemplo del esteta limpio y respetuoso, creció el niño que más tarde heredaría la capa y equipo para impartir justicia a los buenos y que, fuera del vestidor, daría a un profesional de las leyes los valores para resolver los casos en el Poder Judicial del Estado sin caer en las malas artes de los litigantes “rudos” y alejados de la ley.

El gladiador y el abogado iniciaron a la par su carrera hace 10 años, aprendiendo en ambos terrenos que la rectitud no está peleada con el éxito. El Zorro combate en las audiencias conforme a derecho los asuntos familiares, civiles y laborales para solventar su reciente matrimonio.

Sin embargo, también batalla sobre el cuadrilátero para conservar viva la tradición de un deporte sano y digno.


















UN ‘ZORRO’ LIMPIO
A él no le gusta jugar chueco. Es técnico en el ring y los juzgados. Su trabajo lo empieza preparándose, leyendo cambios y anticipando situaciones. “Antes estudias el caso y orientas a tu cliente; le dices los límites de lo que se puede y no se puede hacer”, comentó.

¿Qué te inspiró a ser recto en la vida diaria y en el cuadrilátero?
La carrera de mi papá. Mi papá dejó una imagen de un hombre decente y limpio. Cada que subo al ring interpreto al personaje del Zorro Plateado, interpreto una forma de luchar, una forma de pararse y vestirse que él creó. Yo tengo que ser fiel a ese personaje que represento. Es lo que mi inspira, mi papá.
Otra es que el público se ha hecho a la idea que ir a ver al Zorro Plateado o Zorro Plateado Jr. es ir a ver una lucha de calidad. Tengan la confianza que no vamos a bajarnos la truza ni decir un insulto a la gente.
No obstante, cuando la porra ruda lo ataca sin descanso durante las funciones, se ha visto orillado a encararlos, quizás olvidando su código. “Aunque sea un técnico y aunque sea un hombre de razones, también soy un hombre fuerte y de dignidad que en cualquier terreno me sé defender”, anticipó.

¿Tú entraste a la lucha, como muchos otros, para mostrarte diferente?
No. Me gusta que no vean una discrepancia entre quien soy como persona y como luchador. Me gusta que sepan que soy la misma persona con máscara o sin ella y que pueden confiar en mí.
Mi personalidad arriba como abajo del ring es la misma. Lucho por los valores, por la decencia, la dignidad. Me gusta enaltecer mi deporte, que la gente vea que soy un hombre preparado en lo que hago.
Tal vez no soy el mejor, hay muchos compañeros que son infinitamente superiores a mí, pero yo lo hago con mucha preparación y amor tanto en mi carrera profesional como deportista.

¿Estás consciente que esos valores que practicas en la abogacía también forman parte de la figura que representas en el ring?
En este caso está íntimamente ligada con la herencia que nos deja mi padre arriba del ring, que es precisamente la del técnico. El que lucha con armas limpias, con su destreza, como a fin de cuentas lo tiene que hacer un abogado. No tienes por qué recurrir a malas artes cuando con las buenas, las que tienes por la ley, puedes encontrar el triunfo y una solución práctica a cualquier problema.



















¿Cómo te sientes por fomentar estos valores en el ring?
Los valores los trae uno desde antes, desde su casa, y yo crecí en un entorno donde mi padre y madre siempre nos enseñaron la rectitud, que el camino más corto no siempre es el mejor, sino el camino duro, difícil, de la preparación y el sacrificio. Ese te va a llevar a mejor fin.
Tanto en derecho como en la lucha libre he aprendido que el camino es el del aprendizaje, entrenar, trabajar constantemente; así los compagino. Y me da mucho gusto que tanto compañeros luchadores sepan que soy abogado como los abogados, si alguno se entera, sepan que soy el Zorro Plateado.

¿Qué otras similitudes puedes encontrar en la lucha libre con tu otra profesión?
El bien y el mal que siempre están en combate. En el derecho siempre hay un coyote, abogadete que quiere saltarse las reglas, quiere pagar, corromper y acomodar las leyes a como les da su gana. En este caso serían los rudos, es su papel en la lucha libre: ir por el triunfo a costa de lo que sea, a sillazos, botellazos o de sangre. Como sea pero ellos quieren ganar. Hay muchos abogados que así son.

En la lucha libre, si el rudo tunde al técnico a sillazos, es la costumbre que el técnico baje a su nivel para hacerlo escarmentar y lo golpee igual…
El derecho te da muchas pautas para aplicárselas al “rudo”. Hay una “contra llave” para abogados corruptos y de forma legal. Sólo hay que estudiar mucho para saber que están haciendo algo truculento, tú la puedes combatir por la vía del derecho. Hay que estar todos los días metido y leyendo para saber que si algo hace mal, tú lo puedes combatir y obtener algo bueno.

Has tenido percances con las porras rudas. La última vez subiste con ellos para encararlos en al Arena Pavillón del Norte, ¿por qué?
El público tiene que entender que la lucha libre es un deporte rudo y el ánimo está subido de tono siempre. Yo rechazo profundamente las porras que únicamente se dedican a ensuciar el deporte. Estoy de acuerdo que apoyen a sus favoritos, sean técnicos o rudos, pero he sentido que los insultos son personales. Ha habido casos con mi familia que está presente, la porra sabe quiénes son y directamente los han insultado.
Otra situación que se ha presentado con ellos es que son exageradamente soeces. En la lucha libre, siempre ha habido maldiciones, mentadas de madre, pero ha sido el espontáneo para la anécdota. Pero ellos se dedican a atacar. Yo subo al ring y ni aún ataco a su luchador preferido cuando ya están gritando cualquier cantidad de insultos. Eso me parece ensucia la lucha libre.

¿Qué causa más trabajo: resolver una rivalidad en la lucha o en el juzgado?
La abogacía es muy difícil porque hay muchos abogados que se apasionan en la defensa de un cliente y se lo toman personal. Traes un asunto y te toca enfrentarte a ellos en un juicio o una audiencia, de repente en la calle no te saludan, se voltean o te insultan.
En el ring luchamos, terminamos y adentro del vestidor nos damos la mano. En los juzgados es diferente porque a veces hay mucho dinero de por medio y eso genera malestar.

junio 26, 2011

PILOTO 2000: UN CAMPEÓN DE CANTERA

Miguel García
Zócalo Saltillo

Foto: Víctor Mendoza-Miguel García-Cortesía

Eduardo interrumpió la charla para tallar sus párpados. Los ojos irritados por el polvillo que suelta la cantera le pican y le han atraído cuando sube al ring las burlas de los rudos, que no lo bajan de borracho, pero sabe que no hay remedio. Las bravatas son parte del folclor en la lucha libre.

No puede dejar el trabajo con el cual solventa su familia y, a veces, se da algunos lujos como comprar sus equipos de lucha. Aunque los efectos secundarios de su segundo oficio resultan más notables. Las cicatrices en la frente, las lesiones que lo acercaron al retiro, son algunas de ellas.

“Mi trayectoria ha sido constante, excepto por una fractura que tuve en mi columna y por la cual estuve a punto de quedar inválido”, recordó. “Me lo diagnosticó el doctor que me parara un rato. Fue a raíz de las luchas y los 12 años como profesional”. Pero regresó a la acción a base de tratamientos. Es una muestra de su convicción para conseguir lo que desea con verdadero fervor.

NO HAY LÍMITES
Con las herramientas y conocimientos que tuvo a la mano, el padre de tres hijos trabajó para cumplir sus planes. Lo hizo, por un lado, en la albañilería, y por el otro, arriba del cuadrilátero. A través de su técnica y valentía, persiguió el éxito para dar una mejor vida a los suyos y satisfacer su amor de la infancia: la lucha libre.

El único conflicto ha sido dar tiempo de calidad a sus dos pasiones sin inclinarse más por una que por otra.

Como Eduardo Encina, se independizó para emprender su negocio de limpieza e instalación de cantera; como Piloto 2000, se convirtió en el primer doble campeón de la Arena Pavillón del Norte. La misma afición lo reconoció como una figura consolidada en el pancracio de casa.

“Siempre trato de superarme”, empezó su relato sentado al filo del ring en la APN después de las siete de la tarde, cuando acabó su jornada en una colonia privada de Saltillo. “He tenido la ambición de superarme en ámbitos personales, a nivel deportivo y económico. Y se me ha dado”.

Esa filosofía es la que busca inculcar a sus hijos tomando de ejemplo su propia historia.
Pero necesita de combustible y lo toma recargando su energía cada semana luego de darse de trompadas y vuelos sin red de protección. En el cuerpo a cuerpo, sea por aire o tierra, no se limita para dar batalla.

“Cuando andas luchando nunca mides el riesgo. Tú te ciegas, haces el todo por el todo, no te importa la vida. Eso te llena el corazón y un aplauso que se oiga, se oye bien bonito dentro”, comentó mientras su hijo pequeño se entretuvo emulando las proezas de su padre en el ring.

Eduardo Encina levantó con sus propias manos una sólida trayectoria de luchador con 23 años como profesional en las arenas saltillenses. Piloto se convirtió en uno de los favoritos, es de los pocos que enciende las pasiones de la afición en el Coso de la Bellavista o la Obreros del Progreso.
Probado en el más alto rendimiento, lidió con estrellas de Triple A, independientes y el CMLL, como Atlantis, Hijo del Santo, Emilio Charles, La Fiera, Scorpion Jr., Octagón, Cibernético y la triada de La Parca, Súper Parca y LA Park.

A PICAR PIEDRA
En la construcción empezó de ayudante, luego fue ascendiendo hasta impulsar su propio negocio. “En la cantera tengo 18 años trabajando y en antaño trabajé como obrero, albañil, y me siento muy orgulloso”, reiteró.

En el pancracio, como la mayoría de los atletas del deporte local, comenzó a entrenar en la Arena Obreros del Progreso a los 16 años al lado de Pandillero, la Saeta y Mulato de Oro. Una vez su mamá lo llevó cuando era niño a la arena Tokio, ubicada en la Guayulera, y ahí le nació el interés por conocer a fondo el deporte de los azotones y catorrazos.

Sin el respaldo de un padre dentro del gremio o el espaldarazo de un promotor, Piloto empezó desde abajo en uno y otro oficio. “Yo también soy una persona humilde, de barrio y quiero que ellos (sus niños) se unan al deporte. Nada es difícil para sobresalir. Son necesarias las ganas y el hambre de ser alguien”, manifestó.

Sabe que la disciplina del encordado forjó su carácter, pese a que nadie lo conocía por no tener sangre de luchador ni formar parte de una dinastía.

Un 26 de marzo de 1988 hizo su debut como el joven aviador enmascarado, cuya tapa perdió ante Príncipe Azul en 1997. “Siempre he sido Piloto”, afirmó. “Yo nunca busqué el nombre. Él llegó a mí. Piloto 2000 se me impuso solo”. Un amigo le cedió la identidad y equipo que tenía preparado. Más tarde, Red Flamer lo peló en la primera de sus cuatro apuestas de cabellera.

AMOR COMPARTIDO
Casado hace 24 años, el padre de familia se ha visto dividido entre el cariño de quienes lo quieren y el remolino de emociones sobre el enlonado. “Quería saber lo que se sentía (la lucha). Es otra vida, es otro amor que te llena igual que una familia”, aclaró.

En esa “pasión rigurosa que aún se le llama oficio”, según la definió Carlos Monsiváis, Piloto 2000 tocó la gloria al ganar dos campeonatos estatales (el welter y de parejas). El primero lo ganó en un triangular ante Latino y Espartaco; el segundo, junto a su aliado Dragón Oriental, frente a Argoz y Águila Oriental.

Con éxitos y derrotas por igual, Piloto reconoció la paciencia y apoyo de su gente. “Mi esposa e hijos me han aguantado bastante… Los descuidé porque era mucho el amor a la lucha libre”, mencionó. “(Pero) se llega el momento en que tu familia te reclama. Es donde te centras”.

De hecho, ambas partes llegaron a un pacto: “Cuando estoy en la casa no se habla de lucha libre y en la arena ahí soy Piloto 2000…”.

Especialista en los saltos al vacío y el juego de cuerdas, las pinzas al cuello, la quebradora y una variante de “La Atlántida” siempre lucen en su colección de castigos. Son artífices de sus triunfos.
“Todo es a base de trabajo y pegarle duro al gimnasio, entrenar, estar constante en esto porque te gusta de corazón”, señaló.

Pero aunque sus dos tesoros en la vida están distantes, Piloto sueña con ver realizado su logro más grande, que su vástago encarne a Piloto 2000 Jr. “Le voy a dejar mi nombre…”, indicó. “Quiero hacer un cimiento para la llegada de mi hijo y dejarle 2 ó 3 escalones más arriba de lo que yo empecé sin nada. Le voy a hacer una escalerita que nunca tuve yo…”.

La única petición para sus hijos es “que estudien, que sean nobles, tampoco les quito ser las personas que son, sus gustos; cada persona es distinta, pero les trato de inculcar el deporte y no pelear en la calle”.
























NUEVO RUMBO
PARA PILOTO
En su negocio de cantera, comentó que varios arquitectos le están abriendo las puertas: “Me han dado la oportunidad de trabajar con ellos; ahí vamos despacito y espero crecer en mi trabajo”.

Por otro lado, en la lucha junto con él hay otro doble campeón de Saltillo, Espartaco, monarca estatal de tríos y Mundial de las Américas. La meta del esteta de azul y plata es retarlo por alguno de sus cintos en alianza con los Zorros Plateados o individualmente por el flamante título arrebatado a Negro Navarro.

“Ahora hay de dónde escoger… pero yo voy por todas las canicas”, externó confiado. Aunque haya mucha gente en medio, no descartó enfrentarlo pronto. “(Los demás) tienen que hacer mucha cola, porque soy doble campeón; qué más méritos para exigirle una oportunidad”, enfatizó.

Con 3 años más en activo, Eduardo no descartó colgar las mallas y sus botas. “Me gustaría quedar en un buen nivel y que me recuerden bonito, como mi familia. No verme paralítico ni fracturado”, reflexionó. “Uno debe saber cuándo retirarse. Esperamos aguantar cuando yo diga hasta aquí y no esperar a las lesiones”.

NUMERALIA
4 veces ha sido rapado. Sus verdugos fueron Espartaco, Espanto, Green Demon.

1988 debutó Piloto 2000 en los encordados de Saltillo para comenzar una carrera llena de éxitos.
18 años tiene Eduardo Encina dentro de la instalación y limpieza de cantera.

23 años ha forjado una carrera de luchador profesional el campeón welter y de parejas del estado de Coahuila.

EL DATO
Príncipe Azul le quitó la máscara en 1997 en Obreros del Progreso porque su second aventó la toalla (Caballo de Fuego, resentido porque le quitó la máscara y lo ha rapado muchas veces).

Sostuvo con Latino una lucha por el Campeonato Mundial de Parejas hace 7 años en la Arena Obreros del Progreso contra Último Guerrero y Rey Bucanero. “Lo perdimos pero disputarlo fue mucho, es algo que te llena bastante”.

Luchar contra El Satánico fue la única vez que tuvo miedo y tembló tan sólo de saber que lo enfrentaría.

Tiene las máscaras y cabelleras de Caballo de Fuego, Príncipe Azul, Sombra Lagunera, entre otros.

FAMILIARES
Esposa: María del Carmen García Nuncio
Hija mayor: Nancy Janeth Encina García
Hija del medio: Valeria Encina García
El más peque: Eduardo Encina García - 11 años de edad

junio 02, 2011

Tiburón Jr. devora Saltillo a topes y serenatas

Miguel García
Zócalo Saltillo
Foto: Gerardo Ávila

“Tiburón, a la vista”, previene la canción que podría anunciar la entrada del gladiador saltillense a la arena. Pero él prefiere oír rock durante su ascenso al ring, aunque también podría escuchar música vernácula. Mariachi y luchador por herencia, Tiburón Jr. provoca por igual romances y moretones.

El perfil del joven guerrero es técnico. El escualo detesta derramar sangre; mejor usa su talento para atrapar a la afición. Sabe que es bueno y no sólo para las tostadas de ceviche.

El Júnior desafió a la naturaleza, cambió su hábitat y desde el cuadrilátero retó la gravedad para atacar a sus rivales con las fauces abiertas. Dando saltos al vacío y serenatas, Tiburón Jr. quiere comerse a Saltillo.

DE ‘CHARALITO’
A TIBURÓN JR.
José Eulalio creció entre dos mundos, únicos para el folclor mexicano; pero ambos fueron vinculados por su padre Max, fundador del mariachi San Juan en Saltillo y primer Tiburón de la familia González Luna.
Desvelado por todo el trabajo del 10 de mayo, con jornada de 24 horas a cuestas, nos narra su historia.

Aunque lo mariachi le viene desde su abuelo, José creció como “El Charalito” desde los 6 años al lado de su papá en la Arena Obreros del Progreso, como la mascota del Escualo mayor, el cual luchó incluso ante la leyenda local, Zorro Plateado, “y con todas las antigüedades”, agregó.
“(El Charalito) era un pescado, no era traje de luchador sino una botarga. Duré 4 años así. Seguí estudiando y no me dio tiempo (para continuar)”, recordó.

Aprendió a tocar instrumentos a los cinco años, sus favoritos son la trompeta y el violín; volvió al ring a los 14 y tiempo después, a los 16, se unió al grupo San Juan para amenizar fiestas. Hoy sigue ahí donde “cada fin de semana es de bodas y 15 años; entre semana es puro enamorado”.
“Empecé a estudiar instrumentos con la vihuela, similar a la guitarra, después me pasé al violín y ahora estoy estudiando trompeta”, añadió.

Además de estos oficios, su progenitor cultivó también el de la costura. El “Depredador marino” practica cada uno de ellos y agregó su marca al legado: es diseñador de máscaras.

—¿Te dedicaste a seguir los pasos de tu padre?Él no me dijo tú vas a hacer esto. (Pero) gracias a mi padre es lo que soy. Él fue mi maestro de mariachi y lucha.

—¿Qué mundo te gusta más?No podría vivir sin el mariachi y no podría dejar la lucha. (El primero) se convirtió en un recurso, a lo que me dedico y con lo que me gano la vida… porque es lo que me da para mis gastos; de ahí saco material de telas, papel, tintas (para sus máscaras). Me dedico también a hacer invitaciones y los trajes de luchas.

NO MUERDE
EL ANZUELO
Su problema ha sido elegir un camino para entregarse de lleno. Sin embargo, le gusta dividir su tiempo en tantas actividades porque identifica en todas ellas un estímulo similar, su combustible para andar.

—¿Qué miras en tu futuro como luchador?Es lo que todos me preguntan si tengo la facilidad de llegarle al público. Cuando me dicen por qué no le tiro a lo grande, les digo que no podría dejar la vida que tengo, rodeada de mariachi, mi familia y todo. Me gusta lo que hago y hasta ahí.

Si me voy a hacer estrella, quiero ser estrella nada más de Saltillo. No me quiero sentir tan importante. Sería muy bonito, me encantaría. Daría lo que fuera por ser un ídolo.
Un ejemplo del esfuerzo necesario es el hecho por Relámpago que viajó a México para ser un protagonista en la empresa Triple A. Pero a sus 21 años, el Escualo menor está conforme con su progreso.

—¿Por qué técnico y no rudo?Me gustan más los aplausos y halagos que las recordadas de madre. Me gusta que digan 'mira sus vuelos, su equipo', no que se fijen en cómo dejé al otro, ensangrentado.















UN MISMO MOTOR:
CARIÑO DE LA GENTE
Su interés es incitar la felicidad en la gente. “En el mariachi, cuando vas y tocas para unos novios enojados; tocas y se contentan. Entonces a través de mí estoy haciendo felices a las personas y, arriba de un ring si le aplicas una llave o un vuelo, emocionas al público", comentó.

Para Tiburón Jr. la descarga de adrenalina se repite, aunque sean tan diferentes, con el mariachi y el ring: “La emoción que siento en la lucha y al subirme a un escenario a cantar, ver que la gente te aplaude y corea la canción, se convierten en un solo sentimiento”.
“Yo lucho para la gente”, enfatizó. “Me decía el Destructor: ‘oye, ¿por qué te traes a toda tu familia?’ Le digo: ‘No, ni mi familia me viene a ver’. Si te entregas a la gente, ella te responde”.

SOBRECARGA LE
TUMBA COLMILLOS
Como si luchar y ser mariachi no fuera suficiente, José trabaja en su taller de costura, en otro grupo musical llamado “Puro Tequila” y aprende serigrafía. “No me siento inútil, sino activo, lleno de vida”, comentó.

—¿No te sientes atosigado por tanta cosa?El diseño de máscaras lo hago llegando del mariachi como a las tres de la mañana, me vengo acostando a las seis. Si no me puedo dormir, veo una tela que tengo y empiezo a cortar y a coser. Se me olvida el tiempo y me quedo dormido de plano en la máquina. Es lo único que he aprendido solo. A base de echar a perder muchos trajes míos, aprendí a hacerlos.

Sin embargo, durante un año Tiburón colgó los colmillos y agallas por semejante carga. “Ya no quería nada porque no me daba abasto, no podía estar en todos lados, me desesperaba. Pero después de tanto tiempo veía la lucha en la tele y sentía la emoción…”, confesó.
“Entonces me dije: ‘Si es lo que me gusta, moriría por estar ahí. Si tengo la oportunidad y lo manejo, qué hago aquí viendo la tele. Mejor vámonos a echar trancazos’”.

—¿Cómo surgió tu afición por diseñar máscaras?También por mi papá. Él se dedica a hacer uniformes para escuelas y trabajos para empresas. Tenía una camisa rota y le decía que me la cosiera y de tanto pedirle, me dijo: “Ven, te voy a enseñar”. De tanto comprar equipos y tanto me enseñó mi papá, que intenté hacer equipos de lucha. Empecé conmigo.

Aseguró que su mejor diseño de tapa ha sido la del Astro Negro y que “a casi todo Saltillo le he hecho una máscara”. Según dijo, “la que más me piden es la de Rey Mysterio. Llegan pidiendo invitaciones a mi casa, ven los diseños y piden el traje, invitaciones, lonas, el paquete completo".

DUALIDAD PROBLEMA
Ser Tiburón Jr. y mariachi no es cosa sencilla. Por ello, cuando los dos oficios se mezclan han llevado a José Eulalio a no guardar la tradición, su identidad, pues acepta que es difícil hacerlo por diferentes circunstancias.

“Una vez me iba a ver luchar todo el grupo (de mariachis)”, contó. “Casi nunca van, yo estaba en el ring y los mariachis me echaban porras. Pero en lugar de gritar Tiburón, decían mi nombre: ¡José, José!”

Debido a las prisas, poco le falta para llevar el moño rojo del mariachi cuando sube al ring. “Voy a la lucha y me cambio de mariachi en el vestidor. Me pongo las botas, el moño, agarro mi instrumento y me voy hecho la cochinilla. Casi siempre es así”, relató.

Una ocasión su conocimiento de costura le salvó de un serio problema. “El 10 de mayo pasado tuve un evento de lucha”, empezó. “En un mortal se quitó el rival y caí arriba del brazo derecho, se me quebró y dije: ¿cómo le hago si es día de mariachi? Corté todo el chaquetín y le puse una manga más grande donde cupiera el yeso. Estaba tocando trompeta y fui a todos los eventos así”.

A su vez, pese a que su máscara del Escualo volador cubre todo su rostro, cuenta que clientes del mariachi San Juan lo han descubierto. “Según yo muy oculto y en la lucha me gritan 'ahí va el mariachi'”.

DEPREDADOR
EN MAR Y AIRE
“Cuidado sirenas, ya ha llegado y está desenfrenado/ Ya llego el tiburón…”, dice la canción del grupo Maná, es su tema de entrada. Tiburón Jr. se la dedica a todos los rudos.

Aprendió a soplar para recurrir al viento y sonar su trompeta en las serenatas. Pero como Tiburón se volvió amo y señor del aire; en cada lance suicida supo gravitar “en cámara lenta” para derribar rufianes y mantener al público al filo de la butaca. Por igual provoca romances y moretones.

José Eulalio sueña algún día ser recordado en Saltillo como un as del aire, un buen mariachi y un mejor Tiburón. “Todos me llaman el pez tiburón, el rey de los mares salados”, se motiva cuando camina rumbo al ring al escuchar su tema de entrada, “El Rey Tiburón”.

mayo 24, 2011

Camino al ring entre dos ídolos


El tumulto es suficiente para echarse atrás, no intentarlo. La gente rodea el vehículo tras la despedida de sus ídolos, les bloquea el paso. Cuando se abre la portezuela del coche, entra el Hijo del Santo, luego yo y al final Blue Demon Jr. Apenas cabemos en la parte trasera del auto.

Con la Catedral de Santiago a nuestras espaldas, partimos de Plaza de Armas hacia la arena y transcurren 11 minutos de trayecto durante el cual Zócalo Saltillo logra la exclusiva.

Los herederos de azul y plata revelan que, al menos en esta generación, le tienen gran respeto al legado de sus padres, al cariño de la gente, como para disputar la apuesta del siglo por la máscara. La gran lucha con la identidad de por medio, no se llevará a cabo, pero ellos han imaginado cómo sería esa “noche triste” para México en el Estadio Azteca.


Siendo sinceros, ¿algún día expondrán su máscara en esa lucha histórica que todo el mundo desea ver?

“Esta lucha la veo difícil de realizarse, porque sería muy triste que cualquiera de los dos perdiera la máscara. Si nuestros padres la conservaron hasta el final, pues conforme pasan los días y pasa el tiempo, pienso que este reto ya es difícil, cada vez creo que es más difícil aunque fuera (perderla) en el ring. Esto sólo lo podrá decir el tiempo”, confiesa el Enmascarado de Plata.

El anhelado combate estelarísimo entre el Demonio Azul y su acérrimo rival, no tendría lugar entre los primeros herederos, aseguran. Sin embargo, han pensado en ese momento y les dolería mucho acabar con alguno de los dos inmortales.

“Definitivamente creo que sería una gran tristeza no nada más para algunos, sino para la lucha libre mexicana el perder uno de los dos grandes íconos de la lucha libre”, añadió.


JAMÁS VISTA, NUNCA ANUNCIADA

Vamos hacia el sur de la ciudad y la plática se torna más cordial. Los gestos por encontrar a un intruso en el automóvil, incluso desaparecen. Como responsables de una gran herencia, sólo se permiten soñar con esa función imponente, de gran cartelera.

El hijo de Guzmán Huerta explica que “si se llegase a dar, híjole, el lugar idóneo sería el Estadio Azteca, que es un lugar donde podría ir mucho público, sería una lucha de locura, algo a nivel mundial sin exagerar. Estoy seguro que estaría lleno de japoneses y mucha gente de los Estados Unidos”.

Por su parte, Blue Demon externó su pesar por dar fin a un legado tan importante y querido por el público mexicano.

“Es muy difícil imaginar algo que es de cierta manera inefable, realmente creo que el Hijo del Santo se ha puesto a pensar, yo lo he hecho, pero sería triste que cualquiera de estos dos símbolos pereciera en una lucha”, reconoce.

“Definitivamente creo que sería una gran tristeza no nada más para algunos, sino para la lucha libre mexicana el perder uno de sus dos grandes íconos”.


Pasamos la Sexta Zona Militar, arribamos a la Arena Pavillón del Norte y aún con la misma gentileza, los ídolos se despiden, toman sus maletas y se disponen a entrar por detrás del coso para iniciar su preparación. La gran noche de lucha libre está por comenzar con su combate súper estrella.

PREGUNTAS RELÁMPAGO
LA WWE, EL SHOW

¿Qué opinión le merece, Santo, la empresa de WWE, cuando en este momento se celebra su Wrestrlemania 26?

Es un espectáculo totalmente diferente a lo que es la lucha libre mexicana. Yo los respeto como luchadores porque finalmente subirse a un ring, merece mi respeto. Pero realmente lo que ellos hacen no llega jamás a compararse con lo que hacemos nosotros en México.

De ahí rescataría, y lamentablemente ya no viven, a Eddy Guerrero, a Chris Benoit y actualmente a Rey Mistero Jr. Ellos han sido los maestros de estos luchadores, que tienen unos físicos impresionantes y una gran personalidad, pero que no tienen la técnica de los mexicanos. Lo que han aprendido es gracias a estos tres luchadores.

Tuve la oportunidad de estar en esta empresa hace algunos años y no me quedé porque hubo diferencias con los contratos, pero creo que hubiera sido una incursión importante.

Si estuviera en ustedes, ¿dejarían a su heredero, a la nueva versión del Santo o Blue Demon, incorporarse a la WWE?

“Yo sí se lo permitiría con la condición de que no se dejase influenciar. Si mi hijo quiere luchar en Estados Unidos, le diría lucha con esta empresa, pero lucha de verdad, como se hace en México y a lo mejor sería algo importante”, señala el Santo.

“Sí lo permitiría. Si mi hijo quisiera, pues la verdad sí lo dejaría, mientras él dignifique su trabajo”, recalca.

Por su parte, Blue Demon afirma que “lo único que le recomendaría (para luchar en WWE), es que no se dejase manipular, que no le impongan estilos ni personalidades camaleónicas. Tendría que ser totalmente él con la instrucción, la técnica y toda la disciplina que él se forjaría aquí”.

Blue Demon, ¿podría existir una alianza entre las empresas de lucha en México para realizar encuentros históricos?

Me encantaría, pero sería como Aldous Huxley haciendo un mundo feliz, sería una utopía.

mayo 21, 2011

Negro Navarro: De sanguinario a predicador



Miguel García
Zócalo Saltillo

El único sobreviviente de aquella tercia que detonó el boom de las triadas entre los años 80’s y 90’s en México, es el incansable Negro Navarro, gladiador aún hoy en activo con 53 años de edad y mentor de los iniciados en el ring según cánones de la vieja escuela.

El último de los extintos Misioneros de la Muerte —que nacieron en un combate tras dejar al borde del infarto por su extrema rudeza al Santo “El Enmascarado de Plata”—, es hoy un predicador del estilo clásico, un nuevo misionero del llaveo al ras de lona.

El Negro lidera una cruzada por rescatar el arte de la lucha libre que se exhibe por el suelo, ese género de “amarres” arriba del ring que, junto a otros maestros del oficio como Solar, han hecho su carta de presentación en cada coliseo.

“Nosotros nos hicimos con la verdadera lucha, la lucha seria, de llave contra llave y de golpes serios, no con las cosas falsas que se ven hoy en día…”, recordó en alusión a su mejor época en la “Cueva de los Independientes”, el Toreo Cuatro Caminos.

“Muchos jóvenes piensan que la lucha es estar volando, que la lucha extrema es romperse lámparas, poner mesas y quedarse ahí diez minutos en lo que llega otro. Y eso se ve muy falso”, recalcó acerca de un deporte con su veracidad en entredicho.


¿BESTIA O BELLO?
MEJOR NEGRO

Un niño que daba grasa y vendía chicles en Aztcapozalco creció entorno de máscaras con valor de tres pesos en la Arena Coliseo, se compró las que pudo, de El Santo a Huracán Ramírez. Antes de entrar al “toppling” (lucha profesional) representó por tres años en lucha olímpica al Deportivo Oceanía de la Ciudad de México desde los cinco años.

Más maduro, se mudó a los Baños “La Providencia” donde entrenó al lado de sus compañeros, sin la guía de maestro alguno. Era un autodidacta en el deporte de las trompadas y azotones.

Cuando empezó sus primeras giras en arenas pequeñas, se presentó como La Bestia o el Bello loco; cuando ingresó a la Comisión de Box y Lucha y al Sindicato de Luchadores, se puso Negro Navarro, Navarro por su madre, y Negro por el color de su piel.


HERALDOS DEL
FIN PLATEADO

Los Misioneros no eran fieros, eran sanguinarios; concluían sus pleitos tintos en sangre para bajar de su pedestal a ídolos como Dr. Wagner, Ángel Blanco o Ray Mendoza. “Era nuestro sistema andar sobre ellos, tumbar cabezas y ganarnos nuestro lugar”, reconoció el Negro.

“Era ‘lucha extrema’ porque había pleitos regios para quitar a personajes del núcleo de élite como Solitario o René Guajardo. Uno tenía que llorar para llegar a esos sitios”, mencionó.

El inicio de sus fechorías ocurrió el 2 de noviembre de 1982, en el Toreo de Cuatro Caminos, con un elenco de lujo. El Perro Aguayo, Texano, Signo y el Negro lucharon contra Huracán Ramírez, Solitario, El Santo y Gori Guerrero.

“Tenemos una lid con ellos donde sale El Santo un poco mal, casi te podría decir que muerto”, recordó. “En ese tiempo nosotros jóvenes, él ya grande, nos queríamos comer el mundo”.

“Fue casi su despedida después de ese encuentro por el hecho de que le retiraron su licencia, ya no podía luchar. Se lo llevaron directo en camilla al hospital”. Tiempo después Héctor Valero, director de la revista “El Halcón”, los bautizó por eso Misioneros de la Muerte, para inspirar el surgimiento de tríos épicos como Los Villanos, Los Brazos o Los Cadetes del Espacio.

—¿Considera usted que esa tercia pudo haber retirado al Santo?

Sí, pero no es ningún elogio, porque si lo hubiéramos agarrado en sus mejores tiempos, a sus 30 años, hubiera sido difícil. Creo que el señor estaba cansado; hay que reconocerlo.

—¿Hubo problemas con la afición?

Hubo algunas asperezas con la gente; nos llevaron a los vestidores. Luego no sé si fue inmadurez mía como profesional o me sentí muy gallo, pero la familia del Santo estaba triste, acongojada, y cuando salí me burlé de ellos. No era admirable.

Pero tuve la oportunidad de disculparme. Me quité un peso de mi corazón, porque sé que obré mal al calor del combate. Lo hablé con el Santito Jr. y me perdonó, incluso me ha llevado a Europa, me debutó en el Toreo como réferi de lucha y llevamos muy buena amistad.


CAMBIO RADICAL:
DE RUDO A PULCRO

Definido como un atleta versátil, trabaja diario su técnica y fuerza en el gimnasio porque la competencia es dura en los carteles de las arenas y sabe de las estrellas con bonita cara, buen físico y aptitudes de baile que ahora venden su imagen en el ring.

Serán estrellas de la televisión, sin embargo, él no los reconoce como luchadores. “Hoy se ganan los lugares por compadrazgo o por darle una botella al promotor”, señaló.

“No entro al juego de los muchachos. Mi trabajo es ser luchador”, aclaró. “Si me avientan una tijera, sé cómo agarrarlos, pero cuando quieren entrar a mi ritmo no pueden… en un momento los aplaco, porque no tienen el recurso ni el conocimiento”. La prueba es para sus rivales.

De lucha volátil, circo y payasada, así se refirió el Negro a la tendencia del pancracio nacional y enfatizó que lucha japonesa desbancó a la mexicana como la mejor del mundo.

“La lucha se está perdiendo, todo se está haciendo aéreo”, resaltó en vista de lo que sucede en el cuadrilátero, donde además se bajan calzones, se baila o insulta a la afición. “No se ve lo que se hacía antes, un buen final, una buena llave… La lucha que realizo con otros compañeros es versátil, de cosas novedosas que la gente no ha visto”.

—¿Cómo se transformó de rudo extremo a un impulsor del estilo pulcro, más técnico?

Esto cambió a raíz de que mis hijos quisieron que yo les enseñara lucha libre. Ellos luchan con el nombre de Los Trauma I y II. Hace seis o siete años a uno lo inscribí en un gimnasio, fui a ver cómo le enseñaban y no me gustó. Pido trabajo en ese gimnasio, me aceptan e inició mi carrera como profesor. Ahí trato de recuperar lo que se está perdiendo.

—¿Para usted qué significa el llaveo al ras de lona?

Todo lo que es la lucha libre, la lucha de verdad. Es un arte.

—¿De qué está compuesto ese tipo de lucha?

De lucha base, que es la lucha olímpica, grecorromana e intercolegial libre; fue lo que yo aprendí en los tres primeros años que estuve dentro del deporte amateur.

No es de maromitas, sino saber agarrar, saber rendir a una persona; desde que lo tome del brazo debe tener un movimiento para rendirlo, llevárselo de suplex o voltearlo para que le cuenten las espaldas planas. Ya después vienen llaves más sofisticadas.

“La lucha libre es un espectáculo, no un circo romano. Se necesita entrenar y saber donde apretar para guiar al compañero. Ahí yo le doy un complemento. Para no sentir ese dolor se va a ir con ese movimiento y yo se lo cambio para guiarlo a otra cosa”, describió.

Otra de las tradiciones que se ha perdido es lanzar dinero al ring. En la lucha, es como levantar el pañuelo en los toros, como cortar rabo y orejas. “Es una forma de reconocimiento de la gente. Se ve muy pocas veces y eso es cuando a la afición la convence uno, está contenta con el trabajo y ve que lo que hacemos es de atletas”, refirió.


RETORNO A BASES,
¿BATALLA PERDIDA?


El Negro alude como origen del desprestigio de la lucha a la poca exigencia del público, los falsos maestros, el pobre desarrollo de prospectos y la labor fácil de los consagrados. Navarro tiene una explicación: todo desemboca en que no saben de lucha porque ya no se practica.

“Es muy difícil convencer a la gente de lo que estamos haciendo porque tienen mucho tiempo viendo otra cosa”, precisó. “Nuestra ventaja es que por lo que sabemos y la seriedad que le damos al deporte, la gente se va metiendo poco a poco”.

El resultado de esas demostraciones de poco respeto al oficio repercute en todo el gremio. “A mí me da mucho coraje que los luchadores de hoy en día sean muy falsos y faltos de disciplina y amor a la lucha libre… Cuando me inicié en la lucha di mi vida y la daría otra vez”, resaltó.

—Se ve su cara sobria cuando le toca luchar contra un exótico u otro extremo, lo evade, se le nota rejego a no entrar en ese tipo de combate, ¿por qué?

Todos tenemos un tipo de lucha y trabajo. El papel del exótico es andar joteando y con sus desplantes, pero yo no entro a su juego porque a mí me enseñaron a ser serio dentro del deporte. Para mí no es un chiste. Yo me preparo todos los días.

En México dicen que la mejor lucha es la mexicana y, para mi gusto, no lo es. Para mí la lucha más fuerte y la mejor es la japonesa. Allá la gente es muy disciplinada; si no entrena, si no van al gimnasio, no son luchadores.



ADIÓS A UN MAESTRO
Con la cabellera de Pepe Casas como su máximo trofeo, Negro Navarro está consciente del deterioro de sus facultades pero alarga su actividad en el ring a diez años más.

“Me dolería retirarme de la lucha libre. Hay otras opciones, quedarme como réferi o profesor, pero no es lo mismo”, aclaró. “Vivir el espectáculo, que le chiflen a uno, que le digan majaderías, no hay nada comparable con estar arriba del ring”.

“He tenido mis lesiones, pero Dios me ayuda”, añadió. “Tengo la fortaleza y la psicología de echarle ganas aunque me duela un hueso. Yo me alquilé para que la gente vea mi espectáculo”.

Si se va a corto o largo plazo, el gladiador experto en las técnicas de sumisión con elegancia, se irá contento con los galardones de sus batallas. Fishman le quebró la quijada, su frente está dividida por las cicatrices, sus bíceps están rotos.

“Mostrar mis oídos, para mí tener las orejas deformes, es un orgullo”, confesó. “Le llaman la oreja de coliflor, es como una medalla. Era requisito tener las orejas así”.

—¿Usted recomendaría como deporte igual que el futbol o beisbol a la lucha libre?

Sí, siempre y cuando les guste. No es un pasatiempo. Es un deporte de verdad, serio, de contacto, van a salir lastimados. Pueden hacerlo como hobby, pero con un buen profesor que los guíe. Muchas veces los profesores de hoy no saben ni rodar y lo que van a hacer es lastimar a los muchachos.